Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
El 9 de junio, tan lejos y tan cerca
El otro día escuchaba como la llamada 'generación z' es más permeable a llevar a cabo conductas de riesgo para su salud, porque sus efectos nocivos se producen con el tiempo y perciben que está lejos de producirse. Esa lejanía es la causa por la cual las cosas dejan de preocuparnos o nos preocupan en menor medida. Me explico: no nos afecta de igual manera los efectos que un fenómeno extremo pueda provocar en India, en el sur de Francia o en nuestro municipio. La emocionalidad e interés aumenta en las personas a medida que el acontecimiento se desarrolla más cerca de sus vidas.
Y esto es más o menos lo que sucede con la percepción que se tiene de las instituciones públicas. El interés y conocimiento que la ciudadanía tiene de ellas es directamente proporcional a su cercanía y esto se traduce en una mayor participación en los comicios para elegir a sus gobernantes. Es por tanto habitual, ver cómo el electorado se vuelca en las elecciones para elegir a su alcalde o alcaldesa, pero se vuelve más apática cuando se trata de elegir un Parlamento cuya sede está a más de 1.000 kilómetros.
Pero esa lejanía se acorta cuando lo que se decide en ese Parlamento (el europeo) son políticas en materias que afectan a nuestras vidas como es el cambio climático. Y es que el próximo Parlamento que salga elegido este 9 de junio será el último con capacidad real para desarrollar políticas capaces de mitigar los perores efectos de la crisis climática, las sequías o los fenómenos meteorológicos extremos.
Que olas de calor, inundaciones o incendios afecten a nuestro día a día pone de manifiesto la necesidad de políticas para luchar contra el cambio climático y de medidas para mitigar los efectos de éste. El calentamiento global ya no es aquel oso polar que veíamos flotar a la deriva sobre un cascote de hielo en la Antártida, a miles de kilómetros; el cambio climático lo padecemos todas.
Y digo todas porque nuestro continente (el europeo) es el que más rápido se calienta y el número de muertes relacionadas con las altas temperaturas se ha incrementado un 30% en lo que llevamos de siglo y según la revista científica 'Nature', el 63% de esas personas fallecidas en 2022 fueron mujeres. Pero si lo queremos ver de más cerca, España es el segundo país de Europa con mayor número de muertes atribuibles al calor y en las cuales además del género, la clase social es también un factor determinante: la inseguridad alimentaria se ceba con las familias con menos recursos y las zonas más pobres son las más afectadas por incendios.
El cambio climático es una realidad que tenemos encima y es necesario que la Unión Europea siga liderando políticas climáticas y que se aborden soluciones consensuadas para protegernos de los riesgos que el clima tiene para la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas. Porque hay que recordar que, según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la inacción climática viola los derechos humanos de los ciudadanos, pero en mayor medida el de las ciudadanas, y por eso es vital que el 9 de junio, votemos las europeas, porque no hay ni más tiempo ni más distancia que recorrer.
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