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Derechos y riesgos, también en el entorno digital

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Ya podemos afirmar que prácticamente todas nuestras acciones tienen un reflejo en el mundo virtual, aunque en ocasiones ni siquiera seamos conscientes de ello. El impacto de la tecnología en nuestra vida es innegable y, por extensión, las aplicaciones, los móviles y las redes sociales han pasado ya a formar parte del día a día de las nuevas generaciones. Las experiencias vitales se han extendido al mundo online y ha llegado la hora de, con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en la mano, poner el foco de los derechos de la infancia y la adolescencia también en el entorno digital. 

Porque el 96,8% de los y las jóvenes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en Euskadi dispone de móvil con conexión a Internet. Porque el 62,5% tiene más de un perfil en una misma red social, siendo un hecho excepcional no estar presente en las redes. Porque 4 de cada 10 adolescentes se conectan para evitar la soledad. Porque el 21,1% se conecta a partir de las doce de la noche. Los datos del último informe de UNICEF en Euskadi 'Impacto de la tecnología en la adolescencia' dejan en evidencia que las llamadas TRIC (las Tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación) han venido para quedarse.

Cierto es que en los últimos tiempos, y especialmente tras la pandemia de la COVID-19, se ha apreciado un aumento exponencial de las competencias digitales entre niños, niñas y adolescentes, que acceden a mayores oportunidades y desarrollan capacidades clave para un mundo ya totalmente digitalizado. Sin embargo, sería un error dejar de lado la exposición a algunos riesgos que todo ello conlleva: el sexting, el chantaje, el acceso a contenidos inadecuados para su edad, el contacto con personas desconocidas, el ciberacoso, el mal uso de los videojuegos o el juego online también están presentes en la red y conforman esa esfera digital que en la actualidad nos acompaña 24/7. 

Uno de cada diez adolescentes de entre 11 y 18 años ha recibido una proposición sexual en Internet por parte de un adulto. Dos de cada diez podría estar siendo víctima de ciberacoso. Más de un 60% juega a juegos no aptos para su edad. El 4,5% ha entrado alguna vez en la 'dark web'. Y un 3,9% de los y las estudiantes de ESO reconocen haber jugado o apostado dinero online alguna vez. Prácticas que hacen que nos retorzamos en la silla mientras leemos las preocupantes cifras, pero que indudablemente forman parte del entorno digital y que debemos atajar.

Por todo ello, desde UNICEF trabajamos para impulsar, informar y educar en un uso responsable, respetuoso, crítico y creativo de la red. En este Día Internacional de Internet Segura queremos poner sobre la mesa la cara, pero también la cruz, de la esfera online, de ese mundo de las pantallas al que cada vez acceden a edades más tempranas, siendo los 11 años la edad media en que tienen su primer móvil. La información sesgada, con estereotipos de género, discriminatoria, racista, violenta, pornográfica, de explotación y que usa un discurso de odio, así como narrativas falsas, información errónea y desinformación, también están presentes en la red. La tecnología es una gran aliada de la infancia y la adolescencia, con oportunidades; y riesgos.  

No parece fácil garantizar el uso seguro de la tecnología y una buena higiene digital. Desde luego, necesita de la implicación de diversos ámbitos. Por un lado, es importante que las familias y personas del ámbito de la educación sean los y las mayores 'influencers' de los niños, niñas y adolescentes en su uso de la tecnología, que puedan ofrecerles las herramientas, pautas y acompañamiento necesario para manejarse en Internet, que sean el espejo en el que mirarse. Si la infancia y la adolescencia está informada y cuenta con las herramientas necesarias para actuar, tendrá mayores posibilidades de comprender los riesgos, informar sobre situaciones de abuso y buscar ayuda cuando la necesiten. Sin olvidar que las instituciones concreten medidas para proteger, educar y promocionar los derechos del entorno digital y que la industria tecnológica garantice esa protección a través de servicios, contenidos, permisos y contratos que promuevan su bienestar digital. Se trata de un puzle en el que todas las piezas deben encajar, una maquinaria cuyo engranaje debe cuadrar a la perfección, yendo de la mano hacia un mundo online con menos riesgos.

Las tasas de adicciones o usos problemáticos de la red encontradas en el último estudio de UNICEF, así como el escaso nivel de supervisión ejercido en los hogares de los niños, niñas y adolescentes encuestados, deben alertarnos sobre las interferencias que las tecnologías pueden implicar en el día a día y en su desarrollo personal. 

Hagamos un mayor esfuerzo por promocionar una buena higiene digital.

Ya podemos afirmar que prácticamente todas nuestras acciones tienen un reflejo en el mundo virtual, aunque en ocasiones ni siquiera seamos conscientes de ello. El impacto de la tecnología en nuestra vida es innegable y, por extensión, las aplicaciones, los móviles y las redes sociales han pasado ya a formar parte del día a día de las nuevas generaciones. Las experiencias vitales se han extendido al mundo online y ha llegado la hora de, con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en la mano, poner el foco de los derechos de la infancia y la adolescencia también en el entorno digital. 

Porque el 96,8% de los y las jóvenes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en Euskadi dispone de móvil con conexión a Internet. Porque el 62,5% tiene más de un perfil en una misma red social, siendo un hecho excepcional no estar presente en las redes. Porque 4 de cada 10 adolescentes se conectan para evitar la soledad. Porque el 21,1% se conecta a partir de las doce de la noche. Los datos del último informe de UNICEF en Euskadi 'Impacto de la tecnología en la adolescencia' dejan en evidencia que las llamadas TRIC (las Tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación) han venido para quedarse.