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Encrucijada en Podemos Ahal dugu
Nuevamente estamos ante un proceso interno para elegir el proyecto y la próxima dirección de Podemos Ahal dugu en Euskadi. Un proceso que antes de iniciarse habría requerido de un balance previo que permitiera contrastar proyectos en base a lo realizado hasta ahora y plantear propuestas claras y coherentes de cara al futuro.
Más allá de los debates entre corrientes, en Podemos Ahal Dugu nos hayamos en este momento en una encrucijada, en un momento delicado en el que nos toca elegir entre dos opciones que van a determinar nuestro proyecto y nuestro futuro:
1) intentar ocupar la centralidad del tablero con el PNV o PSOE y pelearnos por su espacio, pareciéndonos a ellos, pero diciendo que somos nuevos o gestionamos mejor (candidaturas Guztiok Bat y Denontzat).
2) O, por el contrario, plantearnos construir nuevas mayorías sociales plurales y mestizas -mestizas en lo identitario y plurales en cuanto a necesidad de cauces de participación real- (candidatura Zurekin Martxan).
Nuestra opción es claramente la segunda porque solo así vemos posible construir alternativas reales a lo ya existente. Por ello apostamos por una organización radicalmente democrática, formada y paciente. Con un discurso coherente y radical políticamente, y una práctica radical, organizativamente. Coherencia y radicalidad como medio y como objetivo. Y coherencia democrática basada en la convicción de que en Podemos Ahal Dugu no sobra nadie, salvo quien venga o haya venido a trepar o perpetuarse en el puesto como meta personal o colectiva. Para eso ya existen otros partidos. Muchos otros. Para eso no hace falta Podemos.
Sí hace falta, en cambio, gente sincera, comprometida, activista, honrada, responsable... Y coherencia, nuevamente coherencia a la hora de tomar decisiones políticas y asumir los errores. Errores que hicieron que muchas personas que estaban marcharan desilusionadas; otras, que nunca vinieran. Recuperar a unas y convencer a las otras es básico y fundamental. Pero vamos por mal camino.
En este sentido, las últimas elecciones al Congreso y al Parlamento Vascos y los discursos y movimientos posteriores han dejado muchas cosas claras y en evidencia.
Así, por un lado, el famoso “tic-tac” (ya olvidado) del que tanto se hablaba no se ha producido, no ha habido construcción de mayoría a nivel estatal ni autonómico, y eso ha desilusionado a muchas personas que creyeron posible desbancar en unos días al régimen desde un planteamiento básicamente electoral y populista.
Por otro, se ha demostrado que no hay atajos para la construcción de mayorías realmente alternativas. ¡Ojalá fuera tan sencillo! Parafraseando a Pablo Iglesias, el cielo no sabemos si se asaltará por consenso, pero lo que sí sabemos es que no nacimos para asaltar cielos sino para romper con el régimen. Y para ello los consensos son necesarios y urgentes para construir mayorías de cambio real.
No obstante, es innegable que el discurso radicalmente anti corrupción que hablaba de fuera la casta y de anteponer los intereses de la mayoría social por encima de los intereses privados de una minoría oligárquica y corrupta, tuvo el respaldo de millones de personas.
Y eso es importante, especialmente en Euskadi, donde se ha visto que existe una mayoría social considerable que no quiere partidos del régimen, aunque no siempre se haya sentido representada, ilusionada o conforme con las distintas opciones electorales existentes en el territorio.
Por otra parte, la moderación tampoco parece la solución. En este sentido, los resultados de las elecciones al Parlamento Vasco son prueba de ello. Una campaña tremendamente moderada, suave y pusilánime nos situó en apenas unos meses en tercera fuerza electoral en la elecciones autonómicas tras haber sido la formación más votada en Euskadi en las generales. De primera a tercera fuerza en unos pocos meses.
Esta tibieza en el discurso unido a un modelo organizativo que no ha conseguido evitar la desilusión creciente de las bases y el abandono de los círculos de militantes valiosos, ha sido y sigue siendo un impedimento para impulsar desde dentro a fuera la construcción de una mayoría social alternativa.
La actual dirección, “heredera” de la dimisión más o menos forzada de la anterior, nació mal y siguió peor, pues nació con muchos de sus actuales máximos dirigentes dando por buena una situación provisional y “técnica” para usarla en su favor: utilizar la gestora para poner los resortes del aparato a su servicio y presentarse a las elecciones al Consejo Ciudadano Autonómico (CCA) para ganarlo (lo que dio lugar a denuncias sobre la limpieza del proceso de votación, que si bien no pudieron demostrarse, sí llevaron al cese del entonces secretario de organización estatal, Sergio Pascual) .
No seremos nosotras quienes defendamos a la primera dirección de Podemos Ahal dugu y su conocida puesta en escena del Arriaga, en un momento además especialmente delicado como eran las cercanas elecciones generales; pero no nos gustó ni nos pareció adecuado la forma en que se conformó la gestora, decidida desde estatal como trampolín mediático organizativo e intervencionista de unas personas en concreto. Se demostró entones una falta de ética y un desconocimiento evidente del sentir real de las bases y de la falta de arraigo territorial de algunas de dichas personas. Cuestiones estas importantes a tener en cuenta a la hora de “mirar adelante”.
Ante este panorama, la nueva dirección entrante va a tener una labor ímproba: articular un discurso y modelo organizativo capaz de recuperar la ilusión y la fuerza del Podemos originario. Y este discurso y este modelo es el que presentamos en Zurekin Martxan, porque creemos que frente a la moderación en modo de “abstención” hay apostar por la construcción de mayorías radicalmente alternativas al régimen establecido. Y, este régimen en Euskadi significa, sobre todo, EAJ/PNV.
Sin embargo, esto no significa que nos situemos sistemáticamente en contra de todo lo que diga o haga el PNV, pero sí que rechazamos políticas que no redundan en beneficio real de la ciudadanía. Por eso abogamos por las enmiendas a la totalidad de los presupuestos forales y autonómicos como denuncia y rechazo de unos presupuestos continuistas y antisociales. Y por ello denunciamos en su momento la abstención por parte de algunos miembros del Grupo Podemos en las Juntas Generales de Araba, de los presupuestos de la Diputación, a cambio de unas migajas y en contra de la opinión de la mayoría de los círculos de Araba y del propio programa electoral de Podemos en las elecciones forales. Abstención que tuvo el amparo y beneplácito de la dirección de Podemos Euskadi y que provocó al tiempo, una crisis institucional importante en el grupo.
De esa decisión, la de abstenerse, no sabemos si se ha hecho balance de los resultados. ¿Redundó en un beneficio real y directo en la población la abstención en los presupuestos? ¿En qué? Nadie de quienes decidieron la abstención desde arriba y contra lo opinión de la mayoría de los círculos de Araba se ha molestado en hacerlo.
En este contexto, estamos en un momento crítico que requiere de un cambio radical.
Por una parte, urge recuperar el discurso de “mover ficha”, ese discurso que decía que no somos “clase política”, que hablaba de transparencia, de superar la resignación y convertir el pesimismo en optimismo. Urge remar en la misma dirección y no caer en provocaciones ni trampas.
Por otra, frente a la tendencia a convertirnos en un partido más, nuestro proyecto pasa por la construcción de red humilde, paciente y desde abajo, que haga un llamamiento a otras fuerzas políticas a romper con el régimen y a construir mayorías, poder popular, espacios políticos alternativos y transformadores pueblo a pueblo, con paciencia y con estrategia clara y colectiva. Para eso necesitamos consolidar herramientas materiales al servicio de esa construcción, formación para la participación y participación para sumar.
Hace falta más inteligencia colectiva y radicalidad política, compromisos y no discursos vacíos ni egos; más poner los pies en el suelo y menos el grito en el cielo.
Hace falta un Podemos horizontal, un podemos en movimiento y rupturista, que beba de las bases, que se construye en clave colectiva de abajo arriba, permeable y simbiótico con los movimientos sociales. Un Podemos antagónico al Podemos aparato como fin en sí mismo, al institucionalista, al de la verticalidad en la toma de decisiones y en el modo de organizarse. Un Podemos que se mueva para crear mayorías alternativas y que no cambia de chaqueta ni de listas para perpetuarse. Un Podemos que busque desplazar a la casta vasca de los ayuntamientos, Diputaciones e instituciones autonómicas.
Porque nacimos para dar la pelea al PNV y quienes colaboran de una forma u otra con ellos. No a ser muletas del régimen. Pero debemos hacerlo con inteligencia y con ilusión, esperanza y tesón. Es la única forma de ganarles. Para eso vinimos. Para eso seguimos, por eso somos Zurekin Martxan.
El Podemos en movimiento, rupturista y de futuro.
*Firman el artículo: Neskutz Rodríguez (Bizkaia), Ixone Rekalde (Gipuzkoa) y Gorka Tortosa (Araba)Neskutz Rodríguez (Bizkaia), Ixone Rekalde (Gipuzkoa) y Gorka Tortosa (Araba)
Nuevamente estamos ante un proceso interno para elegir el proyecto y la próxima dirección de Podemos Ahal dugu en Euskadi. Un proceso que antes de iniciarse habría requerido de un balance previo que permitiera contrastar proyectos en base a lo realizado hasta ahora y plantear propuestas claras y coherentes de cara al futuro.
Más allá de los debates entre corrientes, en Podemos Ahal Dugu nos hayamos en este momento en una encrucijada, en un momento delicado en el que nos toca elegir entre dos opciones que van a determinar nuestro proyecto y nuestro futuro: