Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
La libertad de expresión nos pone a prueba
Se nos llena la boca hablando de libertad de expresión como derecho fundamental y humano que es y pretendemos amparar bajo este concepto las faltas de respeto, las ofensas, los insultos hacia aquellos que piensan de otra manera. Totalmente paradójico. Reivindicamos el “todo vale” y nos olvidamos que el derecho a la libertad de expresión va unido al derecho a la libertad de opinión, según el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice así: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Remarco, no ser molestado a causa de sus opiniones. Algunos de los ejemplos que hemos visto últimamente que reclamaban libertad de expresión no eran mas que un conjunto de barbaridades ofensivas y despreciativas, intimidatorias y amenazantes cuyo objetivo no es otro que el de ofender y herir los sentimientos de alguien que pensaba y opinaba diferente. Cuando comunicamos, sea del modo que sea, deberíamos preguntarnos ¿qué quiero lograr con ello? ¿demostrar que tengo total libertad y no tengo miedo a nadie y puedo hacer lo que quiera? ¿o quiero llegar a la gente y crear puentes? como decía Khalid Albaih, caricaturista musulmán, en su entrevista a la BBC.
Y es que llevamos años hablando de crisis económica, crisis financiera, crisis de mercados, etc. y de las tremendas consecuencias que éstas están provocando en nuestra sociedad. Sin embargo, olvidamos mencionar el origen de todo ello, la clave sobre la cual, trabajando, podríamos, con seguridad, haber evitado gran parte del problema y el que es, sin duda alguna, el elemento clave para salir con éxito de la coyuntura actual: la crisis de valores. Y respeto , amigos y amigas, es uno de los grandes valores olvidados en nuestra sociedad, dejando huérfano el derecho a la libertad de expresión.
Los modelos actuales ya no funcionan, pero arrastramos una enorme inercia de inconformismo y comodidad que son los enemigos claros a la adaptación al cambio necesario en estos momentos. Como decía Charles Darwin, no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.
Si lo trasladamos al mundo empresarial, la empresa hace a la persona cuando debiera ser al revés. Sus líderes deberían inculcar unos valores que dotasen de una identidad propia a la compañía, siendo éstos transmitidos a todas las personas de la organización y sintiéndolos como suyos. Ese es el futuro, que las personas podamos decidir trabajar aquí o allí en función de los principios y de la visión que la empresa transmite a todos sus empleados y el bienestar social que aporta. Por ejemplo, cuando pensamos en cómo nos gustaría que fuese nuestro jefe o compañero de trabajo, las primeras cosas que nos vienen a la cabeza serían seguramente actitudes que poco tienen que ver con el conocimiento.
La educación tiene un papel fundamental en todo esto. Debemos volver al estudio de las humanidades. Ciencias, Matemáticas, Innovación, Tecnología etc. sí, pero sin dejar de lado lo que nos diferencia como personas y nos hace únicos; todos los valores que en un futuro marcarán nuestro rumbo.
Sabemos que todos los cambios relevantes en la historia no se han producido de un día para otro. Esto es una carrera a medio y largo plazo y por ello desde los colegios y universidades debemos trabajar para que las próximas generaciones accedan a la empresa con unos valores ya interiorizados y sean capaces no sólo de mantenerlos sino también de transmitirlos.
Se nos llena la boca hablando de libertad de expresión como derecho fundamental y humano que es y pretendemos amparar bajo este concepto las faltas de respeto, las ofensas, los insultos hacia aquellos que piensan de otra manera. Totalmente paradójico. Reivindicamos el “todo vale” y nos olvidamos que el derecho a la libertad de expresión va unido al derecho a la libertad de opinión, según el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice así: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Remarco, no ser molestado a causa de sus opiniones. Algunos de los ejemplos que hemos visto últimamente que reclamaban libertad de expresión no eran mas que un conjunto de barbaridades ofensivas y despreciativas, intimidatorias y amenazantes cuyo objetivo no es otro que el de ofender y herir los sentimientos de alguien que pensaba y opinaba diferente. Cuando comunicamos, sea del modo que sea, deberíamos preguntarnos ¿qué quiero lograr con ello? ¿demostrar que tengo total libertad y no tengo miedo a nadie y puedo hacer lo que quiera? ¿o quiero llegar a la gente y crear puentes? como decía Khalid Albaih, caricaturista musulmán, en su entrevista a la BBC.