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No tengo miedo

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Según el estudio “Violencia de género y mujeres mayores en la Comunidad Autónoma de Euskadi: visibilizando una vulnerabilidad opaca”, una de cada cuatro mujeres mayores de 65 años ha sufrido o sufre violencia machista. 67.600 mujeres, de las cuales 16.450 siguen sufriéndola. Y lo peor, es que ellas mismas han normalizado esa violencia en su día a día.

Es necesario romper con ese pensamiento. Tanto ellas como el resto de la ciudadanía. Sobre todo, el resto. Impasible por desconocimiento, por miedo o por conformismo, hace de ese día a día algo más que insoportable para ellas… Reaccionemos y hagamos de esa situación inadmisible, deleznable, una razón para alzar la voz y actuar.

La violencia machista es el indicador más grave de la desigualdad entre hombres y mujeres. Es una vulneración de los derechos humanos gravísima, que ningún Gobierno ni ninguna sociedad avanzada puede ni debe tolerar. El 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia Machista, es una buena oportunidad para que toda la ciudadanía, mujeres y hombres, instituciones, asociaciones y colectivos sociales, nos unamos para enfrentar este grave problema social.

Desde 2003 en el Estado español han muerto más de 1.300 mujeres a consecuencia de esta violencia. Más de 50, en Euskadi. ¿Puede alguien todavía negar la existencia de la violencia machista? Un dato más para la reflexión: más de 5.500 mujeres en Euskadi precisan hoy protección. ¿Puede alguien mirar hacia otro lado?

Esta semana, desde el Gobierno vasco hemos reiterado, a través de una declaración institucional, nuestro firme compromiso de seguir trabajando de forma coordinada con otras instituciones, pero siempre con el respaldo de la sociedad vasca para eliminar cualquier atisbo de violencia hacia las mujeres y también hacia sus hijas e hijos. Con valentía, las mujeres vamos poco a poco perdiendo el miedo y la vergüenza para denunciar cualquier tipo de violencia que sufrimos. Y todo ello en una sociedad, la actual, cada vez más sensibilizada y que sin un ápice de duda apoya de manera incondicional a las víctimas en el camino para superar la situación que viven y buscar algo tan sencillo como vivir una vida libre de violencias.

Está claro que avanzamos, pero el problema persiste y solo podrá remitir en la medida en que se avance en igualdad. Porque si algo sabemos es que no estamos hablando de acciones individuales sino de la terrible consecuencia de las desigualdades que vivimos en esta sociedad. Así queda constancia en la nueva “Ley para la Igualdad de Mujeres y Hombres y Vidas Libres de Violencia Machista contra las Mujeres” (Ley 1/2022, de 3 de marzo) donde se aborda la violencia machista contra las mujeres como una manifestación de la desigualdad y una forma de discriminación.

Es por ello que desde el Gobierno vasco trabajamos y trabajaremos para que la igualdad incida de manera transversal en todas sus políticas, planes y acciones, como lo demuestran los más de 20 millones de euros que desde el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales se invertirán el próximo año en la lucha contra la violencia machista. Ya están identificadas las áreas estratégicas en las que las políticas de igualdad incidirán de manera más notable. Entre ellas, la transversalidad en todas las políticas públicas; el empoderamiento de las mujeres; la construcción de una sociedad que visibilice, valore y comparta los trabajos de cuidados; la disminución de la feminización de los cuidados y por consiguiente de la pobreza; y la implicación de los hombres en la igualdad real. En definitiva, la construcción de una vida libre de violencia contra las mujeres.

Y, para incidir en la idea de una vida libre de violencia contra las mujeres, es necesario hacer llegar el mensaje a la juventud y así poder contar con las personas que desarrollarán políticas, estrategias y acciones en clave de igualdad real. Por ello, este 2023 hemos querido centrar el mensaje en la juventud. Debemos propiciar que se inicien en su sexualidad de una manera sana y que no sea la pornografía la única forma de relacionarse con el sexo. Debemos insistir en la idea de que la educación es la clave para construir relaciones sanas, para prevenir la violencia, para tener unas relaciones sexuales libres y elegidas.

En el servicio telefónico del 900 840 111 que atiende a las víctimas de violencia machista hemos detectado un notable incremento de la violencia sexual hacia las mujeres, tanto en el entorno de la pareja o expareja como fuera de él. En 2018 hubo 310 llamadas relacionadas con la violencia sexual y en 2023 son 497; 365 de ellas, por casos dados en el ámbito de la pareja o expareja.

La realidad es que la mayoría de las agresiones sexuales se producen en un marco de confianza y cercanía, tales como la pareja, la familia, las amistades o el entorno laboral. En esta situación, las víctimas se sienten culpables, solas y vulnerables. Suelen tener miedo a verbalizarlo y, mucho más a denunciarlo. Existe temor al juicio penal, pero también al social por las relaciones de parentesco o de amistad implicadas o por las jerarquías laborales que pueden hacer peligrar sus puestos de trabajo. Por todo ello, debemos de seguir ayudando a las mujeres a que pierdan el miedo a expresarse libremente y puedan denunciar las situaciones que vulneren su libertad.

Estamos. Aquí y ahí. Donde ellas nos necesiten. Debemos ayudarlas a contar y denunciar. Más sensibilización, más concienciación, más recursos y menos silencio. Esto es lo que pretendemos. Las llamadas al 900 840 111 arropan, ayudan y empoderan a las mujeres víctimas. Trabajemos codo con codo para que ellas puedan decirles a sus agresores: “Mi miedo era tu poder; ahora no tengo miedo y tú no tienes poder”.

Según el estudio “Violencia de género y mujeres mayores en la Comunidad Autónoma de Euskadi: visibilizando una vulnerabilidad opaca”, una de cada cuatro mujeres mayores de 65 años ha sufrido o sufre violencia machista. 67.600 mujeres, de las cuales 16.450 siguen sufriéndola. Y lo peor, es que ellas mismas han normalizado esa violencia en su día a día.

Es necesario romper con ese pensamiento. Tanto ellas como el resto de la ciudadanía. Sobre todo, el resto. Impasible por desconocimiento, por miedo o por conformismo, hace de ese día a día algo más que insoportable para ellas… Reaccionemos y hagamos de esa situación inadmisible, deleznable, una razón para alzar la voz y actuar.