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PP contra PNV: Sembrar dudas sin pruebas puede ser un delito
La libertad de expresión tiene unos límites que dependiendo de quién los cruza (y de quién la juzga) puede llegar a ser un delito o quedarse en agua de borrajas.
-Tú eres un corrupto.
-Y, tú, un nazi.
-Tú aplaudes la liberación de un preso de ETA.
-Y tú homenajeas a la legión Cóndor que bombardeó Gernika.
Pero, se olvida y aquí no ha pasado nada. Aunque, en ocasiones, algunos terminan en el banquillo de los acusados. Pero, ya digo, depende.
Como en tantos otros asuntos, los políticos juegan con ventaja en la liga de las palabras. Para ellos, el margen de actuación es mucho más amplio. Así lo acaba de recordar el fiscal superior de Justicia del País Vasco, Juan Calparsoro, en relación con la diatriba de Javier Maroto, el alcalde de Vitoria del PP, contra los inmigrantes magrebíes.
Quizá sea ese bajo nivel de exigencia penal lo que facilita que haya responsables públicos que usen tan a la ligera palabras y expresiones que en otras circunstancias constituirían un delito contra el honor por calumnias o injurias. Claro que también podría ser que ante la falta de argumentos y datos –como ocurre en la vida misma- se inclinen por zanjar el tema con insultos o términos inadecuados (cuando no mal usados).
Tras el descubrimiento del Mariano Rajoy hombre por Angela Merkel en Santiago de Compostela, y su deseo de que sea él quien ahora conozca Templin, su pueblo natal, pocas noticias políticas han alcanzado este verano tal grado de sorpresa como las veladas acusaciones del PP al PNV por corrupción y financiación ilegal del partido.
El PP vasco viene caminando en las últimas semanas por un puente levantado sobre aguas turbulentas. Porque a falta de pruebas, sus sospechas son el único aval. Y, ello resulta peligroso. Además, de una irresponsabilidad política. Y lo es porque una ‘sospecha’ –término usado por Borja Sémper, presidente de la formación en Gipuzkoa y portavoz del grupo en el Parlamento vasco, no sirve para proferir una acusación tan grave.
Un joven Sémper ingresó en el PP en un tiempo en el que la pertenencia a ese partido le situaba en la diana de ETA. Pero, él siempre fue prudente –y extremadamente educado- en sus expresiones. Llama ahora la atención su atrevimiento de pedir al PNV que convoque una rueda de prensa para dar explicaciones ante las “sospechas” de cómo ha financiado sus 200 batzokis.
¿Desde cuando hay que demostrar la inocencia? ¿No es al revés?
Y, claro, Arantza Quiroga, presidenta de los populares vascos, aprovecha la ausencia de respuesta para prender más fuego a la hoguera. Que antes era una sospecha, pues ahora es “sintomático” que el PNV calle. Asombroso y más aún este afán por poner en boca de la “ciudadanía” sus propios intereses.
Porque dice Quiroga que la “ciudadanía” quiere saber cómo ha financiado el PNV sus 200 sedes. Y, eso, de momento, es una falacia. La ciudadanía lo que quiere es trabajo, paz y vivir bien. En todo caso, la tan nombrada ciudadanía exigirá datos y pruebas. Y, si es pertinente, que se trasladen las preguntas al Parlamento Vasco.
¿Por qué no acude el PP a los tribunales? Porque no tiene pruebas. Y, ¿qué quiere, que las aporte el PNV?
Debería ser innecesario, pero conviene resaltar ¡los periodistas también nos defendemos de las sospechas! que criticar las malas prácticas del PP no significa apostar por la inocencia del PNV ni del PSE-EE, ni de Bildu, que da igual en este caso. Solo quiere decir que no se pueden lanzar flechas al aire para comprobar si la suerte aleatoria permite acertar en alguna diana.
Sembrar dudas sin pruebas puede ser un delito. Y, más grave si cabe cuando se usa el púlpito político de esta manera.
Seguramente, son solo palabras que para un político significan poco en la guerra sucia de los votos. Y, si el PNV demanda al PP, como alguno de sus ‘burukides’ ha anunciado –habrá que ver si lo hace-, cumplirá con su obligación. Es más, políticamente, sería recomendable que lo hiciera.
En este arco de entrada al ataque político más directo llama poderosamente la atención que sea el PP el que hable de corrupción, pida explicaciones y exija transparencia. ¡Como si fuera el adalid de la buena conducta! El partido de Sémper y Quiroga tiene a una docena de cargos en prisión condenados por distintas causas de corrupción.
¿Se les habrá olvidado el ‘caso Gürtel’? 20 excargos del PP (entre 45 imputados de ese partido) se sentarán en el banquillo de los acusados cuando se inicie el primer juicio. Entre ellos, el extesorero y exsenador Luis Bárcenas.
Tampoco deben recordar la corrupción urbanística, malversación de fondos, que en un caso llegó a desviarse a clubes de alterne y acoso a menores por parte de uno de un concejal. Y en cuanto a la transparencia… Probablemente, se refieren a las cuentas del PP o a las habituales pasmosas declaraciones del Gobierno de España llenas de luz.
Se ve que los políticos están hechos de otra pasta. Nada tiene que ver con ellos. Siempre son los otros. Los políticos deben hablar con la máxima responsabilidad por la proyección y efecto que tienen sus palabras. Pero, prefieren ignorarlo. Seguramente porque han oído que el fin justifica los medios.
Si les preguntas, la mayoría te responderá que son palabras de Maquiavelo. Pero, se atribuyen al filósofo alemán Hermman Busenbaum que escribió en latín: cuando el fin es lícito, también lo son los medios. Que, viene a ser lo mismo. Pero, a ellos, esto les dará igual.
La libertad de expresión tiene unos límites que dependiendo de quién los cruza (y de quién la juzga) puede llegar a ser un delito o quedarse en agua de borrajas.
-Tú eres un corrupto.