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Las vacunas como bien universal

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Si a estas alturas algo hemos podido aprender es que la pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema económico y político en el que vivimos, es decir del capitalismo sin límite. La interdependencia de todas las personas que vivimos en el planeta y de éste con la especie humana se ha puesto de manifiesto de la forma más clara y abrupta posible. Más allá del origen del virus y de la diferente afectación del mismo, no por su vertiente epidemiológica sino por los condicionantes sociales, es verdad que ha puesto de manifiesto la importancia de la investigación y la colaboración a nivel mundial en este reto que es común al conjunto de la humanidad. 

Cientos de equipos de investigación trabajan en todo el mundo en vacunas y otros medicamentos para tratar la enfermedad y sus variantes. Algunas de esas investigaciones han dado lugar a vacunas que se están distribuyendo entre la población siendo las más destacadas las vacunas generadas por Pfizer, AstraZeneca y Moderna que ese están distribuyendo, no sin problemas, en la UE. Además en estos momentos se están inoculando la desarrollada en Rusia de Sputnik V, que parece que llegará en breve a la UE a pesar de la Comisión Europea, y la china de Sinopharm. Además de estas en España el CSIC lucha, con la ausencia previa de medios en contra, por avanzar en su propia vacuna.

Y, por supuesto, Cuba, país que sigue bloqueado por EEUU, ya está en la Fase III de sus vacunas Soberana 2 y Abdalá, que tras inocularlas a toda su población serán puestas a disposición de los países en vías de desarrollo. 

Al contrario que la vacuna cubana más de la mitad de las vacunas desarrolladas en la UE y EEUU solo se están distribuyendo en poco más de una decena de países ricos y que se cuentan por unos pocos miles las vacunas que han llegado por ejemplo a África. Por supuesto, Rusia y China están aprovechando su capacidad productiva para dejar en evidencia la insolidaridad del viejo continente y su aliado estadounidense.  

Hay que señalar que la inmensa mayoría de estos proyectos están financiados por los presupuestos públicos, independientemente de la titularidad del laboratorio. Esto es una muestra más de la importancia de la inversión pública en sanidad, investigación y desarrollo y de la necesidad de repensar el modelo de patentes que deberían de estar al servicio del interés común y no de la cuenta de resultados de determinadas empresas. 

No obstante, en estos primeros meses de distribución de las primeras vacunas nos estamos encontrando con problemas por parte de varios laboratorios que son difícilmente controlables por la opacidad en los contratos firmados entre éstos y la Comisión Europea. Hay sospechas, más que fundadas, de que parte de la producción se esté destinando hacia países que estarían pagando más por las vacunas.

Vamos todos en el mismo barco, suelen decirnos. Pero en este barco planetario hay muchas clases aunque esta vez o nos vacunamos todas o el esfuerzo será en vano

Pero si esto ya sería grave somos conscientes, como decíamos anteriormente, de que la distribución de la vacuna a nivel mundial no va a ser equitativa si no cambian algunas lógicas imperantes en el comercio internacional. Por ello hay que incrementar todos los esfuerzos para que esta pandemia mundial se resuelva con una respuesta global, extraordinaria y movilizando todos los recursos existentes para toda la humanidad independientemente del nivel de ingresos del país y de cada persona. 

Por eso desde las fuerzas que integramos el Partido de la Izquierda Europea y el Grupo de la Izquierda en el Parlamento Europeo, llevamos semanas impulsando la campaña #Right2Cure que busca el apoyo del acceso gratuito y universal a una vacuna contra la COVID-19 y la liberalización de las patentes de las vacunas, al menos en este tiempo de pandemia. Por razones éticas y de salud pública, por motivos de eficiencia y porque hay que garantizar el retorno a lo público de la inmensa contribución pública que ese ha hecho a la investigación farmacéutica. 

Este jueves, en formato de Proposición No de Ley, en el Parlamento Vasco se debatió una iniciativa de Elkarrekin Podemos – Izquierda Unida que buscaba la implicación del Gobierno vasco, del Gobierno de España y de la Comisión Europea en esa necesidad, cada día más imperiosa, de que la Organización Mundial del Comercio considere las vacunas como un bien universal de acceso libre y seguro. 

Sabemos que es un tema complejo pero también nos dijeron que el Pacto de Estabilidad de la UE y la regla de gasto eran intocables y ahí están suspendidos, aunque sea de forma temporal. 

Aunque hubo acuerdo en algunas partes de la iniciativa, otras se quedaron fuera. La solidaridad de nuestros gobiernos generalmente se entiende como la vieja caridad disfrazada de modernidad. Es fundamental ir a la raíz del problema, la propiedad privada y el lucro en un producto, las vacunas, que deberían de tener el único fin de salvar vida independientemente del país en la que el azar te haya colocado al nacer. En ese sentido seguiremos trabajando desde la izquierda.

Por eso, y sabiendo que solo son parches, en nuestra iniciativa europea aterrizada en Euskadi proponemos, y así se aprobó, que a la vez que se trabaja en la liberalización de las patentes hay que incrementar los esfuerzos públicos en el libre acceso a las vacunas. Es necesario que el Gobierno vasco y el Gobierno de España incrementes sus contribuciones al Fondo COVAX y el trabajo en materia de cooperación al desarrollo sanitaria. 

Vamos todos en el mismo barco, suelen decirnos. Pero en este barco planetario hay muchas clases aunque esta vez o nos vacunamos todas o el esfuerzo será en vano. Nunca es tarde para rectificar y considerar las vacunas un bien universal. 

Si a estas alturas algo hemos podido aprender es que la pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del sistema económico y político en el que vivimos, es decir del capitalismo sin límite. La interdependencia de todas las personas que vivimos en el planeta y de éste con la especie humana se ha puesto de manifiesto de la forma más clara y abrupta posible. Más allá del origen del virus y de la diferente afectación del mismo, no por su vertiente epidemiológica sino por los condicionantes sociales, es verdad que ha puesto de manifiesto la importancia de la investigación y la colaboración a nivel mundial en este reto que es común al conjunto de la humanidad. 

Cientos de equipos de investigación trabajan en todo el mundo en vacunas y otros medicamentos para tratar la enfermedad y sus variantes. Algunas de esas investigaciones han dado lugar a vacunas que se están distribuyendo entre la población siendo las más destacadas las vacunas generadas por Pfizer, AstraZeneca y Moderna que ese están distribuyendo, no sin problemas, en la UE. Además en estos momentos se están inoculando la desarrollada en Rusia de Sputnik V, que parece que llegará en breve a la UE a pesar de la Comisión Europea, y la china de Sinopharm. Además de estas en España el CSIC lucha, con la ausencia previa de medios en contra, por avanzar en su propia vacuna.