Cabacas: Seis claves de la muerte que aireó las carencias de la Ertzaintza y tras la que nunca disparó otra pelota de goma

Este lunes, el Tribunal Supremo ha notificado una resolución del 30 de diciembre que ratifica en su integridad la sentencia de la Audiencia Provincial de Bizkaia sobre la muerte de Íñigo Cabacas, al que golpeó una pelota de goma disparada por la Ertzaintza en una carga policial ocurrida en 2012. Ni revisa al alza las penas como demandaban los recursos de la familia de la víctima ni lo hace a la baja como quería el único ertzaina condenado. Así, el caso se cierra con una condena de dos años de prisión -que habitualmente suelen quedar suspendidos si no hay antecedentes- y cuatro de inhabilitación para el agente con más galones en aquel operativo pero sin la concreción de quién fue el autor material y quiénes los responsables de que, como recoge la sentencia, la Policía vasca realizara una “deficiente” planificación previa y, sobre todo, una igualmente “deficiente” investigación interna posterior.

1 - El resumen de los hechos

El Jueves Santo de 2012, tras un partido europeo del Athletic en el viejo San Mamés, la Ertzaintza movilizó a unidades de Seguridad Ciudadana (los antidisturbios de Brigada Móvil no intervinieron en ningún momento, ya que estaban en el estadio) para que se desplegaran en un callejón de la calle de María Díaz de Haro ante llamadas que alertaban de incidentes e incluso de un grupo de “cabezas rapadas” que luego nunca aparecieron. El impacto de una pelota de goma de las que allí se lanzaron durante tres minutos mató a Cabacas, aunque en un primer momento algunos sindicatos policiales lo pusieron en duda. Dispararon más agentes que los que lo admitieron y que los que fueron juzgados, pero no ha sido posible hallar al autor material. En el callejón había una 'herriko taberna', sede social de la izquierda abertzale, lo que ha dotado de un cariz también político al asunto. La abogada de la familia ha sido Jone Goirizelaia, histórica dirigente abertzale y que fue candidata a alcaldesa de Bilbao por EH Bildu en 2019.

Se puede leer aquí una reconstrucción detallada de todo el operativo policial.

2 - Cinco acusados, un condenado

Se sentaron en el banquillo el oficial con número profesional 3389, el agente con más galones en aquella intervención en la zona de María Díaz de Haro y ahora condenado, y los suboficiales 5351 y 1283, al mando de dos de las furgonetas (cada una de ellas de seis agentes) que fueron movilizadas. Los otros tres son agentes que empuñaron escopeta aquella noche y que, en la investigación interna llevada a cabo por la Ertzaintza, admitieron haber usado pelotas de goma: 15248, 11066 y 10216. Tienen en común que vestían de rojo, cuando el resto de actuantes iban de azul. Hay testigos -policiales y civiles- que vieron disparar a uniformados con ese color. El Supremo no ha revisado los hechos que llevaron a la exoneración de toda responsabilidad de los cinco absueltos en primera instancia. Sobre el condenado, el alto tribunal deja claro que “habría bastado para evitar el fallecimiento de Cabacas [...] que el recurrente hubiera ordenado no cargar ante la improcedencia de hacerlo”.

3 - Un operativo con lagunas

Fallaron los protocolos porque se intervino con pelotas de goma en un callejón estrecho y casi sin escapatoria cuando la situación no revestía la gravedad para emplear ese tipo de munición que técnicamente es “no letal” pero ha demostrado que sí lo es (alcanza hasta 360 kilómetros por hora). Fallaron cuando se siguió interviniendo a pesar de que había gente pidiendo ayuda para el entonces herido. La distancia probable de los disparos fue de “25-28 metros”, según los peritajes de la Policía Nacional, algo que solamente se puede hacer un posición “suave” de las escopetas lanzapelotas y no queda claro que así fuera. “Me sentí como si nos estuvieran fusilando”, contaba una testigo malagueña. Sus “¡No disparéis, no disparéis!” no sirvieron de nada. Los agentes lo oyeron, pero no hicieron caso. “Unas jóvenes subidas en unas jardineras levantaban las manos y gritaban que parasen los disparos”, admitió una agente no imputada, que vestía de azul, dando credibilidad a esta versión.

4 - Sin pruebas porque no se recogieron pruebas

Y falló también la investigación posterior. Falló porque nunca se hizo una revisión de las armas que se emplearon y de las pelotas que se arrojaron, lo que habría permitido identificar a los que dispararon y, eventualmente, hallar al autor material. Sin ese análisis, es imposible saber a qué velocidad estaban configuradas las armas. Informes posteriores han demostrado que el material llevaba años sin ser revisado y que había cartuchos en mal estado. El comisario de Bilbao en aquel momento era Jorge Aldekoa, a quien meses después la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia (PNV), promocionó a jefe de la Ertzaintza. Lo hizo en dos ocasiones tras un primer ascenso que fue revocado. En 2018, tras conocerse la sentencia de primera instancia, Aldekoa se marchó. El consejero de Interior en el momento de los hechos era el socialista Rodolfo Ares y su 'número dos' Miguel Buen. Una semana después de los hechos, en el Parlamento, Ares pidió perdón a la familia pero fuentes de aquel equipo reconocen que estuvieron a punto de defender políticamente como versión oficial que no se habían disparado pelotas de goma, que es una tesis que defendían algunos mandos.

5 - ¿Y la investigación judicial?

El Supremo sostiene que la investigación judicial no ha podido ir más allá por el “lastre” que supuso la falta de diligencia de la Ertzaintza. “En modo alguno, desde la perspectiva judicial, cabe hablar de investigación insuficiente (basta leer el relato de hechos probados y la valoración de la extensa prueba practicada), sino parcialmente fallida, aunque ciertamente con el origen del lastre del comportamiento inicial de los agentes de la Ertzaintza”, se puede leer en el fallo, que responde también a los recursos de Goirizelaia remarcando que “los padres del fallecido han sido parte” del proceso y que “se ha celebrado un juicio para depuración de la responsabilidad criminal con seis acusados”. La familia Cabacas se ha mostrado igual de quejosa en este sentido. La instructora fue la magistrada de Bilbao Ana Torres.  

6 - Una nueva Policía desde entonces

Que el operativo de Cabacas mostró las carencias de la Ertzaintza quedó admitido implícitamente con los cambios que se introdujeron a raíz de los hechos. Coincidió también con el final de ETA y de la 'kale borroka', pero la Policía actual poco tiene que ver con la que fue enviada en 2012 a María Díaz de Haro. Para empezar, se limitó la actuación en materia de orden público de los equipos de Seguridad Ciudadana para dejarlo exclusivamente en manos de la Brigada Móvil. Y, sobre todo, nunca más se ha vuelto a lanzar una pelota de goma. No, no están prohibidas, pero se prima otro lanzador aparentemente menos lesivo con proyectiles viscolásticos. Además, ahora los agentes llevan números de identificación visibles en sus intervenciones, hay planes para grabar todos los operativos y se destinan más efectivos en cada actuación para minimizar la necesidad de emplear la contundencia.

(+1) - Una anécdota

Ni la Audiencia de Bizkaia ni el Tribunal Supremo han sido capaces de corregir que se dé como “hecho probado” que el Athletic ganara el partido contra el Schalke 04 alemán tras el cual se produjo la carga policial que acabó con la vida de Cabacas. El partido quedó 2-2, como consta en la página oficial de la UEFA. Eso sí, el empate le bastó al club rojiblanco para pasar de fase en la competición.

elDiario.es/Euskadi

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