Llega el verano y con él se desata el enfrentamiento por el cierre de camas hospitalarias. Una bronca que ya viene siendo habitual los últimos años. Mientras Osakidetza asegura que el descenso de actividad aconseja estos cierres para optimizar los servicios, los sindicatos le replican que “la enfermedad no toma vacaciones y los pacientes han de ser atendidos con independencia del calendario”. En esta ocasión ha sido el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) el que ha denunciado el cierre durante este verano de 400 camas en los hospitales de Osakidetza, lo que, a su juicio, “devalúa la calidad asistencial de los pacientes”.
Según el SAE, tras esta decisión “se esconde la falta de contrataciones para sustituir a los profesionales que están de descanso”. El sindicato exige “una política de contrataciones y sustituciones adecuada a las necesidades reales y no a las que desde los despachos de administración creen que existen”.
El Hospital Universitario Donostia de San Sebastián cerrará este verano un total de 252 camas en distintas plantas y unidades; en el de Alto Deba se cerrarán 24 camas; el de Bajo Deba cerrará durante el mes de agosto la unidad de Medicina Interna y en el Hospital Bidasoa se cerrará también una unidad entera y más de una decena de camas en distintas unidades. Mientras, el Hospital Universitario de Álava también cerrará más de 100 camas entre la sede de Santiago y la de Txagorritxu; el de Cruces 201 camas en distintas plantas y unidades; el de Galdakao 84 y el de Basurto 170.
Se trata de “una distribución de camas cerradas que permitirá a Osakidetza reducir las contrataciones y la calidad”, ha censurado el SAE. Las críticas de esta central se unen a las recurrentes de ELA y del Sindicato de Enfermería de Euskadi, que todos los veranos advierten contra este cierre y las consecuencias que a veces conlleva, como la saturación de los servicios de urgencia de algunos hospitales.