Cinco rectores lideran un manifiesto con 1.600 firmas contra la violencia en la Universidad pública vasca

La rectora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Eva Ferreira y los últimos cuatro rectores, Nekane Balluerka (2017-2021), Iñaki Goirizelaia (2008-2017), Juan Ignacio Pérez (2004-2008) y Manuel Montero (2000-2004) lideran un manifiesto firmado por más de 1.600 personas que forman parte del rectorado, el decanato, profesorado y alumnado “en defensa de la Universidad pública” y para denunciar los “repetidos ataques a la convivencia pacífica, mediante agresiones verbales y físicas, insultos y amenazas a personas, destrozos de equipamientos y de instalaciones” que están viviendo.

“Estos ataques a la convivencia pacífica han sido liderados por grupos minoritarios, formados por estudiantes universitarios y por personas ajenas a la universidad. Ejemplos tristes de estos ataques se han sucedido en el Vicerrectorado del Campus de Álava, en la Facultad de Letras, en la Facultad de Informática, en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología, en la Facultad de Ciencia y Tecnología, y en el Vicerrectorado del Campus de Gipuzkoa. En ellos ha habido insultos, amenazas, lanzamiento de pintura a objetos y personas, deterioro del patrimonio público, e intimidación a quienes no satisfacen sus peticiones”, denuncia el manifiesto.

El escrito hace referencia, entre otros sucesos, al ocurrido el pasado 28 de febrero, cuando tuvo lugar una protesta de estudiantes liderada por la organización Ikasle Abertzaleak contra las “trabas” que la Universidad supuestamente había puesto para la celebración del encuentro Herri Unibertsitatea, que iba a tener lugar los días 28 y 29 de febrero en campus de Vitoria y en el que debatirían sobre cuestiones como la eliminación de la presencia policial en el recinto universitario, el fin de las prácticas no remuneradas, la “Universidad gratuita como derecho”, el cambio climático o la situación en Palestina. A modo de protesta, los jóvenes se encerraron sin autorización en la Universidad con la intención de pasar la noche dentro. Cerca de las 23.00 agentes de la Ertzaintza los desalojaron sin que se produjeran detenciones. Fuentes del Departamento de Seguridad aseguraron que el desalojo se realizó sin incidentes, pese a que los propios alumnos grabaron en vídeo la actuación que describen como “violenta”.

“Parece que la razón para estos desmanes es no aceptar ni compartir las reglas de convivencia que rigen en la Universidad. Obviamente, estas medidas pueden ser criticadas. Pero, obviamente también, la crítica, derivada de la libertad de expresión, debe hacerse respetando la libertad de expresión de los demás. Las agresiones, los insultos y la intimidación provocan o intentan provocar que las personas víctimas de esos comportamientos se callen. Pretenden silenciar la discrepancia y eliminar así el debate y la convivencia. Algunas actuaciones dañan, además, la integridad de nuestro patrimonio, que debe ser repuesto utilizando dinero público, dinero que procede de nuestros impuestos, que no es ilimitado y que, por tanto, dejará de ser destinado a otros fines. En definitiva, estos comportamientos atentan contra los derechos de personas, contra los bienes públicos y contra el prestigio de nuestra universidad pública”, prosigue el escrito.

Según detalla, hace unos meses la Universidad ha aprobado “por unanimidad” tanto el Reglamento de Convivencia, “que promueve el entendimiento, la convivencia pacífica y el pleno respeto a los valores democráticos, los derechos fundamentales y las libertades públicas en el ámbito de la UPV/EHU, favoreciendo la libertad de expresión y la eliminación de toda forma de violencia”, como el primer Código Ético de nuestra universidad pública. “En este, se apela a ejercer la libertad de expresión desde el respeto, es decir, con tolerancia y consideración hacia todas las personas (con sus diferentes ideas, creencias, perspectivas y maneras de relacionarse y de cooperar), evitando que se haga daño físico o anímico. Así, los únicos límites para la libertad de expresión son que esta se ejerza haciendo un uso responsable de las instalaciones y con la prohibición expresa del uso de la violencia física, psicológica o verbal en cualquier circunstancia, prohibición que se extiende al acoso y la discriminación. En definitiva, el único límite al ejercicio de la libertad de expresión es la libertad de expresión de las demás personas. Es un orgullo que estos valores sean defendidos de forma generalizada por nuestra comunidad universitaria”, reconoce.

El manifiesto finaliza condenando los actos que han tenido lugar en la Universidad, que los describe como “profundamente antiuniversitarios”. “Todo esto es absolutamente inaceptable y esta declaración debe servir para dejar claro que no nos callamos ante las agresiones. Queremos que todas las personas que trabajan o estudian en la Universidad se sientan cómodas y seguras en ella, que puedan expresarse y dialogar libremente, y que dejen expresarse también a las demás. Defendemos los espacios públicos universitarios como espacios de libertad, espacios de disfrute, espacios sin miedo, espacios de todas y de todos. Compartimos y lamentamos el dolor de las personas que han sido víctimas de unos comportamientos que condenamos sin paliativos, porque son profundamente antiuniversitarios. Nuestra solidaridad con estas personas es también una repulsa enérgica ante cualquier acto de violencia, sea física, psicológica o verbal”, concluye.

elDiario.es/Euskadi

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