Que hubo una generación de niñas y jóvenes a las que el crimen de Alcàsser y, sobre todo, el tratamiento mediático que se hizo de lo que ocurrió supuso un antes y un después es un hecho. Aquellos padres a los que se les informó en directo y por separado de que el cuerpo de su hija asesinada había aparecido para que, delante de varias cámaras se fundieran emocionados en un abrazo o aquella cuarta amiga, que de no haber estado enferma es posible que hubiera acompañado a Desirée Hernández, Miriam García y Antonia Gómez la noche en la que fueron violadas, torturadas y asesinadas y a la que se le pregunta en un programa de televisión “¿Cuántas veces has pensado que podías haber sido tú?”, generaron un fuerte impacto en la sociedad española.
“Cada generación de mujeres tiene un relato mediático y social que hace que tenga el terror sexual en el cuerpo. Para las jóvenes nacidas en los 80 fue el crimen de Alcàsser, pero es algo que lleva ocurriendo desde hace siglos e incluso milenios. Ahí está el caso de Jack el Destripador en 1888, que fue aleccionador, un aviso a aquellas mujeres que utilizaban el espacio público por la noche. Cuando las mujeres empiezan a tener libertad irrumpe el relato del miedo, del terror sexual”, ha explicado la investigadora Nerea Barjola en su conferencia 'Los feminicidios y las violencias sexuales como relatos políticos de disciplinamiento y control: el caso Alcàsser y la construcción del terror y el peligro sexual', que ha sido la encargada de inaugurar el III Congreso de Periodismo Feminista organizado por Pikara Magazine en Bilbao.
Según ha detallado Barjola, que recoge estas ideas en su libro 'Microfisica sexista del poder', a lo largo de la historia los medios de comunicación han ido recogiendo un relato de que la violencia sexual “ocurre porque ocurre” y “puede pasar todo el rato”. “Nos llaman locas por estar todo el día pensando que nos van a atacar, pero constantemente estamos recibiendo mensajes en los que nos alertan de que no podemos volver a casa solas, ni borrachas, porque beber puede hacer que no controlemos. Así, consiguen que nos controlemos, no salgamos hasta tarde solas e incluso pensemos qué ropa vestir para salir a la calle y, cuando ocurre una agresión sexual nos avisan de qué debemos hacer para que no nos ocurra a nosotras”, ha reconocido.
En el crimen de Alcasser fue el autostop, pero puede ser el alcohol, la noche o la forma de vestir. Convierten a nuestros cuerpos dóciles por un lado, mientras que por el otro justifican la violencia sexual
“Hacen que haya una diferenciación entre lo que les pasa a las mujeres que se portan bien y a las que se portan mal, toman el espacio público y hacen suya la noche. Ahí entra en juego lo que se denomina como elemento transgresor, que son esas cosas que hacemos y no deberíamos. En el crimen de Alcàsser fue el autostop, pero puede ser el alcohol, la noche o la forma de vestir. Convierten a nuestros cuerpos dóciles por un lado, mientras que por el otro justifican la violencia sexual y crean una impunidad alrededor del agresor, muchas veces difuminando su imagen”, ha aseverado la investigadora.
Con el paso de los años, según ha recalcado Barjola, estos relatos han seguido fuertemente impregnados en la sociedad de manera que a día de hoy se reproducen en redes sociales como TikTok e Instagram, donde jóvenes advierten a las mujeres de cómo deben ser si quieren ser valoradas. Ejemplo de ello es un joven tiktoker que asegura que si una mujer “cada finde sale de fiesta y se enrolla con dos o tres con 30 años va a estar sola porque pierde todo su valor”.
“Por mucho que sigan con este tipo de discursos no podemos reducir nuestros derechos de tránsito ni de libertad sexual. Tampoco nos deberían valer las campañas de acompañamiento de mujeres en fiestas o vernos con la necesidad de salir siempre acompañadas. Mientras nos sigan protegiendo, nos están desprotegiendo. No me protejas, el miedo debe cambiar de bando, estamos aquí y tenemos autodefensa feminista”, ha concluido la investigadora, que ha subrayado que la frase 'el miedo debe cambiar de bando' no va “de venganza ni de atacar a los hombres como nos han atacado a nosotras, porque no hay planeta para devolver lo que nos han hecho”, sino de entender que la calle, la noche y la vida “también nos pertenecen”.
A lo largo del miércoles y el jueves se reunirán cerca de 15 ponentes y más de 120 personas asistentes en el III Congreso de Periodismo Feminista que será presencial, en Bilborock y online. Tras la primera jornada, el segundo día comenzará con la conferencia ‘Las tensiones entre prensa feminista y femenina’ impartida por Nerea Pérez de las Heras. “Ella tiene experiencia en los mal llamados medios de mujeres, con afán de desprestigiarlos. Son aquellos que tratan sobre moda o cotilleos y en muchas ocasiones son fuertemente criticados, mientras que, por ejemplo, la prensa deportiva, consumida habitualmente por los hombres y alimentada muchas veces por bulos o noticias falsas cuenta con cierto prestigio. Analizaremos eso y debatiremos”, detalla una de las organizadoras del evento y coordinadora de Pikara Magazine, Mª Ángeles Fernández.
Mientras nos sigan protegiendo, nos están desprotegiendo. No me protejas, el miedo debe cambiar de bando, estamos aquí y tenemos autodefensa feminista
Después de esa conferencia tendrá lugar una de las novedades del congreso, una mesa sobre periodismo de salud y el feminismo de la mano de las periodistas Sara Plaza y Belén Remacha junto con la activista y comunicadora Quinndy Akeju. “Con la pandemia nos dimos cuenta de que era un tema que habíamos trabajado muy poco y está de plena actualidad, por lo que contaremos con profesionales de la información sobre la salud para que nos cuenten a través de una mirada distinta lo que es trabajar en ello”, explica la periodista.
Por último, el congreso se centrará en el uso de diferentes formatos y narrativas de la mano de las periodistas Lucía Mbomío y Berta Gómez Santo Tomás, en las que abordarán, entre otras cuestiones, el odio que reciben las periodistas en las redes sociales. Y la guinda del pastel llegará al final con un monólogo de Irantzu Varela sobre si es posible hacer periodismo feminista. Este último acto estará abierto al público, que podrá adquirir las entradas a parte tanto online como en el momento de la actuación.