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David Gil, entrenador ayudante en el Baskonia y escritor: “Los valores del deporte están en el patio del colegio”

David Gil, en la presentación del libro 'Haz que tus días cuenten', junto a Belén Fernández, de Nimbo Ediciones

Rubén Pereda

Vitoria —

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“El baloncesto es más que un juego”. Es la frase que inaugura 'Haz que tus días cuenten', el libro del entrenador David Gil (Vitoria, 1978), que desde su intensa afición a ese deporte y una vida entera dedicada a él, recopila una serie de reflexiones y experiencias que aspira a que ayuden al lector a ser un poco más brillante en su manera de exponerse a los demás y de afrontar cada día. Gil, que durante dos décadas ha sido una de las pocas piezas inmutables del banquillo del Baskonia mientra a su alrededor entraban y salían entrenadores y jugadores, ha tenido siempre predilección por la psicología y, pese a no haberse decantado finalmente por esa rama de las ciencias para sus estudios, sí que la ha seguido con interés. Y eso ha querido plasmarlo sobre el papel.

Gil, que ya había publicado antes y que también ha hecho sus pinitos como compositor, ha lanzado este año 'Haz que tus días cuenten' de la mano de Nimbo Ediciones. Para él, el baloncesto lo ha sido absolutamente todo. “Desde muy pequeño, he estado siempre relacionado con el baloncesto. Siempre ha habido afición en casa y me ha gustado mucho jugar, siempre he querido pertenecer a equipos, desde muy pequeño, y la manera de hacerme un poco más protagonista ha sido como entrenador”, explica. “Mi estatura tampoco era la adecuada para ser un buen jugador. Una manera de seguir o de crecer en este deporte es la opción de ser entrenador”, asegura, para luego recalcar que su formación en esa faceta comenzó a la temprana edad de 17 años. “Desde entonces no he parado. Ahora tengo 48 años y el baloncesto lo ha sido todo”, apostilla, tres décadas después de dar aquellos primeros pasos.

El libro, sin embargo, no está dirigido a entendidos de la canasta. No es un libro de baloncesto, asevera, de hecho, su autor. “Es un libro de experiencias que conectan mucho con la vida educacional”, asegura Gil, que, ante las opciones que se le iban ya presentando de joven en el mundo del baloncesto, decidió dejar a un lado la psicología y estudiar magisterio, pues, más allá de que encajaba mejor con sus exigencias de horarios, creía también que conectaba con las aptitudes que iban a requerírsele: llegar a la gente y exponerse al público. El libro, que ha manado de la suma de varios artículos que iba publicando en su blog personal, teje conexiones entre el deporte y el resto de la vida.

“¿Qué es lo que más he hecho? Baloncesto. ¿Qué es lo que más he disfrutado y leído? Baloncesto. Cuando me aburría, jugaba a baloncesto He querido conectar todo lo que pasa en el baloncesto con cosas que te pasan en la vida. Cualquier adversidad, cualquier situación buena, negativa o de aprendizaje la he intentado transferir y trasladar del baloncesto a la vida”, reflexiona Gil. Pero también al revés: opina Gil que, si bien los valores del deporte y la toma de decisiones, la iniciativa y la creatividad que requiere hacen que sea más fácil transferir de la cancha de baloncesto a la vida y al ámbito laboral, también hay ocasiones en las que la dirección puede ser la contraria. “Puede que suceda algo en una relación de amistad o de pareja y que pienses: qué aprendizaje me he llevado, y eso lo transfieras a la dirección de grupo”, abunda.

El entrenador vitoriano lleva años sumergido en las dinámicas del baloncesto profesional. En Vitoria, en el banquillo del Baskonia, ha sido la mano derecha de una larga sucesión de primeros entrenadores. De esa experiencia ha surgido también una forma de entender el deporte que traza una gruesa línea entre los verdaderos valores del deporte y lo que se plasma una vez se torna profesional. “Hablando de los valores que tiene el deporte, tenemos que recurrir a los que tiene en el patio, en los colegios y entre la gente joven. Ahí está el verdadero deporte, y desde ahí podemos administrar el desarrollo profesional”, considera. Y todo esto choca, según su forma de ver las cosas, con lo que representa el deporte profesional. “'Deporte' y 'profesional' son dos palabras que van unidas porque las unimos nosotros, pero el deporte profesional quizá haya que denominarlo de otra manera. Aparecen los resultados como una parte básica de supervivencia, de seguir subsistiendo en las competiciones. Tiene valores, pero aparece con fuerza el factor resultado, que limita esos valores que se forman desde muy pequeños en el patio del colegio”, zanja.

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