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Denuncian deshidratación, errores en la medicación y falta de material en una residencia concertada de Álava

La residencia Arabarren de Vitoria

Rubén Pereda

Vitoria —

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Hasta tres familias de ancianos de la residencia Arabarren de Vitoria, de titularidad pública aunque concertada con el Grupo Mondragon, han elevado recientemente varias quejas por el trato que se les brinda en las instalaciones. Según ha adelantado este lunes la Cadena Ser, a la falta de material básico como pañales se sumarían también errores en la administración de los medicamentos, problemas de deshidratación de los ancianos en las fechas más cálidas del verano y accidentes por el mal uso de las barreras de protección en las camas. La Diputación acota la llegada de estas quejas a hace “no más de diez días” y asegura que, además de concertar ya citas con las familias para abordar los problemas, se está trabajando para hacer un seguimiento de lo que ha sucedido y está sucediendo. Habrá además, aseguran desde la institución, una inspección extraordinaria para poder contrastar los hechos.

La residencia, sita en el barrio de Lakua, cuenta con veinticinco plazas públicas, si bien el servicio lo gestiona de manera privada una cooperativa participada por el Grupo Mondragon. IMQ, explican desde la Diputación, también tiene una participación mínima, aunque acotada a asuntos de asesoramiento. Una de las tres familias, asegura la Diputación, elevó quejas por las ratios y la falta de personal, y ya se le atendió. De las otras dos familias habrían llegado el resto de quejas por el cuidado que se les brinda a los ancianos residentes. Zaintza Araba, asociación de apoyo a personas dependientes de la provincia, achaca parte del problema al hecho de que “un porcentaje muy alto de la plantilla” no es profesional. Denuncian, además, que hay prevista una reducción del número de auxiliares, de tal manera que quedarán tan solo dos, en vez de tres, por cada veinticinco residentes.

Entre los problemas que se habrían registrado en el centro, apuntan a la aparición de hematomas y heridas de origen desconocido, a comentarios despectivos e irrespetuosos hacia los ancianos, a errores en la administración de la medicación, a desaparición de prendas y a noches con hasta 29 grados en la habitación. “Vendieron Arabarren como un hotel de lujo y la situación que se está viviendo en esta residencia se parece más al guion de una película de terror que al día a día de un centro residencial”, se quejan.

La Diputación recalca que, estando Arabarren concertada al 100%, “hay un nivel de supervisión y de contacto directo con la residencia habitual y periódico”, algo que se gestiona a través del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS). Los contactos directos con las familias, las trabajadoras y la dirección son, aseveran, periódicos y habituales. A raíz de las últimas quejas, la Diputación asegura que ha intentado concertar citas con los familiares de los ancianos afectados para abordar la situación, pero lamenta que no había sido posible hasta la fecha.

Matizan, aun así, que ante cada denuncia de este tipo por parte de familiares, se actúa siempre de la misma manera: se recurre al servicio de inspección. Como el servicio de inspección no había recibido en este caso ninguna queja, sino que estas habían llegado por la vía del IFBS, ya ha habido coordinación para llevar a cabo una inspección extraordinaria. “Supervisar, hablar y contrastar con la residencia”, destacan desde la Diputación como fórmula para trabajar en estos casos, en los que hay que alizar los hechos desde varios primas, como son la gestión, la intervención directa y la inspección. En cualquier caso, recalcan, hay también en todo momento supervisiones periódicas, en las que una técnica del IFBS departe tanto con trabajadores como con familiares. Hay, abundan, “hilo directo”.

Se da la circunstancia de que, en este caso, una familia habría recibido una carta que, si bien anónima, habría sido escrita por una de las trabajadoras de la residencia. Según ha avanzado la Cadena Ser, en la misiva se habla de actitudes despectivas hacia los residentes, así como del caso de una anciana que, sin que nadie supiese nada, apareció con varios hematomas. La Diputación confirma que la familia depositaria de esta carta la ha puesto en manos de la Diputación. “La estamos analizando, pero el problema es que no deja de ser un anónimo. Habrá que contrastar con los elementos reales que tenemos”, señalan.

Políticas que “traen precariedad”

El principal grupo de la oposición, EH Bildu ha anunciado en la mañana de este lunes que, a raíz de las informaciones que se han conocido en torno a la residencia Arabarren, ha registrado varias iniciativas para ahondar en el conocimiento de lo que allá ha sucedido. Dirigidas a Gorka Urtaran, diputado de Políticas Sociales, buscan obtener todas las actas de inspección de la residencia desde que abrió sus puertas, así como la comparecencia del propio Urtaran, para que “valore y explique” las denuncias de los familiares.

“Arabarren era la joya de la corona de un nuevo modelo de cuidados anunciado a bombo y platillo. Hemos denunciado en muchas ocasiones que las políticas de este Gobierno foral solo traen precariedad, y esta precariedad se traduce en que las condiciones para cuidar y los cuidados ofrecidos no son adecuados”, ha criticado Claudia Venceslao, procuradora de la coalición abertzale en las Juntas Generales de Álava. EH Bildu ha repetido que la Diputación de Álava “vende” para unas personas “de una tremenda vulnerabilidad” un modelo de atención y cuidados que luego no se plasma en el día de a día de los ancianos. “Nuestro apoyo a las familias que han dado el paso para sacar este tema a la luz. Sabemos que no ha tenido que ser fácil, y les agradecemos su valentía. El nivel de angustia en la que tienen que vivir debe de ser enorme”, ha abundado Venceslao.

El PP, por su parte, ha acusado al PNV de gestionar con “desidia” una residencia en la que se brinda, denuncian, una asistencia de “nefasta calidad”. “Llevamos ya muchos meses denunciando la grave situación de la residencia de Arabarren. Hemos tenido conocimiento de malas prácticas hacia los usuarios, en muchas ocasiones sin cambiarles el pañal, habitaciones sin airear con temperaturas altas que acarrean graves problemas de salud, algunos de ellos han tenido que ir al hospital con deshidrataciones. Oímos quejas constantemente”, ha criticado Ana Salazar, secretaria general del PP en Álava.

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