Los días decisivos del PNV: Andoni Ortuzar deshoja la margarita de su continuidad para un cuarto mandato

El PNV encara días decisivos. El 20 de enero, festividad de San Sebastián, arranca formalmente el proceso interno a doble vuelta para elegir al nuevo Euzkadi Buru Batzar (EBB). Andoni Ortuzar (Sanfuentes, 1962) aún no ha hecho pública la decisión de si optará a un cuarto mandato o si, por el contrario, deja paso a nuevos liderazgos. De ser así, en el partido ha circulado como alternativa de relevo tranquila la de Aitor Esteban, portavoz en el Congreso y con buena proyección pública. Pero aún todo son solamente rumores y especulaciones.
Ortuzar se puso al frente del principal partido vasco exactamente hace doce años, el 12 de enero de 2013. Habían pasado días desde que Iñigo Urkullu, con quien comparte generación, se había instalado como lehendakari en Ajuria Enea y cedió su silla en un partido bicéfalo a su amigo, como antes había ocurrido con la dirección de Bizkaia, por ejemplo. A finales de 2023, sin embargo, el partido decidió que Urkullu no iba a ser candidato más. Optaron por Imanol Pradales, que precisamente fue ratificado en el día de San Sebastián de 2024. Entre los argumentos esgrimidos por Ortuzar estaba el generacional, el de que tocaba dar paso a nuevos liderazgos para dos o tres mandatos. La relación de Ortuzar y Urkullu nunca volvió a ser la misma a pesar de que, siendo dos personalidades completamente diferentes, habían generado un tándem bien engrasado y que dio al PNV sus más altas cotas de poder institucional desde la escisión de EA, en 1986.
El proceso de elección del Euzkadi Buru Batzar, en realidad, es una continuidad de la renovación en las cinco territoriales del PNV, las de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Navarra e Iparralde, consumada en noviembre. Solamente en el caso navarro ha habido más de lo mismo: Unai Hualde sigue en el cargo. En Álava, en Gipuzkoa y en Bizkaia los representantes de esa generación de unos 60 años se han ido. Sin excepciones. Lo hizo José Antonio Suso, lo hizo Joseba Egibar —en este caso después de cuatro décadas de control del aparato guipuzcoano— y lo hizo Itxaso Atutxa. Estos resultados pueden usarse para una cosa y para la contraria: o para exponer que ya se ha renovado lo suficiente la ejecutiva, ya que todos estos líderes territoriales tienen también asiento en la dirección nacional, o para mostrar que el camino de Ortuzar es también el de la salida. Iñigo Ansola, el nuevo dirigente de la organización más potente, la de Bizkaia, ha sido críptico en Radio Euskadi: “Dentro o fuera, [Ortuzar] es un valor a tener en cuenta hoy y mañana”.
En esa renovación territorial emergieron ya las voces críticas que se han ido larvando en el PNV en los últimos años. La operación de Pradales salió bien, con un empate en escaños con EH Bildu y una victoria en votos tras algunos sondeos que presagiaban una derrota frente a Pello Otxandiano. Además, reeditada la coalición con el PSE-EE, dispone de mayoría absoluta en el Parlamento Vasco. Voces de ambos partidos suelen repetir que pocos lugares en España e incluso en Europa hay más estables que Euskadi. Sin embargo, en las generales de 2023 ganó el PSE-EE. Y en las europeas lo hizo EH Bildu, seguido de nuevo de los socialistas. Por vez primera en más de medio centenar de elecciones de todo tipo en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, el PNV se quedó tercero. En las municipales y forales de 2023 también hubo algunos toques de atención. En Vitoria cayó de primera a cuarta fuerza, por ejemplo. En Gipuzkoa gobiernan, pero en minoría y tras perder frente a EH Bildu; nacionalistas y socialistas se han apoyado en el PP para la investidura y los presupuestos. Algunos municipios con casos de corrupción o denuncias de irregularidades, como Zambrana en Álava, Alonsotegi en Bizkaia u Hondarribia en Gipuzkoa dejaron de ser feudos 'jeltzales'.
El análisis en el cuartel general del PNV es que no hay tanto transferencias de votos a otros partidos como abstencionismo de castigo. Es decir, se trataría de volver a movilizar al votante de siempre para recuperar el espacio perdido. Sin embargo, las candidaturas críticas, particularmente en Bizkaia, alertaban también de que el partido había incurrido en vicios como el clientelismo, la no participación de sus bases o una cierta endogamia en nombramientos y reparto de cargos.
El propio partido ha dado carta de naturaleza, hasta cierto punto, a algunas de esas reflexiones. Lo hizo hace un par de años, cuando en un documento interno admitió tener que combatir cierta imagen de “amiguismo”. Ahora, en las ponencias que se debatirán en el proceso interno al tiempo que se eligen los nuevos 'burukides' hay también mensajes en clave interna en la línea de reactivar la organización, hasta el punto de llegar a demandar tener más “limpios” los 'batzokis', las sedes políticas de los pueblos y ciudades que suelen ser, además, bares y puntos de encuentro.
El partido, oficialmente, es hermético sobre la decisión de Ortuzar. Es más, el presidente del partido lleva desde la crisis por el relevo de Urkullu quejoso de las filtraciones y de los medios de comunicación, a los que acusa de querer interferir en la vida interna de una organización soberana. En las ponencias también se aboga por reflexionar sobre la concatenación de mandatos, pero las incompatibilidades son fácilmente 'levantables' en el PNV. Hualde, por ejemplo, es a la vez presidente del partido y del Parlamento en Navarra. Eso, en principio, no sería un problema. Es más una cuestión de voluntad de Ortuzar, aunque en puridad no hay planchas y en las votaciones son las bases los que proponen nombres en la primera vuelta. Pasan a la segunda y definitiva ronda de votaciones quienes hayan ganado en, al menos, tres 'batzokis' o asambleas locales. En el proceso territorial es algo que lograron media docena de candidatos no oficialistas, aunque solamente David Salinas-Armendariz y sobre todo Gorka Urtaran optaron por competir contra el aparato en sus respectivas organizaciones, Bizkaia y Álava, respectivamente. Es más, podría llegar a ocurrir que Ortuzar anunciara que no sigue y que las bases le volvieran a proponer. El pasado año hubo algunos amagos de volver a presentar a Urkullu contra Pradales, por ejemplo.

Sin nada oficial, sí se ha barajado el nombre de Esteban como alternativa. A su favor, su larga trayectoria y su experiencia política. También que su mujer, Atutxa, ya no está en la cúpula del partido. En contra, que tiene exactamente la misma edad que Ortuzar —de hecho es 22 días mayor—. Y que obligaría a tapar un hueco muy importante para el PNV en una institución clave, el Congreso. Esteban está bien reconocido como orador, pero también acumula trienios como negociador y pocos tienen tantos teléfonos de altos cargos del Estado en su agenda. “Las caras conocidas están en las quinielas”, es lo máximo que ha dicho Esteban sobre esta hipótesis. Urkullu, de su lado, se ha conjurado para mantenerse neutral hasta el final del proceso.
Además de la presidencia, se eligen también otros ocho asientos del EBB que complementen a los cinco ya elegidos en cada territorial. Tradicionalmente, han sido cinco vizcaínos, dos guipuzcoanos y uno alavés. Ahora mismo ya hay dos vacantes. La de la alavesa Nerea Melgosa, que lo dejó en 2023 para ser consejera con Urkullu primero y con Pradales después, y la de María Eugenia Arrizabalaga, que sigue en el EBB pero ahora como presidenta guipuzcoana. Otra gran incógnita es qué pasará con el todopoderoso responsable de Organización y coetáneo de Ortuzar, Urkullu y Esteban, Joseba Aurrekoetxea. Por sus manos, aunque es un desconocido a ojos del gran público, pasan desde las campañas hasta los nombramientos pasando por grandes asuntos y negociaciones de Estado. Los otros cinco 'burukides' actuales son Mireia Zarate (secretaria), Koldo Mediavilla (responsable institucional), Ana Ester Furundarena (educación), Mikel Burzako (internacional) y Xabier Barandiaran (estudios y prospecciones).
EH Bildu y PSE-EE están inmersos también en sus procesos congresuales en este arranque de 2025, aunque ahí las cartas ya están sobre la mesa. En la coalición abertzale repetirá al frente Arnaldo Otegi, que es incluso mayor que Ortuzar y que ya tenía responsabilidades en las marcas previas a esta nueva formación que aglutina a Sortu, a EA, a Alternatiba y a independientes. Y en el PSE-EE Eneko Andueza no ha tenido rival y ni siquiera ha habido primarias. En su caso, accedió al cargo en 2021.
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