El recién estrenado consejo asesor del patrimonio de Donostia, que ha celebrado este jueves su primera reunión, mantendrá como miembro a Haritz Orruño, arquitecto municipal que está siendo investigado por destrucción de patrimonio y que también consintió la construcción del chalet del exjugador y entrenador de fútbol Xabi Alonso en terreno no urbanizable, luego revocada por un juzgado. A raíz de la denuncia de Áncora, asociación que vela por el patrimonio de la ciudad, se incluyó “de urgencia” y apenas veinticuatro horas antes de la reunión un punto en el orden del día para abordar la presencia de Orruño, que, sin embargo, seguirá siendo integrante del consejo, tal y como ha podido saber este periódico.
El consejo asesor, cuyas decisiones no son vinculantes para el Ayuntamiento de Donostia, ha celebrado este 14 de marzo su primera reunión, en la que se ha versado sobre temas que van desde la protección de los cuarteles de Loiola hasta el proyecto del lujoso hotel Nobu. Tiene como presidenta a Nekane Arzallus, concejala delegada de Urbanismo Sostenible. Áncora ya había denunciado que los integrantes del consejo, entre los que además de Arzallus y Orruño se cuentan también otros técnicos, fueron “designados prácticamente por la concejala”, y pedía una composición más abierta y numerosa.
Haritz Orruño es arquitecto municipal de edificación y del Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido (PEPPUC), y es precisamente en calidad de arquitecto del PEPPUC que fue elegido para integrar el recién creado consejo asesor del patrimonio. Hubo varias voces críticas con este nombramiento, incluida la de Áncora. Denuncian que está involucrado en, al menos, dos cuestiones polémicas. Por un lado, fue quien consintió el chalet del exjugador y ahora entrenador de fútbol Xabi Alonso en el barrio de Igeldo, cuya licencia de construcción ha sido después revocada por un juzgado. Además, la Fiscalía lo está investigando por el derribo de elementos protegidos en las obras de la Villa María del Carmen, un inmueble levantado en 1912. En este caso, Áncora subraya que, pese a que la normativa municipal obligaba a la preservación total de las partes exteriores del edificio por estar catalogado, las obras supusieron la “destrucción” de varios elementos, incluidos la escalinata de acceso, el porche, el piso superior y todo el sistema de cubrición.
Era “conveniente” elegir a otro técnico
Con estos antecedentes sobre la mesa, en cuanto desde Áncora supieron que Orruño formaría parte del consejo asesor de patrimonio de nueva creación, se dirigieron al Ayuntamiento con un escrito y denunciaron públicamente que su designación arrojaría “sombras sobre la efectividad de las decisiones” tomadas por el órgano. “Socavará la confianza pública”, lamentaron, y arguyeron asimismo que era “una cuestión de imagen, de estética y de asegurar el propio prestigio del consejo”.
A raíz de este escrito, y apenas veinticuatro horas antes de la celebración de la primera reunión del consejo, se les comunicó que “de manera urgente” se había incluido un nuevo punto al comienzo del orden del día para que el propio consejo debatiese sobre la conveniencia de tener a Orruño como integrante. Tras esta primera reunión, que fuentes conocedoras de su transcurso tildan de “tensa”, Orruño seguirá integrando el consejo, que de ahora en adelante se reunirá cada dos meses.
Los acuerdos adoptados por el consejo asesor no son vinculantes, pero desde Áncora han venido haciendo hincapié en que se tomarán “como base” para las decisiones que después tome el Gobierno municipal. “Se les quiere dar mucho peso”, aseveraban desde la asociación. Áncora incide en que era “conveniente” que, a la luz de sus expedientes y habiendo otros arquitectos municipales, se eligiese a otra persona para cubrir el puesto.