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Ecologistas recurren la decisión de reducir el nivel de caudal ecológico en los ríos de Urdaibai

El río Mape por debajo del caudal ecológico en 2022.

Belén Ferreras

Bilbao —
4 de julio de 2024 14:25 h

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Ekologistak Martxan y Eguzki han presentado un recurso contra la decisión de la Agencia Vasca de Agua (URA) de reducir los caudales mínimos ecológicos de los ríos integrados en la reserva de la biosfera de Urdaibai. Se trata de una modificación de los caudales integrados en la unidad hidrológica Oka, toda ella integrada en esta reserva de la biosfera, y que comprende los ríos Mape, Kanpantxu y Golako. URA ha realizado estas modificaciones señalando el “grave problema de déficit en relación con la disponibilidad de recursos hídricos, la satisfacción de las demandas de agua y el respeto a los caudales ecológicos”, y aduciendo que los cauces mínimos establecidos hasta ahora en la zona “no se ajusta a su realidad hidrológica”. Sin embargo, los ecologistas sostienen en su recurso que no hay informes claros que justifiquen esa reducción, y que se hace sin que se contemplen “otras medidas urgente, como eliminar las pérdidas en las conducciones antiguas o dejar de regar las calles con agua potable”. “Les sale más barato captar de la red fluvial que invertir en acabar con las fugas”, entienden.

Los caudales ecológicos de una cuenca son los mínimos que se establecen para que puedan sobrevivir la flora y fauna de la zona y las organizaciones ecologistas recuerdan que Urdaibai “es una zona tensionada y que los ríos no dan más de sí” y que hay que “conservarlos en condiciones óptimas para la vida ya que son indispensables para la conservación de la reserva de la biosfera”. Recuerdan e este sentido que en 2020, “con los caudales ecológicos marcados en el plan hidrológico en vigor, se superaron para abastecer de agua la zona y dejaron seco el Mape, por el exceso de captación, superior al caudal ecológico que marca la ley”. Es un hecho que motivó la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía. Un riesgo que con esta reducción es todavía más elevado.

Las reducciones de los caudales mínimos de forma drástica se realizan “en aguas altas, aguas medias y aguas bajas, en todos los puntos de final de masa o tramos en los tres ríos y muy especialmente en los del río Golako, con reducciones en general superiores al 60% (Golako 2 aguas altas, donde se pasa de 156 litros por segundo a 62 litros, es decir, una reducción del 60,5%, se propone que se quede al 39,5% del valor original; en Golako 1 aguas altas se pasa de 192 litros por segundo a 76 litros, lo que supone una reducción del 60,5%, quedándose en un 39,5% del valor original”, señalan.

Insisten en que la decisión de reducciones se ha tomado “sin contar con información científica suficiente y contrastada. ”No hay contraste ni seguimiento, tan solo los datos que el Consorcio aporta sobre unos aforos realizados en 2022, en los que se superaban los caudales mínimos ecológicos en los meses de julio, agosto y septiembre en casi todas las captaciones“, alegan.

El responsable de Agua de Ekologistak Martxan, Javier Vázquez, considera que se trata de una medida que intenta evitar multas. “Rebajan el caudal y así no infringen la norma porque saben que se va a usar más agua de la que se debe en la zona”, señala. Además recuerda que no hay ninguna necesidad de rebajar los cauces, “ni siquiera de forma provisional”, porque “la ley ya permite incumplir los caudales ecológicos para abastecer a la población sino hay otros suministros alternativos”. Una situación que considera que no se da en estos momentos. Recuerdan en este sentido los ecologistas que se trata de ríos en zona de especial protección y que la aplicación de caudales “menos exigentes” no se aplicará “en las zonas incluidas en la red Natura 2000 o en la Lista de humedales de importancia internacional de acuerdo con el Convenio de Ramsar, de 2 de febrero de 1971. En estas zonas se considerará prioritario el mantenimiento del régimen de caudales ecológicos, aunque se aplicará la regla sobre supremacía del uso para abastecimiento de poblaciones”. “Hablamos de que haga falta para beber, no para regar las calles”, dice Vázquez.

En 2022 la sequía obligó a trasladar por barco agua potable desde Santurtzi a Bermeo, aunque esa situación extrema no se repitió el año pasado, aunque sí se produjeron restricciones de agua. El problema está en que estas poblaciones no están todavía conectadas al sistema del Zadorra, del que se abastece la mayor parte de Bizkaia.

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