Eibar da la puntilla a los toros, Vitoria acumula ya seis años sin corridas y Bilbao y Donostia las mantienen
En las capitales guipuzcoana y vizcaína este año vuelven las corridas tras la pandemia, pero sin dinero público, mientras que en la alavesa los toros han desaparecido 'de facto' al carecer de subvención municipal
La plaza de toros de Eibar desaparecerá en breve. En su lugar, el Ayuntamiento guipuzcoano, gobernado por el PSE-EE, proyecta instalar un parque. La plaza está “infrautilizada”, dicen en el equipo de gobierno. De hecho, la última corrida se celebró en 2009 y la arena por donde antes había toros y toreros está ahora ocupada por unas canchas deportivas. Tirando la plaza se ganará una superficie “llana y muy extensa, de en torno a 5.000 metros cuadrados” que servirá para que la localidad guipuzcoana cuente con un nuevo parque y una zona de esparcimiento deportivo. Se acabaron ya de forma definitiva los toros para Eibar, por mucho que le pese al secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, que, además de eibarrés, es taurino declarado. El anuncio que realizó el alcalde de la localidad, Jon Iraola, que comparte partido con Andueza, muestra una afición hacia los toros en claro declive que se pone de manifiesto desde hace años en casi todas las ciudades vascas, reduciéndose cada temporada hasta en las que tienen una mayor tradición de ferias de taurinas como Bilbao. Los movimientos antitaurinos van ganando adeptos, sobre todo entre las nuevas generaciones, y la rentabilidad de las plazas es cada vez más escasa por lo que los ayuntamientos de las capitales vascas se ponen cada vez más de perfil ante un 'festejo' que es políticamente incorrecto para un parte cada vez más grande de la sociedad y que, además, no deja buenos números para las arcas municipales.
Otras cosa es prohibir abiertamente las corridas, algo que sólo se atrevió a realizar EH Bildu mientras gobernó el Ayuntamiento de Donostia y que el PNV enmendó con un reestrenó en Illunbe al que acudió como invitado Juan Carlos I. Las posibles prohibiciones están de momento descartadas después de que el Constitucional tumbara la ley catalana que impedía las corridas de toros por invadir competencias del Estado en materia de Cultura. El Tribunal Superior de Justicia vasco tampoco permitió llevar a cabo una consulta popular sobre la prohibición como pretendía el consistorio donostiarra. Así que sin poder contar con el apoyo de los tribunales, lo que hacen ahora los ayuntamientos es 'no apoyar', pero dejar hacer. Este año habrá o no corridas de toros en cada ciudad en función de la fuerza económica de los promotores para plantar cara a los antitaurinos. Lo que ya está extendido de forma prácticamente generalizada es el hecho de que la plaza de toros ha dejado de ser solo eso, y no se entiende que permanezca vacía durante todo el año a la espera de los toreros en una feria de verano cada vez menos rentable. La plaza de toros se convierte poco a poco en un recinto “multiusos” en un claro proceso de reconversión en función del descenso de seguidores, pero que está siendo más lento en unas zonas que en otras.
De hecho, en Vitoria no hay toros desde 2016. El ayuntamiento dejó de subvencionar las corridas de toros y ninguna empresa se presentó al concurso por el elevado coste que había que asumir. El alcalde, Gorka Urtaran, ha reiterado en diversas ocasiones que no prohibirá las corridas, -de hecho no se puede judicialmente como quedó demostrado en Donostia- pero el consistorio tampoco las financiará, y esa falta de dinero público ha enfriado el entusiasmo de los promotores, con lo que las corridas de toros han desaparecido 'de facto' y el paseíllo de los blusas de ida y vuelta -el gran acto callejero durante las fiestas de La Blanca- se ha tenido que reinventar.
En Gipuzkoa, aunque Eibar acaba de decidir demoler su plaza de toros, que ya era desde hace años un recinto deportivo, las Juntas Generales han rechazado este pasada semana la propuesta de Elkarrekin Podemos-IU para que se instase a los municipios del territorio a rechazar las corridas de toros como espectáculos subvencionables a cargo de los presupuestos públicos. Es decir, cada ayuntamiento hará lo que considere oportuno. En la capital Donostia, la plaza de Illunbe, que es propiedad del Ayuntamiento, ya está alquilada cuatro días en agosto para tener tres jornadas de feria taurina, el 13,14 y 15 de agosto, coincidiendo con la Aste Nagusia. El alquiler de un día más se debe a que el promotor, Manuel Martínez Chopera, debe reinstalar el coso y los burladeros, que están retirados desde que se inició la operación para convertir la plaza en un pabellón multiusos, que el Ayuntamiento alquila a quien lo solicita. “Si paga lo que se pide por el alquiler no se puede negar el uso”, argumenta el Ayuntamiento donostiarra, que sigue teniendo el control sobre Illunbe. Así que Donostia tendrá toros en sus próximas fiestas.
En el caso de Bilbao, quizá de las tres capitales la que hasta ahora cuenta con una feria taurina más asentada, las pérdidas acumuladas por la plaza de toros Vista Alegre por la progresiva pérdida de público eran ya insostenibles en 2018 - perdió 360.000 euros y acumulaba 700.000 en cuatro años- por lo que el Ayuntamiento externalizó el uso y la gestión en 2019 por 250.000 euros al año. La empresa adjudicataria Toreo Arte y Cultura BMF, se ha ocupado de la remodelación de Vista Alegre, que pasará a llamarse BIVA (Bilbao Vista Alegre) y que en principio estará preparada para acoger múltiples espectáculos de tipo sociocultural, aunque de momento parece centrada fundamentalmente en mantener vivas las corridas de toros. La reinauguración el día 19 de la nueva Vista Alegre es ya toda una declaración de intenciones: una corrida extraordinaria de inauguración con los toreros Pablo Hermoso de Mendoza, José María Manzanares, Alejandro Talavante y Roca Rey, que adelanta que se echará el resto para sumar toreros de renombre a la feria de agosto, la primera tras la pandemia. Durante el mes de julio, mientras se espera la llegada de las corridas de la Aste Nagusia, se llevará a cabo la primera edición del Memorial Iván Fandiño, con clases prácticas para “promocionar a los mejores alumnos de las Escuelas Taurinas de todo el mundo”, según reza en su página web.
Una vez licitada la gestión, el ayuntamiento bilbaíno, que sigue siendo propietario al 50% de la plaza junto a la Misericordia, se desentiende de los espectáculos que se organicen en la plaza, ya sean conciertos, otros espectáculos o toros. Elkarrekin Podemos-IU considera que “deberían ser las vecinas de Bilbao las que decidieran los usos de la plaza”, señala la concejala Ana Viñals, y recuerda que en mandatos anteriores se consignaban en los presupuestos municipales hasta 20.000 euros para “regalar entradas”. “Algo que se trataba de subvención encubierta a Vista Alegre”, dice. De hecho, han pedido los informes al Tribunal Vasco de Cuentas hasta 2021 para asegurarse de que no se han desviado partidas hacia subvencionar de una y otra forma los toros.
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