La Ertzaintza investiga a una joven de Vox por denunciar a unos “menas” por una agresión de la que no hay pruebas
La Policía autonómica no ve en las grabaciones de las cámaras de seguridad ningún rastro de los “menas magrebíes” denunciados tras diez días de investigación
Una joven de 30 años denunció que en la madrugada del sábado 23 al domingo 24 de octubre cuatro jóvenes “magrebíes” que además identificó como “menas” le habían agredido en una zona arbolada del barrio residencial de El Batán de Vitoria, próxima a Mendizorroza. Diez días después, no se ha informado de ningún avance en la investigación y varias fuentes policiales indican que las diligencias abiertas por la Ertzaintza no han conseguido localizar a ningún grupo de cuatro personas en el lugar de los hechos o en las inmediaciones en la franja horaria a la que la denunciante hace referencia. Aunque estas fuentes se muestran sorprendidas por la ausencia de evidencias, prefieren no emitir una conclusión definitiva sobre lo ocurrido hasta revisar todas y cada una de las cámaras de videovigilancia de la zona. No obstante, el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ya ha adelantado que se considera la hipótesis de una “simulación”, es decir, de que sea una denuncia falsa.
El lugar señalado en la denuncia es un pequeño parque a los laterales de un riachuelo subterráneo que sale ahí a la superficie. Se da la circunstancia de que el comienzo de esa zona arbolada está en la trasera de la Delegación del Gobierno de España en Euskadi, custodiada durante las 24 horas al día por la Guardia Civil y con varias cámaras operativas, que ya han sido analizadas. Pegado a este recinto, está el palacio de Ajuria Enea, residencia oficial del lehendakari y vigilada por la Ertzaintza. Algo más al este, pero a menos de 100 metros, se halla la sede de la Presidencia vasca, igualmente con guarnición de la Policía vasca. Hacia el sur hay un centro sanitario y residencial privado, la antigua Clínica Álava, y la sede central del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Vecinos de la zona han explicado a este periódico que en muchas viviendas hay también sistemas particulares de videovigilancia.
Después de diez días de investigación, los agentes del denominado Grupo 6 de la comisaría de la Ertzaintza de Vitoria no solamente no han podido encontrar en las grabaciones de todas esas cámaras el momento de la agresión descrita por la joven sino que en ninguna de ellas figura un grupo de cuatro personas llegando o alejándose de las inmediaciones. En las cintas sí aparece la denunciante, pero sola. “No hay nada de nada”, insisten todas las fuentes consultadas, aunque optan por la prudencia y por esperar a revisar también cámaras más alejadas o nuevas franjas horarias hasta emitir una conclusión.
En las cintas sí aparece la denunciante, pero sola. 'No hay nada de nada', insisten todas las fuentes consultadas
El caso trascendió en la jornada del domingo 24 y motivó una rápida reacción del alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran (PNV). Avisó, eso sí, de que era inoportuno mezclar la procedencia o su condición de tutelados de los presuntos agresores en el debate sobre la agresión. Al día siguiente se celebró una concentración de condena en la que, entre otras autoridades, participaron el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, la secretaria general del PP, Laura Garrido, y varios cargos del ayuntamiento, de diferentes formaciones.
La denunciante, asimismo, concedió una entrevista a la cadena Toro TV en la que denunció que los medios de comunicación locales estaban omitiendo lo que para ella era lo fundamental de la denuncia, la condición de “magrebíes” de los presuntos asaltantes. “Quiero que se vea lo que está pasando en España, el odio que hay en las calles. Efectivamente, es que eran cuatro magrebíes, no eran cuatro jóvenes cualquiera [sic]. Quiero que se diga. Es la realidad. Estamos dejando entrar a nuestro país a gente que hace esto. Y no soy la primera y no voy a ser la última. Hay que dar un poco de voz a esto. Que pare ya. Directamente, fuera de mi país. Hay que ser muy estricto. Lo mío se ha quedado en un susto pero podía haber sido una auténtica desgracia”, declaró sobre lo ocurrido.
“Te vamos a destrozar esa cara de guapa que tienes”
Describió en este canal de televisión que los hechos se produjeron cuando volvía a la casa de sus padres –ella no vive en Vitoria ya– sin ninguna compañía. Notó que “alguien” la seguía, ese grupo de cuatro personas, y que le llamaron “fascista”. “Te vamos a destrozar esa cara de guapa que tienes”, añade en la denuncia que hizo pública. A través de las redes sociales, se viralizó una fotografías de las heridas que tenía en el rostro. Y siguió en Toro TV: “Estoy convencida de que si llegan a ser cuatro madrileños se pone que fueron cuatro madrileños. Pero han sido cuatro magrebíes. Es que hay que llamar a las cosas por su nombre. Han sido cuatro magrebíes y punto. Con odio, han ido a hacer daño. Está pasando... No quiero que mañana le pase a una niña de 15 años. O les echamos o hacemos algo o va a seguir pasando. ¡Vete a tu país! Yo si voy a tu país acepto tu cultura. Si me tengo que poner un velo, me lo pongo encantada. Si vienes aquí no me trates a mí como tratas a las mujeres en tu país. [...] [La ministra] Irene Montero, ¿me ha escrito? ¡No! Porque son sus niños. Las feministas tenían que estar en la calle, pero son los niños a los que les dan la paguita”. La joven ha expuesto ya en varias ocasiones su versión ante los responsables de la investigación.
La denunciante, B.L.V., fue candidata por Vox en las elecciones forales vascas de 2015. Ahora ya no reside en Euskadi. El partido al que ha estado vinculada, que tiene un único escaño en el Parlamento Vasco, denunció el jueves siguiente a que trascendieran estos hechos que el resto de partidos de la Cámara no tenían voluntad de firmar un manifiesto unánime de condena. La parlamentaria Amaia Martínez Grisaleña se erigió en portavoz de la familia y anunció que iría ofreciendo novedades de la investigación y adelantó ya que la Ertzaintza trabajaba con la hipótesis de que se tratara de un delito de odio. Fuentes policiales desmienten categóricamente que esta hipótesis del delito de odio haya estado alguna vez sobre la mesa. El secretario de Estado de Migraciones, Jesús Perea, de visita en Vitoria este miércoles, ha manifestado que “el vínculo que muchas veces se hace entre delincuencia y determinados colectivos obedece a intereses que van mucho más allá”. Ha añadido que “extender generalizaciones” sobre una raza, una nacionalidad u otro colectivo es “profundamente dañino contra la convivencia”.
“Denuncia falsa”
En una entrevista en Bizkaia Irratia, el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ha confirmado oficialmente que la investigación de la Ertzaintza no ha logrado ninguna prueba que sustente la denuncia. Es más, ha dicho que lo hallado contradice el relato de la joven. Así las cosas, ha adelantado que se abre ahora la posibilidad de procesar a la denunciante por una denuncia falsa y ha destacado el impacto “político” y “social” de la campaña iniciada con este caso. “Empieza a aflorar la hipótesis de una simulación del delito”, ha señalado.
La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal ha recordado que “la violencia contra las mujeres es una cuestión sensible” y ha afirmado que “si se demuestra que eso es una denuncia falsa, flaco a favor se hace a las mujeres víctimas” de episodios reales de agresiones o maltrato. Además, quien también gestiona las políticas de Migraciones, ha afirmado que este caso ha tenido un “componente adicional” por señalar como “presuntos agresores” a un colectivo “también sensible, muy estereotipado”.
Desde Vox, fuentes del partido indican de “de momento” no van a hacer ninguna valoración. “Por lo que hemos oído y leído las investigaciones siguen su curso y aún habrá que ver cómo concluyen”, apunta la formación de ultraderecha. La marca vasca de la formación de la ministra Montero, por el contrario, ha mostrado su “tristeza” porque “no es de recibo que se use una cuestión tan lacerante para fomentar delitos de odio contra otras minorías”, en palabras de Miren Gorrotxategi.
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