Sumar y Podemos volverán a enfrentarse en unas elecciones para pelear por el mismo espacio electoral con el objetivo de olvidar lo que ocurrió hace dos meses en Galicia. La ruptura de la unidad consumada en diciembre terminó con las dos formaciones fuera del parlamento. Las encuestas no se ponen de acuerdo sobre el peso que tienen ambas fuerzas en el electorado vasco, que acudirá a las urnas el 21 de abril. Pero hay algo en lo que sí coinciden todas: la pujanza de EH Bildu achica las posibilidades de un voto de izquierdas y no nacionalista que hace cuatro años se tradujo en seis escaños.
Estas elecciones volverán a tener una lectura estatal para la izquierda, carente de buenas noticias desde el 23 de julio. Las elecciones gallegas fueron un varapalo sobre todo para Sumar –el mal resultado de los morados se daba por descontado–, que afronta otra tríada de elecciones apenas semanas después de lanzar su asamblea fundacional no sin tensiones con los partidos a los que intenta aunar en una misma marca. Podemos, por su parte, necesita un buen resultado que le dé aire antes de unas elecciones europeas que definirán seguramente su futuro como organización.
Pese a que desde una mirada estatal la comparación con Galicia es una tentación fácil, las circunstancias de partida son muy diferentes en Euskadi: parece mucho más complejo que el conjunto del espacio se quede sin representación, aunque uno de los dos partidos podría terminar cayendo por debajo de la barrera del 3% que marca la entrada en cada circunscripción, según la ley vasca.
Por un lado porque la izquierda confederal no es extraparlamentaria como en Galicia, sino que cuenta con seis escaños. Elkarrekin Podemos –la marca que aglutinaba a Podemos, Ezker Anitza (IU), Berdeak Equo y Alianza Verde– obtuvo en 2020 un 8% del voto. Y tiene presencia en los tres principales ayuntamientos y en las juntas generales de las tres provincias. En total, Elkarrekin cuenta con una cincuentena de concejales en todo Euskadi.
Estas elecciones, además, no se disputarán alrededor del eje del cambio, como ocurrió en Galicia, con un BNG disparado que arrastraba todo el voto útil bajo la perspectiva de que por primera vez en mucho tiempo la hegemonía del PP estaba en peligro. Esta vez, la alianza PNV-PSE aleja las posibilidades de un cambio de gobierno pese a que EH Bildu pudiera por primera vez ganar las elecciones.
Con este escenario, ambas coaliciones pelearán por absorber ese caudal de voto que, y en esto las encuesta sí coinciden más, se sitúa esta vez en torno al 6%. La división podría penalizar a una de las dos coaliciones en las provincias donde el escenario está más ajustado para llegar al 3%. Podemos ha logrado conservar la marca Elkarrekin aunque solo acude en coalición con Alianza Verde. Izquierda Unida, Verdes Equo y Más Euskadi irán bajo el paraguas de Sumar, que se presenta por primera vez con esta denominación.
La media de encuestas da dos escaños a Sumar y otro a Elkarrekin Podemos. Por ejemplo, el CIS, que da una horquilla de entre 0 y 2 a los de Alba García y otra de 0-1 a los de Miren Gorrotxategi. Un escenario parecido al que dibuja la última de Gara, publicada este viernes, pero opuesta a la que sacó a finales de marzo la televisión pública vasca, con 2 escaños para Elkarrekin y Sumar fuera del parlamento.
Sumar no hace mucho caso a las encuestas que les dejan peor parados y confían en los datos que les dan sus sondeos internos, que les dan 3 escaños mientras que dejan fuera del parlamento a Podemos.
Bajo perfil de los dirigentes estatales
Tanto Sumar como Elkarrekin Podemos han optado por una campaña centrada en el territorio.
La coalición de Yolanda Díaz no repetirá la estrategia gallega. Entonces programó un desembarco de ministros. Todos fueron al menos una vez y algunos repitieron. Esta vez, la propia vicepresidenta únicamente irá dos veces. Este sábado, con un mitin en Vitoria y el próximo fin de semana para el acto central de la campaña. Iñigo Errejón intervino en un mitin este viernes y el ministro de Cultura y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun viajará para el cierre.
La dirección de Sumar en el territorio ha desechado estatalizar la campaña. “Nadie gana con eso en Euskadi”, dicen fuentes de la coalición que no obstante precisan que sacarán pecho de las medidas que está llevando a cabo el Gobierno con Sumar dentro. “Una de las principales ventajas de Sumar es su vinculación con Yolanda Díaz y con el Gobierno del Estado”, reconocen.
Esa tensión marcará seguramente la campaña de la coalición que confía en que el peso de la marca Sumar compense el bajo conocimiento de su candidata, Alba García, activista en movimientos contra el racismo y hasta hace unos meses una asesora de Podemos sin un perfil público conocido.
Una situación muy diferente, defienden en Podemos, a la de su candidata Miren Gorrotxategi, portavoz parlamentaria durante la última legislatura y con un alto grado de conocimiento entre los electores, según algunos sondeos. El candidato por Álava es Juantxo López de Uralde, exdiputado con Unidas Podemos y líder del pequeño partido ecologista Alianza Verde.
Es por eso que la presencia de las líderes estatales, Ione Belarra e Irene Montero, será también limitada durante la campaña. Irán dos veces cada una y tampoco habrá un desembarco de otros líderes del partido. En la formación defienden además la fortaleza de una marca, Elkarrekin, que tienen fuerte arraigo en el territorio porque se usa desde las elecciones de 2016 y porque tiene presencia tanto en los ayuntamientos como en las juntas.
La campaña no tendrá mucha presencia de líderes estatales de esos dos partidos a pesar de que lo que ocurra el 21 de abril tendrá sin duda impacto en los planes de esos partidos para el corto y medio plazo. Sumar viene de un fracaso electoral y acaba de lanzar su asamblea fundacional, con muchas incógnitas sobre la conformación del espacio en el futuro y a las puertas de unas difíciles europeas.
Podemos, por su parte, necesita una buena noticia después de unos meses muy duros en los que su presencia institucional ha quedado muy reducida. Ha decidido no presentarse a las catalanas para evitar un mal resultado allí que pueda condicionar la campaña de las europeas, a la que han fiado todas sus posibilidades de cara al futuro con Irene Montero como candidata.
Coincidencia en los ejes de campaña
Las dos formaciones afrontan la campaña como si el otro no existiera. Al menos de puertas para fuera, se centrarán en sus temas de campaña y no buscan caer en ataques cruzados como pudo ocurrir con Podemos y Más Madrid el 28M, cuando Belarra se refirió a sus rivales como “izquierda cuqui”.
Lejos de ese tipo de estrategias, uno de los principales temas que centrará el discurso de la izquierda durante esta campaña es el desgaste del sistema público de salud (Osakidetza). El programa de Elkarrekin contempla la desprivatización del sistema público que entienden que ha ido mermando la calidad de servicio en los últimos años e incrementar su financiación hasta el 7% del PIB.
“Quien pierde en este debate es el PNV, que lleva 50 años gestionando el sistema de salud”, explican fuentes de Sumar, que también apuesta por una campaña centrada en la situación de la vivienda, con un discurso centrado en la falta de iniciativa de los jeltzales, que han recurrido la ley estatal y no aplican, se quejan, la autonómica que cuenta con herramientas para regular los alquileres.
La coalición de García va a centrar parte de su campaña además en contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos –responsabilidad en parte de la subida de los alquileres– muy en línea con el discurso de Sumar a nivel estatal.
Elkarrekin Podemos quiere colocar en la campaña la potenciación de la educación pública en una comunidad, Euskadi, donde la privada, a través de las ikastolas, tiene un peso muy fuerte. En la coalición entienden la tradición histórica del sistema pero lamentan que haya degenerado en un modelo “segregador” similar al de los concertados y por eso proponen apostar por la vía pública.
Política de pactos
Elkarrekin se ha reivindicado en las últimas semanas como la única fuerza del arco político que no va a pactar con el PNV. Así lo expuso el lunes pasado Belarra en su visita a Gasteiz. “A nosotras lo que más nos preocupa es la agenda explícita y transparente que tienen EH Bildu y el PSE, que han dicho claramente que si está en su mano y pueden hacerlo van a gobernar con el PNV. Es muy importante que los vascos y vascas reflexionen y, si lo hacen, se darán cuenta que Elkarrekin Podemos es el único espacio político que veta las políticas del PNV.
La política de pactos que pueda darse después de las elecciones va a marcar seguramente buena parte de los debates electorales y los reproches cruzados y por eso Podemos ya ha asegurado que solo su coalición va a garantizar “una mayoría de izquierdas y un gobierno de izquierdas”.
Sumar no quiere adelantar su política de pactos pero también asegura que van a dejar claro durante la campaña que cualquier “cambio en profundidad” pasa por “no ir de la mano con el PNV”. “En el momento en el que haya números para un gobierno progresista vamos a empujar para que lo haya”, sostienen en referencia a un posible gobierno en el que estuviese EH Bildu.