Cerca de un millón y medio de personas muere cada año por inhalación de humo debido al uso de cocinas tradicionales a fuego abierto, un sistema muy común en muchos países en vías de desarrollo con graves repercusiones sanitarias y medioambientales. La falta de recursos y el elevado precio del gas hacen que, solo en Centroamérica, 20 millones de hogares utilicen la leña para cocinar, causando también problemas de deforestación.
Ante esta situación un colectivo formado por dos arquitectos y una politóloga españoles han puesto en marcha un proyecto para utilizar la biomasa de una forma más sostenible. Se trata de ‘Fogones mejorados de adobe’ que consiste en el diseño participativo y la auto-construcción de 30 cocinas de leña eficientes y saludables con materias locales, en Jinotega, al norte de Nicaragua. “Es una zona de difícil acceso y muy pobre” explica Elena Carrillo, una de las arquitectas del ‘colectivo zompopo’ que ve en este trabajo “un reto” para ofrecer a la población de esta zona unas mejores condiciones de vida familiar en un entorno más saludable.
Fogones Mejorados de Adobe en Nicaragua from colectivo zompopo on Vimeo.
Este problema afecta más a las mujeres que pasan una media de cuatro horas diarias cocinando, y a los niños que están a su cuidado. “Es como si fumaran dos cajetillas de tabaco al día”, dice Carrillo, por eso otro de los objetivos del programa es implicar a los hombres en el proyecto realzando así el rol de la mujer en las relaciones intrafamiliares, donde normalmente es el marido quien toma las decisiones en los cambios de la vivienda.
Para afrontar la construcción de los 30 fogones, el ‘colectivo zompopo’ ha recurrido al ‘crowdfunding’ o financiación colectiva a través de la plataforma goteo. “La gente está respondiendo muy bien, ya llevamos más del 70% del presupuesto mínimo que necesitamos para iniciar el proyecto”, resume sin ocultar su alegría Elena Carrillo desde Nicaragua. En cuanto consigan los 15.142 euros necesarios los tres profesionales comenzarán, a través de una ONG local, un proceso que pasará que han diseñado de manera participativa.
Se trata de que los usuarios sean los actores principales en el debate, el diseño y la ejecución de los fogones y que una vez construidos la ONG ofrezca apoyo técnico. “Ellos disponen de los materiales, y están familiarizados con su utilización ya que sus casa están también hechas de adobe”, cuenta Carrillo. Se trata así de adaptar el fogón a las costumbre culinarias locales de manera que la población se sienta implicada, pero también se podrá reducir el consumo de leña al menos un 50% y las emisiones de CO2 en más de un 80%.
Con todo el trabajo se editará un manual de auto-construcción que servirá como guía para que otros colectivos puedan acceder a él. Para la arquitecta es una manera “de devolverles todo lo que nos han dado en este tiempo”. Si todo sigue su curso el proceso comenzará en febrero y en siete meses las familias de Jinotega contarán con cocinas más saludables y sostenibles.