La agenda deportiva en Euskadi para este jueves es la siguiente. A las 18.45 horas, en el estadio donostiarra de Anoeta, Real Sociedad-Anderlecht de la Europa League masculina de fútbol. A las 20.30 horas, en Vitoria, Baskonia-Partizan de Belgrado de la Euroliga masculina de baloncesto. Y a las 21.00, en San Mamés, Athletic Club de Bilbao-AZ Alkmaar, también de la Europa League. El estreno simultáneo en casa en competición europea para los tres clubes es también el estreno para la nueva dirección política de la Ertzaintza, que tendrá que superar todo un test de estrés a la primera de cambio. Oficialmente, el Departamento de Seguridad que ahora dirige Bingen Zupiria no ofrece “por motivos de seguridad” ningún dato sobre los despliegues especiales para esta jornada deportiva pero el consejero ya puso de manifiesto que hay “capacidad” de sobra. Extraoficialmente, fuentes internas de la Policía vasca indican que “no ha quedado nadie sin llamar para ir a trabajar”. Los sindicatos, finalmente, avisan ya de antemano de que la Brigada Móvil (antidisturbios) en particular y el cuerpo en general tienen falta de efectivos.
El examen a la Ertzaintza viene motivado por los antecedentes. En el caso de Donostia, los partidos de la pasada temporada la Real Sociedad, en aquella ocasión de Champions League, estuvieron jalonados de incidentes. Es el caso del partido contra el Benfica portugués, con ultras visitantes arrestados. También hubo incidentes en el último encuentro, el del PSG. El rival de la Real Sociedad es el Anderlecht, una ciudad dormitorio de Bruselas. En 2010 jugó en Bilbao y la visita se saldó con docenas de imputados por desórdenes públicos. Se espera a unos 300 ultras bruselenses. Eso sí, también entre los equipos locales hay precedentes de violencia. Como anécdota, en aquel Athletic-Anderlecht del viejo San Mamés una persona local fue arrestada por orinar desde arriba de la grada a los seguidores rivales.
En Bilbao, que lleva siete años sin acoger partidos continentales, el precedente más cercano es de la pasada semana. Entonces fueron los seguidores bilbaínos los visitantes en Roma y varios de ellos acabaron investigados por la introducción de bengalas al estadio Olímpico de la capital de Italia, hasta el punto de que los propios capitanes les plantaron cara. Para la ciudad es una temporada clave porque la final de esa competición se jugará a partido único en San Mamés en la primavera de 2025 y Bilbao lleva años haciendo gala de ser una excelente anfitriona de grandes eventos. Y, en Vitoria, arranca la vigésima quinta temporada consecutiva del Baskonia en la máxima competición europea, tantas como tiene la propia Euroliga. Solamente otros dos equipos tienen el mismo historial. Las fuentes consultadas indican que el baloncesto requiere operativos mucho más pequeños que los del fútbol de categoría masculina con la excepción de la vista anual del Maccabi de Tel Aviv y más en el contexto actual de guerra abierta en Oriente Medio. Eso queda para febrero.
El calendario ha querido que la concatenación de partidos se repita otra vez. Será a finales de enero cuando, de nuevo, haya fútbol en San Mamés y Anoeta y baloncesto en el Fernando Buesa Arena. Antes, el 28 de noviembre, coincidirán también Athletic Club y Real Sociedad. “Con un culo difícilmente se pueden cubrir dos sillas. O tres, en este caso”, sostiene una fuente de la comisaría de la Ertzaintza en Donostia. Según sus datos, la unidad antidisturbios de la Policía vasca tiene unos 400 efectivos y, de ellos, unos 300 podrían estar operativos este jueves. Otra fuente de Vitoria rebaja a 33 las furgonetas disponibles, lo que hace un máximo de 198 efectivos porque cada una de ellas tiene una dotación de seis agentes. Ninguna de ellas estará en Vitoria y quedarán repartidas entre Donostia y Bilbao, con preferencia para la primera ciudad por el perfil de la afición visitante y porque el evento arranca antes. “Nos harían falta 200 ó 300 más para tenerlo todo controlado”, abunda el agente de Donostia. “En Roma, hubo refuerzos de antidisturbios de Bolonia. Aquí eso no se puede hacer”, agrega un policía jubilado que acudió como seguidor al partido anterior del Athletic Club.
A falta de datos oficiales, se conoce que en Donostia la “burbuja” del partido la hará la propia comisaría local de la Ertzaintza, es decir, agentes de Seguridad Ciudadana. La Brigada Móvil queda para la “reacción”. Los sindicatos avisan de que las nuevas promociones de las comisarías no reciben ya formación de orden público, con los riesgos que ello conlleva para todas las partes. El policía jubilado sostiene la tesis de que “a más efectivos, menos consecuencias”. Dicho a la inversa: si el dispositivo es insuficiente, el uso de la fuerza será mayor en caso de problemas. Y hay precedentes. El último partido europeo de la Real Sociedad acabó con una mujer gravemente herida por el impacto en la cabeza de un proyectil de 'foam', el nuevo equipamiento de la Brigada Móvil. Se generalizó, precisamente, porque tras un partido de la antigua Copa de la UEFA del Athletic una intervención con las viejas escopetas de pelotas de goma acabó con un joven seguidor local muerto, Íñigo Cabacas. Las prevenciones por la violencia en el fútbol han llegado hasta el punto de pedir el cierre más temprano del colegio Amara Berri, el más cercano a Anoeta. Ha habido protestas de las familias. “¿Desde cuándo se cierra un colegio por un partido de fútbol?”, han protestado este miércoles las familias en una pequeña concentración.
“Entendemos que este modelo es insostenible. Cada vez que hay un evento importante, no llegamos. Hay que formar a la gente de Seguridad Ciudadana. Además, estamos en la plantilla 7.400. Los 600 que faltan nos permitirían dar mejor cobertura”, señala Sergio Gómez de Segura, del sindicato Erne. “No puede ser que un evento deportivo-festivo se convierta en un problema porque cuatro quieran divertirse de forma inaceptable”, abunda Unai Garabieta, de Esan.