El 2 de mayo de 1937 la revista falangista 'Vértice' publicó una fotografía y en el pie de foto se podía leer: “Como la más trágica estampa de vandalismo rojo, el esqueleto ennegrecido de lo que fue Guernica ofrece al mundo un alegato incontrovertible del sadismo marxista”. Este es uno de los ejemplos de como durante muchos años el régimen franquista intentó ocultar la verdad sobre el bombardeo de Gernika y de como los medios afines ayudaron a esta propaganda. Una gran cantidad de estas crónicas las ha recogido y analizado Ignacio Fontes de Garnica en su libro '1937: el crimen fue en Guernica'. Pero también ha incluido crónicas de medios extranjeros, gracias a los cuales se pudo conocer algo de la verdad. Con todo ello ha realizado la “crónicas de las crónicas, entrelazando la verdad y la mentira de Gernika”.
El autor asegura que cuando comenzó con la búsqueda de información una de las cosas que más le sorprendieron es que “77 años después del bombardeo todavía hay gente que sigue manteniendo que fue el ejército vasco y los dinamiteros asturianos los que destruyeron la ciudad”. Así, Fontes de Garnica asegura que “la verdad sí existe” y de hecho “hay una verdad objetiva que es la de los documentos y los números”.
En este sentido, ha recordado que “aquí desde el primer momento el Gobierno vasco sostuvo que hubo casi 10.000 muertos” durante el bombardeo. Sin embargo, ahora son los propios historiadores de Gernika quienes están levantando acta, con nombres y apellidos, de cada una de las víctimas y han llegado a unas 126-128 personas. Pero “hay que tener en cuenta que la actual Gernika está un metro y medio levantada sobre las ruinas de la antigua y ahí debajo hay muertos que nunca podrán salir, ni identificarse”. Además, los archivos se falsificaron o destruyeron, tanto en las parroquias como en los gobiernos.
Nuevo documento
Fontes de Garnica cuenta que, en toda la documentación que hay buscado para completar el libro, hay un documento “muy poco conocido, que sacó un escritor que su pasión son los aviones y hace monografías sobre ello”, que prueba que la aviación franquista, no solo la Nazi y la fascista mussoliniana, participó en el bombardeo. Por otro lado, asegura que ni Franco ni Kindelán “conocían las intenciones de los Nazis y de Mussolini, que era hacer un experimento del bombardeo en alfombra con posterior ametrallamiento de la población civil” y que tuvo como resultado la destrucción del 98% de Gernika.
Asimismo, el autor del libro apunta que “parece ser que fue una casualidad” el hecho de que la Casa de Juntas y el árbol se mantuvieran en pie durante el bombardeo, ya que “a los nazis y a los italianos les daban igual”. De hecho, el principal objetivo de este ataque era el puente de Rentería. Pero señala que a los nazis “tampoco les interesaba que se supiera que habían sido ellos porque estaba a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial”. Durante la presentación del libro el escritor ha indicado que este suceso ha estado muchos años “envuelto en la mentira y en la manipulación, por supuesto por el lado franquista”, pero estamos en el siglo XXI y “es cuestión de memoria y no de olvido, como algunos pretenden”. Por ello, “es inadmisible que un país que se dice democrático tenga más de 100.000 víctimas en las cunetas”. “No se puede construir un país sobre la manipulación”, ha concluido.