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Los hosteleros vascos suben la persiana pero quieren más: “Sería mejor noticia si no hubiera cierres perimetrales”

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha hablado y desde este martes los hosteleros podrán volver a abrir las persianas de sus negocios aunque la incidencia de COVID-19 sea superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días en sus localidades. La lista de bares y restaurantes que hasta este martes tenían la prohibición de abrir sus puertas la completaban 85 municipios, entre ellos las tres capitales vascas. Tras la decisión de la Justicia, la prohibición se levanta y vuelve la vida a los bares y restaurantes, pero con algunas restricciones como un aforo del 50% en el interior , la obligación de cerrar a las 20.00 horas y la prohibición de consumo en barra. 

Representantes de las asociaciones de hostelería de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava han comparecido en el Parlamento Vasco para explicar la situación del sector y han señalado que la resolución dictada por el TSJPV es “una buena noticia que hace justicia” al sector. Sin embargo han señalado que son conscientes de que se debe “exigir a los clientes” que cumplan y respeten las medidas sanitarias para que la situación no vuelva a ser “negativa” y la resolución dictada este martes no haya “servido de nada”.

En Bilbao el cierre de la hostelería se decretó el pasado 21 de enero. Fue la primera de las tres capitales en tener que cerrar sus bares y restaurantes y los bilbaínos apuraron hasta el último momento para poder disfrutar de su habitual 'chiquiteo', por eso nada más recibir la noticia algunos hosteleros han decidido abrir sus puertas directamente, sin tener que esperar hasta el próximo día. Como el caso de Itziar, propietaria del bar PK en el Casco Viejo, que desde antes de las 17.00 de la tarde ha comenzado a recibir clientes.

“Nos lo estamos tomando entre bien y mal. Bien porque ya podemos abrir, pero ya llega un punto que esto parece una broma constante. Me han avisado los del bar de enfrente que ya podemos abrir y como lo tenía abierto con pinchos y cafés para llevar, he sacado la terraza. Desde hoy quien venga ya puede consumir lo que quiera”, señala a elDiario.es/Euskadi la hostelera.

David Pérez prefiere esperar hasta el día siguiente para abrir las puertas, pero ya está preparándolo todo detrás de la barra de su bar, el Txiriboga, también en el centro de Bilbao. David, al igual que Itziar, siente la noticia algo agridulce. “Vale, podemos abrir, pero ¿qué pasa con el cierre municipal? Mucha de la gente que viene es de fuera de Bilbao. Y ¿qué pasa con los horarios? Cerramos a las 20.00, pero la mayoría de las personas vienen a la salida del trabajo, de 20.00 a 00.00”, lamenta este hostelero, que confiesa que de cinco camareros que trabajaban el año pasado por estas fechas tan solo quedan dos.

En el caso de Vitoria, el cierre de la hostelería se decretó el 25 de enero, después de que la capital superara la tasa de 500 contagios por cada 100.000 habitantes, coincidiendo también con el decreto del cierre perimetral de todos los municipios de Euskadi. Los hosteleros de la ciudad han comentado que quieren abrir sus negocios, pero también han admitido que la decisión del TSJPV ha sido “muy arriesgada”. Es el caso de Maribel de Juan, del restaurante Berenjenal, que cree que para poder abrir la hostelería con garantías “es necesario que bajen los casos y mejore la situación”. Además, aunque parte de los hosteleros no le den la razón, De Juan sí que piensa que “en los bares se propaga más fácilmente el virus, porque no se puede llevar la mascarilla puesta en todo momento”.

No es eso lo que ha defendido Taher Omar, camarero del bar Alkartetxe. “Solo señalan a la hostelería como punto de contagio, pero después no se quejan de que los centros comerciales y el transporte público vayan llenos”, ha comentado. Aunque el TSJPV haya decidido tumbar la prohibición de apertura de la hostelería en Euskadi, Omar cree que “es pronto para decir si es una buena decisión o no, hasta que no se sepan las medidas finales no se puede opinar nada”. Lo que sí tiene claro el camarero es que esta montaña rusa de decisiones está siendo una “muerte lenta, crees que estás trabajando porque tienes el bar abierto, pero en realidad no haces nada”, ha añadido.

En la taberna La Escotilla la situación no es diferente. Mohamed Oualmostapha ha manifestado que “esperábamos con ganas esta decisión. si no hubieran decidido reabrir los negocios La Escotilla tendría que cerrar, por lo menos, hasta que la situación mejorase”. Para Mohamed, las autoridades están “mareando a los hosteleros con tanta apertura y cierre. Al final, aunque esté cerrado los gastos fijos se mantienen, y entre el 60% y el 80% de la materia prima acaba en la basura”. Desde que el confinamiento del año pasado terminara, los hosteleros han tenido que adaptarse a infinidad de medidas sanitarias para prevenir la expansión del virus, algo que ha sido “difícil” para Oualmostapha, pero que “es preferible adaptarse que mantener el bar cerrado”.

Donostia fue la última de las tres capitales en bajar la persiana. Concretamente lo hizo el pasado 29 de enero tras acumular más de 500 contagios por cada 100.000 habitantes en dos semanas. Los hosteleros de la ciudad siguen pendiendo de un hilo, pero según han señalado a este diario, tenían ganas de volver a abrir sus puertas.

El bar Amazonas se encuentra en la Plaza de Bilbao, en Donostia. Sus propietarias, Julia Murugarren y Yolanda Murugarren, ven con buenos ojos la reapertura de la hostelería. “Sería mejor noticia si no hubiera cierres perimetrales”, ha comentado Yolanda, ya que su bar se sitúa cerca de la estación de autobuses de la ciudad. En él trabajan estas dos hermanas, mientras que otros siete miembros de la plantilla están en ERTE. Su bar sigue vendiendo algunos productos para llevar, sin embargo Yolanda ha señalado que “se hace un 5% de caja de los que se hacía anteriormente, y estamos abiertos precisamente por eso, para no pagar más”.

“Estamos muy contentos y con ganas. Soy positivo y ahora hay que esperar, pero confío en que la hostelería siga abierta”, ha indicado Carlos Santana, que regenta el Café Santana desde hace 23 años. Actualmente, Carlos cuenta con cuatro trabajadores en ERTE, por lo que él y su hermana se hacen cargo de todo el local.

La Bodega Donostiarra lleva desde 1928 sirviendo pintxos en el barrio donostiarra de Gros, y Miguel Montorio ha estado a los mandos del bar estos últimos 12 años. Miguel tiene sentimientos encontrados con la reapertura provisional de los bares: “Estoy con mucha alegría, pero por otro lado, muy preocupado porque la situación no está bien, al fin y al cabo dependemos del cliente”, ha lamentado Miguel, que apresuradamente ha dejado todo preparado para mañana. “Estoy preparando horarios y gestionando el fin del ERTE para algunos trabajadores”, ha explicado, ya que cuenta con 23 personas dentro del personal de su bar.

Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia que ha comparecido junto al secretario de SEA Hostelería de Álava, Luis Cebrián y el secretario general de Gipuzkoa Hostelería, Kino Martínez, ante la Comisión de Comercio del Parlamento Vasco, ha alertado de que a pesar de que los bares y restaurantes se puedan abrir, los hosteleros van a seguir necesitando ayudas, puesto el sector se encuentra en una situación “insostenible”. Por ello, ha reiterado la demanda de un plan de rescate para el sector dotado con 231 millones de euros.