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Entrevista Artista

Isidoro Valcárcel: “La sociedad tiene el cerebro tan lavado que cuando ve mi obra piensa que es un disparate”

El artista Isidoro Valcárcel mirando una de sus obras en la exposición de Azkuna Zentroa

Maialen Ferreira

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En los años 80, cuando comenzó con el proyecto 'Arquitecturas prematuras', Isidoro Valcárcel (Murcia, 1937) ya era un artista adelantado a su tiempo. En 2022, sin ver ninguna de sus propuestas hecha realidad, lo sigue siendo. No es que los proyectos de Valcárcel requieran de infraestructuras imposibles o de tecnología punta, es que, simple y llanamente, no interesa llevarlos a cabo, como él mismo confiesa con la frustración burlona que decirlo en voz alta le genera.

Todo aquel que escuche hablar o vea con sus propios ojos alguna de sus propuestas arquitectónicas se va a sorprender, porque muestran la realidad vista desde otra perspectiva, aparentemente imposible, pero no irreal. Entre sus proyectos se encuentran algunos realmente llamativos y surrealistas, como es el caso de 'Torre para suicidas', una torre por la que cualquiera que quiera acabar con su vida lo haga de forma ordenada y “sin molestar a nadie”. Sin embargo, Valcárcel no considera que su torre pueda llegar a ser “polémica” porque está seguro de que “nadie le presta atención en absoluto”. “No va a llegar a ser polémica porque no se le presta en absoluto ninguna atención. No genera polémica, lo que más genera es a personas pensando 'mira lo que dice este' o 'qué disparate lo que dice este' y se acabó. La sociedad no llega a pararse en ningún momento a meditar sobre el asunto. La realidad es que muy de vez en cuando salen las estadísticas de los suicidios y la última salió ayer, pero la sociedad no se para a pensar en ello”, señala a este periódico.

El artista cuenta con otras propuestas que si se llegaran a hacer realidad, beneficiarían a toda la sociedad, en especial a las personas sin hogar. Se trata de 'Colonia de chabolas' una obra con la que el artista critica el desinterés de los políticos y las instituciones para mejorar la calidad de vida de las personas sin hogar y sugiere construir “casas rodantes” para que las personas que no tengan una vivienda puedan vivir en ellas, circular y cambiar de lugar cuando quisieran. “¿Cómo es que los mendigos tienen que dormir en la calle en el peor de los rincones, expuestos además a que venga la Policía, los levante y los deje sin la más mínima defensa? No hay que ser ni un experto ni un sociólogo para darse cuenta de eso, basta con ir por la calle y pensar cómo es posible que ocurra y cuán fácil sería resolverlo”, critica.

Otra de sus creaciones, 'Edificio para parados' contempla la construcción de un edificio en el que personas sin trabajo puedan “reciclarse” gracias a cursos que se impartan en él. El prototipo del edificio incluye diez plantas en total y cada una de ellas llevaría un nombre como “liberación cultural”, “nuevos oficio” o “cambio de actitud”. Los parados serían diferenciados entre los de nuevo ingreso y los que han perdido sus trabajos más de una vez y son “reincidentes”. Al finalizar, los alumnos se graduarían y podrían salir a la calle a buscar un nuevo trabajo con lo aprendido durante el curso.

Las 31 obras de 'Arquitecturas prematuras', que estarán disponibles en Azkuna Zentroa, en Bilbao, desde este martes hasta el próximo 18 de septiembre, fueron creadas entre 1984 y 1992 y buscaban, según el propio Valcárcel “evidenciar la absoluta contradicción existente entre la realidad más inmediata del espacio urbano y las estructuras que pretendidamente lo configuran”. A pesar de que a primera vista las piezas parecen simplemente planos arquitectónicos y dibujos hechos a mano de edificaciones, sus títulos esconden la verdadera intención de este artista -que no arquitecto-: crear propuestas conceptuales irrealizables o, como su propio nombre indica, “prematuras”.

Un edificio para parados, una torre para suicidas o una colonia de chabolas son algunas de sus creaciones que tratan preocupaciones y problemas reales tanto de la sociedad en la que se concibieron como en la actual. ¿Tan descabellado sería que se hicieran realidad en un futuro?

Socialmente sería descabellado. La prueba está en que no ha habido ni la más mínima aproximación ni desde las instituciones ni desde los particulares de hacerlas realidad. Todo se ve como una curiosidad, lo ven y dicen 'mira este proyecto, qué raro', pero ahí se acaba. Futuro no tienen ninguno.

No ha habido ni la más mínima aproximación ni desde las instituciones ni desde los particulares de hacer realidad mis obras; dicen 'mira este proyecto, qué raro', pero futuro no tienen ninguno

¿Cómo se le ocurrieron?

Porque vivo en el medio y me doy cuenta de las cosas tal y como pasan. ¿Cómo es que los mendigos tienen que dormir en la calle en el peor de los rincones, expuestos además a que venga la Policía, los levante y los deje sin la más mínima defensa? No hay que ser ni un experto ni un sociólogo para darse cuenta de eso, basta con ir por la calle y pensar cómo es posible que ocurra y cuán fácil sería resolverlo. ¿Por qué no se hace y ya esta?

¿Por qué cree usted que no se hace?

Porque no responde a los intereses de las estructuras dominantes, está claro.

¿Si pudiera llevar un proyecto de Arquitectura prematura' a cabo, cuál sería?

Eso es dificilísimo de contestar, pero por ejemplo, este que acabo de decir, 'Colonia de chabolas' con el que los mendigos con una señal de tráfico en su carricoche, puedan sencillamente colocarse en cualquier sitio, como en la Gran Vía de Madrid, junto a la Plaza Callao y truncar el tráfico de los potentados.

Presumimos mucho de ser racionales, pero la verdad es que usamos nuestra razón solo para los intereses económicos, sociales o profesionales, pero no en el sentido común

Durante la rueda de prensa en la que ha presentado la exposición, ha hablado de su obra 'Museo de la ruina' con la que realiza una crítica a las instituciones culturales. Ha criticado, en una mesa en la que compartía con el director de Azkuna Zentroa, Fernando Pérez, el hecho de que los museos cobren la entrada o que cuenten los asistentes que entran en él. ¿Qué es lo que critica de estas instituciones?

Los museos son una cosa constitucionalmente estupenda, un sitio donde se va a disfrutar y resulta que tienes que pagar para entrar y, además, entras en una cuenta en la que luego dicen “hoy han venido 1.000 visitantes”. ¿Qué le importa al museo la cantidad de personas que vayan? Un museo tiene una misión informativa, de transmitir sensaciones, sentimientos y cultura. ¿Qué le importa si van cinco o cincuenta? Lo que tienen que hacer es esforzarse porque vayan cincuenta, porque eso supondría que hay cincuenta beneficiarios, pero nada más. Eso de contarlo me parece una grosería y de mala educación.

Parece como si vincularan la calidad del arte o del artista al número de visitantes que recibe su exposición.

Por supuesto. Esa es la verdad, de hecho.

¿Se le ocurre o tiene en mente alguna idea de 'Arquitectura prematura' que no haya creado aún?

Es una tendencia que abandoné hace tiempo y que no me apetece retomar porque tuvo su momento y en la exposición queda bien patente. Ese momento para mí pasó hace treinta años, lo cual no quiere decir que no me interesen las intervenciones o propuestas de ese carácter, claro que me interesan, pero no para ocuparme yo de ellas ya.

¿Con qué sensación le gustaría que se quedasen las personas que vayan a visitar su exposición?

Con la sensación de que crean que esto también sería posible si fuéramos más racionales, sencillamente, porque nosotros presumimos mucho de ser racionales, pero la verdad es que usamos nuestra razón solo para los intereses económicos, sociales o profesionales, pero no en el sentido común de la palabra.

¿Considera que alguna de sus obras, como por ejemplo 'Torre para suicidas' puede llegar a ser polémica en la sociedad actual?

No va a llegar a ser polémica porque no se le presta en absoluto ninguna atención. No genera polémica, lo que más genera es a personas pensando 'mira lo que dice este' o 'qué disparate lo que dice este' y se acabó. La sociedad no llega a pararse ningún momento a meditar sobre el asunto. La realidad es que muy de vez en cuando salen las estadísticas de los suicidios y la última salió ayer, pero la sociedad no se para a pensar en ello.

No hay peligro de que nos detengamos a meditar sobre las cosas importantes porque estamos suficientemente adoctrinados

¿No da un poco de tristeza el hecho de que la sociedad no se pare a pensar en cosas que son tan reales e importantes?

Sí, claro, pero el cerebro lo tenemos lo suficientemente lavado como para que no corramos el riesgo de pararnos a pensar en ellas, por eso la sociedad piensa 'qué disparate' cuando ve mi obra. No hay peligro de que nos detengamos a meditar sobre las cosas importantes porque estamos suficientemente adoctrinados.

¿Entonces no tiene esperanza en la sociedad?

Hombre, sí, yo personalmente tengo una esperanza, pero constantemente frustrada. La esperanza nunca se pierde, dice el refrán.

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