Miren Larrion rompe su silencio: “Pensé que no le haría daño a esta compañera. Para mí había una explicación”
Miren Larrion, uno de los mayores activos políticos de EH Bildu como candidata en Vitoria en 2015 y 2019 y también como parlamentaria vasca, ha roto su silencio después de los hechos de principios de 2021 que le obligaron a dejar la política y por los que ha sido condenada a tres años de cárcel que han sido conmutados por 250 días trabajos en beneficio de la comunidad. En Euskadi Irratia, la expolítica ha admitido gran parte de los hechos -que robó una cartera a una compañera de partido y que usó su identidad para abrir una cuenta corriente, pero sin incidir en que la suplantó incluso físicamente- y ha explicado con detenimiento los problemas psicológicos y psiquiátricos que le llevaron al límite en aquella época. “Pensé que no le haría daño a esta compañera. Para mí había una explicación. Estaba en mi cabeza”, ha explicado en la larga conversación en euskera, grabada en el bosque de Armentia de Vitoria.
Larrion se ha descrito “trabajando todos los días”, sin descanso, y sufriendo “ataques” por parte de su entorno. Vivía en la “hipervigilancia” e instalada en la ansiedad porque “en cualquier momento podía haber un ataque”. No ha explicado más datos al respecto pero sí que el estrés le fue generando trastornos de todo tipo. “Estaba disociada”, ha afirmado.
Ella enmarca en ese contexto el hurto de la cartera -que en sí mismo es el más leve de los delitos que se le han aplicado- y las actuaciones posteriores. La sentencia contra Larrion, conocida en julio y admitida en su totalidad por la imputada, revela en todo caso que había un “plan preconcebido” ideado “con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito” con una serie de operaciones bancarias que fueron cortadas por la Ertzaintza en sus primeros compases. Así, en enero acudió a Vodafone y dio de alta una línea telefónica con la documentación robada. Y el 26 de enero hizo lo propio con una cuenta de correo electrónico y con un apartado de correos, el 6004 de Vitoria. El 29 de enero fue cuando apertura el depósito en Bankinter y el 9 de febrero realizó un primer ingreso de 300 euros. El 22 de febrero se le tendió una trampa: no se le dieron las claves digitales de modo telemático para que acudiera a la oficina y se delatara. “Alteró su aspecto físico habitual” para esa visita. Se ha contemplado en el proceso judicial que Larrion tenía “estrés agudo y trastorno de ansiedad” pero también que “mantenía el sentido de la realidad” en todo momento.
Tras el arresto, Larrion ha explicado que acudió a hablar con su colega en EH Bildu, a la que ha agradecido su “generosidad”. La víctima nunca ha participado como acusación en el proceso ni ha reclamado nada más allá de la simbólica devolución de la cartera. Tampoco ha hecho comentarios públicos. También ha señalado que se reunió con el partido para dimitir y contarles lo sucedido. “Cuando yo explicaba todo, nadie lo entendía. Pero para mí tenía sentido”, recalca Larrion, que ha insistido en que incluso planteaba todo como un “regalo” para su compañera. Ha asegurado que “desde el principio” admitió los hechos en el juzgado, aunque en puridad el pacto y la confesión solamente llagaron al final, después de terminada la investigación.
Después de que estallara el caso y de dar su versión en un mensaje en redes sociales, la ya dimitida política se aisló. “Sabía que venía la tormenta mediática”, ha lamentado para afirmar después que “hay quien ha tratado el tema con crueldad”. Fue atendida por especialistas y poco a poco ha ido recuperándose. Ha agradecido las muestras de apoyo mayoritarias y ya está leyendo de nuevo la prensa -se ha felicitado- aunque 'The Guardian', 'Le Monde' o 'La Vanguardia' antes que los medios locales. Aparentemente, la próxima semana regresará a su ocupación profesional previa en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y también realizará los trabajos comunitarios, que no quiere desvelar para que no se conviertan en un “espectáculo”.
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