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Orduña, campo de concentración extremeño en la guerra: 2.035 de los 3.981 presos fueron llevados a 700 kilómetros

Campo de concentración de Orduña desde el aire

Iker Rioja Andueza

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La “nueva España” del Francisco Franco tras el final de la Guerra Civil -la que mató la democracia y emulaba la Italia de Benito Mussolini y la Alemania de Adolf Hitler- también tenía campos de concentración en su territorio. Es el caso del que existió en Orduña entre 1937 y 1941. También los hubo en Nanclares de la Oca, en Murgia, en la Universidad de Deusto o en las plazas de toros de Vitoria y de Tolosa, así como en 300 de puntos de toda España. En el caso de la única ciudad de Bizkaia -que además está dentro de la provincia de Álava- hubo 3.981 presos. Y 2.035 eran extremeños.

Una delegación de alto nivel del Gobierno vasco encabezada por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, se ha desplazado este sábado hasta Castuera, en Extremadura, para rendir homenaje a este gran grupo de represaliados, campesinos en su mayoría. En Orduña murieron del orden de 225 personas y 125 eran de la provincia de Badajoz, de Mérida, de La Serena o de Don Benito, a los que se suman dos cacereños.

Además del tributo, Euskadi ha llevado a Extremadura el deseo de identificar a 71 personas ya exhumadas. Se aspira a que posibles descendientes de los finados -que murieron por enfermedades en una alta proporción- den el paso de entregar una muestra de ADN al Instituto de la Memoria vasco (Gogora), para lo que se ha habilitado el teléfono 94 403 28 45 y el buzón gogora@euskadi.eus. También se busca a las familias de 41 castellano-manchegos, 22 presos que llegaron desde Málaga, siete tarraconenses y 28 de otros puntos de España. El viaje no ha sido en balde, ya que según fuentes oficiales “ocho familias extremeñas han contactado este sábado con Gogora para aportar su ADN”.

“Quienes dieron su vida, quienes cayeron en el frente, quienes fueron tiroteados en una cuneta, quienes padecieron los rigores de la cárcel y de los campos de concentración, hasta encontrar muchas veces la muerte, quienes fueron objeto de todo tipo de represión, hoy nos interpelan. Tienen derecho, y vosotros, sus familiares, tenéis derecho”, ha dicho Artolazabal en Castuera. La localidad no ha sido elegida al azar. Allí también hubo un campo de concentración y muchos de los presos en Orduña habían pasado antes por los barracones de esta localidad.

“Más de 2.000 personas fueron desplazadas en trenes a más de 700 km de distancia, para aislarlos y castigarlos doblemente, a ellos y a sus familias. Al castigo de una brutal represión se unió la crueldad del desarraigo. Y algunos de ellos nunca volvieron. Murieron por las inhumanas condiciones que en Orduña hubieron de soportar: frío, hambre, hacinamiento, enfermedad”, ha apuntado la consejera vasca, que abandonará el cargo en los próximos días para centrarse en su candidatura a la alcaldía de Vitoria por el PNV. Y ha añadido: “No les devolveremos la vida, pero sí su derecho a descansar en paz entre los suyos, su derecho a la dignidad, dignidad que pretendieron arrebatarles pero que nunca perdieron”.

Ya el pasado verano se inauguró en Orduña un columbario. En su discurso entonces, Artolazabal prometió: “Mientras pueda existir la posibilidad de localizar e identificar en tierra vasca los restos de un represaliado republicano, sea vasco, andaluz, asturiano, extremeño o de cualquier otro origen no vamos a cejar en nuestro empeño. Seguiremos poniendo todos los recursos humanos, materiales, científicos y económicos necesarios para la localización, exhumación e identificación de los desaparecidos en la guerra y posguerra en Euskadi”.

La Guerra Civil en Euskadi supuso la rápida adhesión de la guarnición de Vitoria a la sublevación a costa de la represión de las autoridades legítimas por parte del mando Camilo Alonso Vega, amigo personal de Franco y posteriormente ministro. Fue el primer municipio controlado por el nuevo régimen, con Rafael Santaolalla como alcalde. La ciudad sirvió meses después como base de los estados mayores de Alemania e Italia en España y desde allí se planificó el bombardeo de Gernika. Fue la respuesta a la única ofensiva republicana y del Gobierno de Euzkadi para tratar de recuperar Álava, la conocida como batalla de Villarreal, ahora oficialmente Legutio. Esa campaña de bombardeos de la primavera de 1937 -en toda la contienda fueron 2.000, incluidos los de ambos bandos- supuso la ocupación de toda Gipuzkoa y Bizkaia.

Consulta aquí el listado de fallecidos en el campo de concentración de Orduña

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