Hasta noviembre de 2021, quedaban en Euskadi 532 cabinas telefónicas operativas, según datos oficiales. En este especial se pueden ver imágenes de 85 de ellas sobreviviendo olvidadas en las calles vascas (además de la fotografía de una ya desaparecida). La mayoría están sucias -con excepción de las de Bilbao, de mejor aspecto-, pintarrajeadas o con pegatinas. En la sesión de fotografías no se aprecia a nadie usándolas o con ademán de hacerlo. Nadie las ve y ya nadie quiere anunciarse en ellas. El dato oficial es que registran una llamada cada cinco o seis días. Tan es así que, desde 2022, Telefónica ya no tiene la obligación de conservarlas.
Es una suerte encontrar una operativa. En muchas, el auricular está descolgado. En otras, aparece directamente un cable pelado. ¿Dónde están esos teléfonos pesados arrancados de las cabinas vacías? Robar calderilla de estas máquinas parece un negocio ruinoso. ¿Algún estanco venderá las tarjetas prepago? ¿Admitirán todavía pesetas? Es curioso que el logo antiguo de Telefónica que aparece en muchas de ellas se parece al actual, ya que la compañía ha regresado a una imagen corporativa más tradicional en los últimos tiempos. ¿El teléfono de soporte técnico que se publicita lo atiende alguien? ¿Qué número aparecerá en el móvil si recibe una llamada entrante desde alguno de estos postes?
El paseo entre cabinas -que ha hecho aflorar algún que otro fotomatón- muestra que la mayoría son postes azules y verdes, como era Telefónica en la década de 1990 antes del 'boom' de la telefonía móvil, comercializada entonces como MoviLine en analógico y MoviStar (con 's' mayúscula) en digital. En ocasiones aparecen por parejas, como ocurre en varias zonas antaño de alta demanda en el centro de Vitoria como las Desamparadas o la trasera de la plaza de España. Este modelo tiene algunas versiones para pared o con un tejadillo más pequeño. En su momento se hicieron más bajas para discapacitados. Hay un formato similar algo más moderno, en tonos más oscuros, lo que no impide que se yergan ahora igual de desatendidas. También sobreviven algunas cabinas propiamente dichas, con estructura metálica pero ya sin su característica portezuela plegable y corrediza que tantas comunicaciones importantes guarecía. La excepción es un ejemplar en Amurrio. Una película protagonizada por José Luis López Vázquez en la década de 1970 mostraba el temor a quedar atrapado en ellas. El barrio vitoriano de Adurza parece el mejor para pasear y encontrarse con varias de ellas.
No es que nadie las use, sino que parece misión imposible acceder a algunas de ellas. En la del 88 de la calle Florida de Vitoria hay media docena de contenedores de todo tipo, tres a cada lado del poste. En la de la calle de Paraguay de la capital alavesa un hostelero ha colocado ahí sus mesas para la terraza. En el Arca, la zona es una aparcamiento de motocicletas. En Julián Gaiarre (BIlbao) el acceso parece imposible en medio de una obra, un carril-bici de doble sentido, una línea de aparcamientos y la calzada.
En Segura, asimismo, se yergue lo que parece una cabina pirata. Se trata de un modelo importado del Reino Unido, con la tradicional estructura roja londinense y que incluso tiene una cartel con las monedas en libras esterlinas que admite y al que le acompaña un teléfono público de los que se se usaban en los bares en muy buen estado. En no pocas han empezado ya a florecer en su interior arbustos o maleza.
Según los datos de Telefónica, las 532 supervivientes se reparten en 219 en Bizkaia, 219 también en Gipuzkoa y 94 en Álava. A las 00.00 horas del 1 de enero de 2022, veinte años después del final de la peseta, por ejemplo, la compañía ya no tiene la obligación de garantizar una red mínima. La empresa alega que el servicio universal como tal se mantiene, pero que ellos ya no están atados por una orden ministerial a prestarlo. “Esto ya sucede con otro elemento del servicio universal como son las guías de abonados”, indican estas fuentes. ¿Dónde se guardan esos grandes tomos con todos los números en riguroso orden alfabético?
Dice Telefónica que “no hay plan de desmonte” hasta ver cómo evoluciona la aplicación de la nueva normativa, pero es evidente que en ciudades como Bilbao han desaparecido ya sigilosamente en los últimos meses. Basta comparar las últimas pasadas del coche de Google Maps con la actualidad. Esta ciudad fue la tercera de España con este servicio en 1963 después de Madrid y de Barcelona. Las primeras fueron las de la avenida de Zumalakarregi y otras en barrios populares como Otxarkoaga y La Peña. Consumían una ficha cada tres minutos. En 1965 se hicieron las primeras pruebas en Donostia y, en 1966, llegaron a Vitoria, pero hasta 1970 no se podían hacer 'conferencias', llamadas interurbanas. Con la liberalización del mercado, Euskaltel quiso conquistar todo el terreno de Telefónica en Euskadi y se aventuró no solamente en la telefonía fija y móvil, sino también en el negocio de las cabinas. Fracasó.
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