“El sector pesquero se prepara para morir en Europa, si no se le protege”. Parece una predicción de película distópica que muestre un futuro en el que degustar un pescado capturado en aguas a poca distancia de casa sea sólo una utopía, pero el sector ve cada vez más cerca ese momento en el que todo el pescado que se consuma en Europa venga de fuera, sobre todo de Asia, y esté congelado. O, como mucho, sque e haya criado en una piscifactoría. “Se trata de nuestra supervivencia, sí”, señalan desde el sector. Y siguen: “Pero sobre todo se trata de que los europeos decidamos qué es lo que queremos llevar a nuestras casas para alimentarnos. ¿Queremos llevar un alimento fresco, de calidad, capturado por la gente de aquí en las aguas de aquí, o queremos un producto de importación en muchas de las ocasiones de dudoso origen o dudosa credibilidad. Dependeremos de Asia para comer pescado. Eso es lo que vamos a conseguir destruyendo la flota pesquera”.
Los arrantzales de Bermeo, Ondarroa, Pasaia u Hondarribia saben que lo que se decida en Europa les afecta directamente. Llevan muchos años conteniendo la respiración con cada decisión de cuotas, vedas o restricciones. Desde las cuotas de merluza, anchoa, verdel o bonito a la prohibición la pesca deportiva de angulas. Todo llega desde Bruselas y los Gobiernos nacionales y autonómicos tienen cada vez menos capacidad de decisión al margen de lo que apruebe la Comisión Europea. Así las cosas el sector pide un “claro cambio de rumbo en la política pesquera europea”. La queja viene avalada por cifras.
El 70% del pescado que se consume en Europa ya es es importado. “Cada vez nos dejan pescar menos, porque se endurecen las condiciones para la pesca en aguas europeas, mientras se consume más pescado de fuera, sin que preocupen las condiciones en las que se realizan esas capturas o el traslado o procesamiento de las mismas”, dice Mikel Ortiz, director de la Organización de Productores de Pesca de Altura de Ondarroa (OPPAO). Una queja similar a la que ha abanderado las protestas de los agricultores de los últimos meses: “Europa pone condiciones a la producción -en este caso a las capturas- pero no vigila que se cumplan esas mismas condiciones para lo que se importa”, generando, denuncian, una competencia desleal. Y mientras tanto, el sector merma, en Euskadi y en España.
Euskadi tiene 186 barcos dedicados a la pesca en los que trabajan 1.946 personas. Hace sólo cinco años, cuando se votó por última vez para Europa, eran 12 barcos más y había 199 trabajadores más embarcados. Es decir ,desde 2019, cuando se celebraron las anteriores elecciones europeas, se ha perdido un 6% de flota y casi un 10% de empleo. Si la comparación se hace con 2008, se han perdido 88 barcos y 678 empleos en quince años. Un 32% y un 26% menos respectivamente. No es sólo un fenómeno vasco. En España hay poco más de 8.000 barcos pesqueros actualmente y en los últimos quince años se han perdido más de 4.000 embarcaciones en activo.
Los barcos que gestiona la asociación que dirige Mikel Ortiz fueron unos de los afectados por el cierre de la pesca en el Golfo de Vizcaya durante entre enero y febrero de este año para proteger a los delfines, pero esa no es la única ocasión en la que ha tenido que amarrar la flota por una “supuesta protección del medio ambiente”. En su opinión, la política europea está demasiado volcada en la protección del medio ambiente“ y ”la parte pesquera está olvidada, por no decir castigada o ninguneada“. Considera que de las próximas elecciones del día 9 de junio tiene que salir un comisario específico para Pesca, y acabar con cartera actual de Medio Ambiente, Océanos y Pesca. ”La misma persona que lleva Medio Ambiente no puede llevar Pesca porque se está demostrando que es incompatible“, incide.
Puntualiza que eso no quiere decir que no se cuide del Medio Ambiente. “Al contrario, nosotros somos los primeros interesados en que se cuide el medioambiente y se proteja a las especies”, dice. Pero recuerda que la política pesquera europea habla de tres objetivos: sostenibilidad medioambiental, sostenibilidad social y sostenibilidad económica. “Pues este esta comisión lleva cinco años demostrando que solamente le importa, le interesa y se centra en la parte medioambiental”, denuncia, convencido de que las ONG y organizaciones medioambientales tienen en este momento un poder en Europa que perjudica claramente a los objetivos de los arrantzales. A lo que hay que añadir ahora la apuesta clara de Europa por la energía eólica off-shore. “Entre la sobreprotección de los delfines y otras especies, las vedas de ecosistemas marinos vulnerables, y ahora los molinos eólicos en alta mar, el ciudadano europeo va a renunciar a pescado europeo”, señala Ortiz. “¿Queremos nutrirnos de pescado de acuicultura exclusivamente, alimentado por piensos compuestos, de pescado que viene en barcos camboyanos o chinos? ¿Queremos depender de pescado que viene de lejos y a veces con dudosa credibilidad? Pues es lo que vamos a tener. Habrá que establecer prioridades y creo que la prioridad deberá ser una alimentación sana, equilibrada, sostenible”, protesta.
Miren Garmendia, secretaria general de la Federación de Cofradías de Pescadores de Gipuzkoa, comparte también esta necesidad de que Europa establezca prioridades para salvaguardar la pesca. “Tenemos un problema claro de relevo generacional. Con tanta burocracia, reglamentación, requisitos, e inseguridad jurídica sobre si vamos a poder pescar o no la inversión en este sector es muy complicada, sobre todo para que lo quiera asumir gente joven. Normalmente somos empresas familiares y los hijos no quieren asumir el barco que deja el padre. El sector va a morir si Europa no lo protege de alguna manera”, alega.
Garmendia cree que además el sector se enfrenta a un nuevo reto que está dentro de la política de reducción de emisiones que se ha marcado Europa. “Tendrá que establecerse un plan de desguaces para que el sector sea sea rentable y viable y se renueve la flota porque e habla mucho de la transición de nuevas energías renovables y no va a haber patrón que vaya a invertir en barcos eléctricos con la inseguridad que tenemos sobre el futuro de la pesca en aguas europeas. Los arrantzales miramos mucho a Europa y nos preocupa porque estamos sustituyendo la pesca por turismo, los puertos pesqueros por puertos deportivos” dice. Y, ¿qué dicen los partidos en sus programas electorales respecto al sector pesquero?
El PNV pide un comisario de Pesca
Entre sus propuestas recoge la de crear un comiiario específico para Pesca, como ya existe el de Agricultura, “separando dichas competencias del portfolio del responsable de Medio Ambiente”. Además, plantea “seguir desarrollando la dimensión exterior de la Política Pesquera Común como herramienta de lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; incorporar actuaciones para mejorar la seguridad de los buques, sus condiciones de operación y habitabilidad y la eficiencia energética; remover los obstáculos administrativos, simplificar la burocracia y evitar cargas administrativas al emprendimiento; y garantizar la seguridad alimentaria ”reformando la cadena de valor“ para ofrecer una posición en ella a los pescadores.
Los socialistas también defienden en su programa al Parlamento Europeo que se atribuya “un Comisario de Pesca y Asuntos Marítimos para la próxima legislatura para reconocer el peso que tiene la pesca dentro de la UE y que sus políticas son clave para la Unión”. Al margen de eso, reconoce que el sector pesquero actual “está marcado por un contexto repleto de desafíos y cambios”, y para solventarlos apuesta por un “refuerzo del pilar social de la Política Pesquera Común (PPC) mediante una reforma de esta para adaptarla a la nueva realidad y mejorándola en aspectos tan importantes como las condiciones de trabajo de las y los trabajadores del mar, reforzando la seguridad a bordo, ampliando y homologando la formación y estableciendo medidas eficaces que atraigan a la juventud, logrando así el relevo generacional”. También urge a promover el crecimiento de la acuicultura según criterios de sostenibilidad ambiental “ya que es esencial para garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo”, señala. En este sentido, los socialistas apuestan por “una Política Acuícola Común que ponga fin al estancamiento de este sector, que aborde la reducción de la carga administrativa y la integración de la acuicultura en la ordenación marítima, costera y del espacio interior” y apoyan el crecimiento de una “acuicultura sostenible, medioambiental, económica y social a largo plazo”. “Queremos que se reconozca uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la pesca, que es la diversificación de las actividades pesqueras. Es imperativo continuar y reforzarla un contexto local a través del desarrollo de la pesca costera y de interior, la acuicultura y una economía azul sostenible”, señala el programa.
En cuanto a Podemos, la formación morada reconoce en su programa que “la asfixia del agro es compartida por la gente de la mar, sobre todo por quienes se dedican a la pesca artesanal y de pequeña escala. La pérdida de embarcaciones y tripulantes en el sector es constante, lo que destruye una actividad que fija población y da vida a la economía de las comunidades costeras”. Por ello, apuesta por “reconocer nuestra pesca, sostenible y viable económicamente, como base para la soberanía alimentaria”. En lo que se refiere al reparto de las cuotas pesqueras, quiere impulsar una nueva evaluación de la distribución “según criterios científicos independientes y transparentes y conforme al criterio general de un reparto lineal por caladeros, barcos, tripulantes y tipo de arte” . “Este nuevo reparto deberá asegurar unos márgenes razonables y suficientes de ingresos dignos a los productores y productoras, así como un acceso al reparto en condiciones de equidad y sostenibilidad social y económica. Para ello, es necesario que la UE adopte una definición de pesca artesanal que permita articular medidas de fomento de la economía de las comunidades costeras. También se promocionará la incorporación de mujeres en las distintas modalidades del sector”, señalan.
También apuestan por establecer los “medios económicos necesarios para transitar desde una acuicultura intensiva hacia una más sostenible, orientada al modelo multitrófico integrado y la acuicultura en extensivo”. También propone “crear las figuras jurídicas necesarias para desarrollar la cogestión de las pesquerías incluyendo a todos los actores interesados, como pescadores y pescadoras, empresas, mariscadoras, ONG, la comunidad científica, la Administración, etc. Esto permitirá hacer efectiva esta pesca sostenible y aplicar correctamente una política pesquera realmente común”.
La coalición Sumar propone en primer lugar apoyar “la pesca artesanal y los sistemas de producción ecológica y de bajo impacto”. “Diversificaremos el consumo y la reducción de los descartes pesqueros para impedir la sobreexplotación de caladeros, evitando la introducción de especies no autóctonas y el abuso de las piscifactorías”, señala en su programa. También cree necesario “reconvertir la acuicultura europea, muy dependiente del cultivo del salmón, la trucha y la dorada, al cultivo de nuevas especies con menor dependencia de harinas de pescado”. Pretenden “proteger un 30 % de ecosistemas marinos europeos de la actividad pesquera”, e “investigar la viabilidad en algunos de esos espacios de la eólica off-shore o del aprovechamiento de la energía de olas y mareas, supeditadas a la preservación del medio marino”.
EH Bildu y PP, por su parte, no disponen de momento de un programa electoral para el 9J por escrito. EH Bildu lo hará público la semana que viene y el PP también piensa desgranar ejes fundamentales porque no tienen programa electoral como tal. Desde elDiario.es/Euskadi se ha intentado que los postulados sobre pesca de ambas formaciones de cara al Parlamento Europeo figuren en este reportaje pero no ha sido posible.
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