La planta de compostaje que está proyectada en el término municipal de Asparrena, en Álava, deberá arbitrar medidas especificas para garantizar la protección de aguas y suelos del vertido de lixiviados para que el proyecto tenga el visto bueno de Medio Ambiente. El informe de impacto ambiental del proyecto emitido por la dirección de Calidad Ambiental y Economía Circular del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno impone a los promotores el establecimiento de “medidas destinadas a la protección de las aguas y de los suelos”, entre ellas, una “recogida adecuada de de los lixiviados” una sustancias que son altamente contaminantes, de forma que “ se impida la contaminación o degradación de las aguas continentales, tomando las muestras y medidas que fueran oportunas antes de su vertido al colector municipal”. Además exige que la zona de compostaje se cubra para “reducir el volumen a gestionar de lixiviados generadores de olores”, y se haga una “correcta gestión de la planta para minimizar la generación de olores por la aparición de condiciones anaerobias durante el proceso de compostaje”.
Estas medidas forman parte de una batería recomendaciones para evitar que el proyecto que promueve el Ayuntamiento de localidad, “pueda tener efectos adversos significativos sobre el medio ambiente” y no sea necesario que el proyecto de planta de compostaje se someta a evaluación de impacto ambiental ordinaria, “siempre y cuando se incorporen al mismo las medidas protectoras y correctoras establecidas”.
La planta de compostaje se situará en el polígono industrial de Asparrena-San Millán, en el término municipal de Asparrena, junto a las instalaciones de las empresas Interenvases y Michelin. Utilizará la fracción orgánica de residuos domiciliarios objeto de recogida selectiva y que no son compostados en los domicilios o zonas de compostaje comunitario y los biorresiduos generados por los grandes generadores de Asparrena y de los ubicados en los polígonos de Asparrena-San Millán y Okiturri. El proyecto contempla la posibilidad de que la planta pueda tener un carácter comarcal y poder gestionar los biorresiduos generados en la cuadrilla o comarca de la Llanada Alavesa en un futuro.
La planta estará formada por una nave destinada al proceso de compostaje, con una superficie de 1.235,25 metros cuadrados, un depósito de lixiviados, una balsa de recogida de aguas pluviales, una caseta de bombeo, una zona destinada al almacenamiento y trituración de la fracción vegetal y los viales de acceso y maniobra. En total ocupará una superficie de 6.943 metros cuadrados de una parcela delimitada por el río Arakil (o Ametzaga) al norte, el arroyo Magalondo al este. El núcleo habitado más cercano es el de Ametzaga de Asparrena, a 270 metros de distancia de la planta.
El informe de Medio Ambiente señala que la planta no coincide con espacios protegidos, corredores ecológicos o elementos del patrimonio natural a destacar. “Únicamente cabe señalar que la ribera del río Ametzaga está ocupada por una formación de chopos y sauces; y en la mitad oriental de la ribera se localiza una fresneda ribereña eurosiberiana; esta última es un hábitat de interés comunitario prioritario”, señala. También señala que “no está dentro de ninguna zona de interés hidrogeológico, ni se tiene constancia de la existencia de puntos de agua, ni se localiza en zonas inundables” ni se detectan “riesgos ambientales reseñables”.
Pese a ello, el informe hace hincapié en el especia cuidado con los lixiviados. “En una primera fase de desarrollo del proyecto los lixiviados generados se dirigirán directamente al colector de saneamiento municipal que los conducirá a la estación depuradora municipal. En una segunda, los lixiviados se recogerán en el foso de lixiviados y los excedentes que no se requieran para el riego de las pilas de compostaje serán enviados a la depuradora. Las conducciones de evacuación de aguas pluviales y lixiviados van entubadas, alojadas en zanjas. Las operaciones de limpieza de la maquinaria, necesarias para garantizar las condiciones higiénicas y sanitarias del compost en fase de maduración y en la zona de almacenamiento, se realizarán sobre la solera de hormigón, en la zona de recepción de residuos, donde la escorrentía se dirige hacia el foso de recogida de lixiviados,” o en una primera fase de ejecución del proyecto, al colector de saneamiento. En caso de vertidos accidentales, establece que se usen “mantas o materiales absorbentes como la sepiolita para recoger la mayor cantidad de vertido posible, y se gestionarán con gestor autorizado de residuos peligrosos”.
El informe establece, además que deberán restaurarse “todas las áreas que hayan sido afectadas por la ejecución del proyecto (zonas de acopios temporales, zonas de ocupación del suelo temporales, acceso a las zonas de obra)”. “Dicha revegetación se realizará lo antes posible para evitar procesos erosivos y arrastres de sólidos a los cauces y con especies autóctonas, de manera que se favorezca la creación de hábitats naturalizados y procurando conectarlos con la vegetación natural presente en las inmediaciones”. Para ello, establece que “de forma previa a realizar movimientos de tierra se llevará a cabo la retirada selectiva de la capa de tierra vegetal en aquellas áreas que, aunque muy reducidas, todavía mantienen esta capa, tal como está contemplado en el proyecto de construcción de la nave. La tierra retirada se reutilizará en las posteriores labores de revegetación del ámbito”.
Desde Medio Ambiente se insta a minimizar el impacto de los ruidos que generen las obras , limitándose las mismas al periodo diurno, prohibiendo el uso de “sirenas, cláxones u otros medios sonoros de señalización, excepto en la señalización de marcha atrás de vehículos pesados”.