José Miguel Corres encarna como nadie el ejemplo de directivo vinculado a un partido político que, pese a arrastrar un historial de sonoros fracasos empresariales y una gestión ruinosa para las arcas públicas (además de tomar decisiones anuladas en los tribunales por ilegales), sigue ascendiendo en el escalafón.
El currículo publicado por José Miguel Corres Abásolo (56 años) es lustroso. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad del País Vasco (en Sarriko), ha tenido una trayectoria profesional ligada casi siempre a empresas que, en mayor o menor proporción, dependen de la Administración pública.
Comenzó en 1984 en la Diputación de Bizkaia, tradicional feudo dominado por el PNV, y de ahí dio el salto al Gobierno Vasco como director de Empleo, primero, y como director de Servicios Generales del Departamento de Industria después. En ese cargo, le tocó gestionar todo el proceso previo a la concesión de las ITV. Como publicó ayer este diario, hubo situaciones anómalas, como por ejemplo, el fax enviado a Corres por el administrador de la empresa que ganó la concesión de las estaciones de Vitoria y Bergara. En él, queda patente cómo Corres permitió que presentara la documentación fuera de plazo. Pese a todo, ganó el concurso. Una sentencia del Tribunal Supremo ha considerado nula esa adjudicación. No obstante, durante estos 19 años la empresa beneficiada se ha embolsado 28,5 millones de euros por una gestión que nunca debió obtener.
Inmediatamente después de esas gestiones realizadas por Corres, el consejero de Industria y vicelehendakari de aquel entonces, el nacionalista Jon Azua, le ascendió al rango de viceconsejero de Administración y Planificación. Era marzo de 1993. Bajo su mando, continuó todo el proceso de las ITV con el resultado ya conocido: se concedió a dedo la explotación de las estaciones y el Supremo lo declaró nulo.
Ese cúmulo de decisiones no solo ha generado dos décadas de quebraderos de cabeza para los servicios jurídicos del Gobierno Vasco, sino que además puede implicar una merma económica de un millón de euros si una empresa perjudicada, ITA Asua, pide el lucro cesante por el retraso en entregarle, por fin, la explotación de las estaciones de Vitoria y Bergara.
José Miguel Corres, lejos de caer en el descrédito por su gestión al frente del ‘caso de las ITV de Euskadi’, siguió creciendo profesionalmente al amparo del PNV. En febrero de 1995, le nombraron director general del Parque Tecnológico de Bizkaia, cargo en el que apenas duró dos meses porque pasó a ocupar durante cinco años puestos directivos en ESI (Instituto Europeo de Software), una sociedad integrada ahora en la corporación tecnológica Tecnalia.
Su gran salto se produjo en 2000, cuando pasó a formar parte del equipo directivo de la Feria Internacional de Muestras de Bilbao y, un año después, consejero delegado del Bilbao Exhibition Centre (BEC). Ese edificio, cuyo coste ha sobrepasado los 600 millones de euros (el más caro en la historia de Euskadi), tiene en estos momentos un grave problema financiero.
Además de estar lejos de cumplir las previsiones en cuanto a uso y ocupación, el BEC vive un momento delicado que hace temer por su futuro. Su superviviencia está a expensas de que el Gobierno Vasco y la Diputación de Bizkaia sigan soportando los créditos a largo plazo que aún quedan por pagar por su construcción (más de 300 millones). Y no solo eso, también se ha generado un déficit de explotación que ha colocado al BEC en una situación límite. Estos días, tanto la consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, como el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, han expresado públicamente que buscan fórmulas para solucionar esta situación.
José Miguel Corres, máximo responsable de la gestión del BEC, ha quedado apartado de la feria de congresos y exposiciones. Pero, como contrapartida, se le ha procurado un nuevo cargo. El PNV le ha buscado, de nuevo, un acomodo en un puesto con responsabilidades al abrigo del Ejecutivo de Iñigo Urkullu: presidente de la Red de Parques Tecnológicos del País Vasco. Aunque formalmente la propuesta llega desde el Departamento de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, ha sido una decisión impuesta desde el Partido Nacionalista.
Corres no se limitará a tener un papel institucional, como su antecesor el socialista Francisco Berjón, sino que además se ha asegurado un rol ejecutivo. Ha degradado al director del Parque de Bizkaia, Txaber Ouro, quien había ocupado el puesto tanto en la última legislatura socialista como en la etapa de Juan José Ibarretxe. Y ahora Corres tendrá responsabilidades de gestión directa en Zamudio, el parque más importante de los cuatro que componen la Red vasca.
El nombramiento deja a Corres al frente de una organización donde se ubican más de 400 empresas y trabajan alrededor de 14.400 personas, con el 40% del gasto empresarial en I+D del País Vasco. Además, deberá gestionar asuntos delicados como la ubicación de ESS Bilbao (la fuente de espalación de neutrones) en Leioa, el edificio vacío dejado por Epsilon Euskadi en el Parque Tecnológico de Álava a causa de su concurso de acredores, o la ampliación de Galarreta en el Parque de Gipuzkoa.