En Euskadi ya se habla más de la Guerra Civil que de ETA
El 10 de julio de 1997, Miguel Ángel Blanco, concejal del PP de la localidad vizcaína de Ermua (Bizkaia) fue secuestrado por tres miembros de ETA. Era la respuesta de la banda terrorista a la liberación de José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones que vivió bajo su cautiverio 532 días. El secuestro más largo perpetrado por ETA que puso a prueba al Estado y a la Guardia Civil. Un pulso que los terroristas echaron con el convencimiento de que lo iban a ganar. Pero lo perdieron y recurrieron al secuestro de Blanco. ETA exigió el acercamiento de sus presos a las cárceles del País Vasco. Una petición inasumible para el Gobierno, que la rechazó. El concejal fue tiroteado la tarde del día 12 de julio en un descampado y murió en la madrugada del día 13. Con el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, la sociedad vasca se quitó la venda. Hoy, 23 años después de ese episodio que conmovió a Euskadi y al conjunto de España, la comunidad autónoma celebra sus primeras elecciones autonómicas sin la sombra de ETA. Los comicios de 2016 ya se vivieron en un clima de sosiego, con el cese del alto el fuego vigente desde hacía varios años, pero no fue hasta 2018 cuando ETA anunció su disolución.
La banda terrorista empieza a ser ya un vago recuerdo en muchas memorias, incluso en algunas es casi inexistente como en la de los menores de 25 años. Y ni un atisbo en la de los jóvenes que se van a estrenar en estas elecciones con su voto. “La tónica de los últimos años ha sido pasar la página de ETA demasiado rápido”, apunta Rafael Leonisio, profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). “En el debate de candidatos”, añade, “que emite EITB siempre había un espacio o un bloque para hablar de normalización. Ahora, apenas hay para hablar de autogobierno”.
Como un mal recuerdo de ese pasado, el panteón donde reposan las cenizas de Fernando Buesa Blanco, político socialista que fue asesinado por ETA en el año 2000 junto a su escolta, ha sido atacado con pintura roja. Pero ETA es una cuestión “amortizada” por la sociedad vasca. “Parece como si los ciudadanos no quisieran ver lo que ha pasado como quien dice hace dos días. Esta mucho más presente en el discurso político lo relacionado con la Guerra Civil y con el franquismo que lo ocurrido con ETA”.
Tras la disolución de ETA lo que se avecinó fue la batalla por el relato, una cuestión clave en Euskadi ante la necesidad de una gran parte de la sociedad por olvidar. Los recurrentes informes y encuestas hablan de una sociedad partida entre las ganas de pasar página y la que se decanta por cultivar la memoria del terrorismo. José Antonio Pérez, investigador y doctor de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, cree que en un plazo de cinco años ya solo hablarán de ETA los historiadores, investigadores, las víctimas y las fundaciones que las representan. “La sociedad vasca, por desgracia, ha pasado la página del terrorismo sin leerla o sin querer recordarla”.
La tónica de los últimos años ha sido pasar la página de ETA demasiado rápido
La situación resulta paradójica, según el catedrático, quien coincide con el análisis de Leonisio. Mientras cuestiones de hace 80 años como la Guerra Civil siguen presentes en el debate, ETA, que se disolvió hace dos años, ha desaparecido. “Y los partidos que más sufrieron las embestidas de ETA están reducidos a posiciones minoritarias en el Parlamento vasco”. Todas las encuestas y proyecciones demoscópicas para las actuales elecciones apuntan a una holgada mayoría del PNV, que quedaría por delante de EH Bildu, consolidada como segunda fuerza. El resto, entre ellos PSE, PP y Elkarrekin Podemos-IU, les seguirían a bastante distancia. Pérez considera que EH Bildu es una opción con “fuerte atractivo” a la hora de votar para los jóvenes porque no les evoca ningún mal recuerdo.
Y el 10 de julio, el día que secuestraron a Miguel Ángel Blanco pasará como una hoja más del calendario. Un estudio realizado en 2017 sobre el conocimiento de la población universitaria sobre terrorismo y vulneraciones de derechos humanos en Euskadi, reveló que la paz y la convivencia no suscitan apenas interés entre los jóvenes universitarios vascos, quienes situaron estos asuntos en el antepenúltimo lugar entre sus preocupaciones. Y como prueba, un 47 % de los encuestados no sabía quién era Miguel Blanco.
El profesor de Sociología de la Universidad del País Vasco, Imanol Zubero, ya apuntó en 2014 (tres años después de que ETA anunciar el alto el fuego) que “la paz era esto”. “Como ha quedado demostrado, ETA era una máquina de matar, no la expresión de un conflicto. ETA lo dejí y ya no silbaron más las balas. Ahora ahí está EH Bildu para hacer política. Una vez que no hay violencia, la paz era esto”.
También coincide en que una parte de la sociedad prefiere no hablar sobre lo ocurrido porque “la mayoría vivió al margen de ETA. El día a día les llevaba por otros derroteros”.
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