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El PP vasco dice 'agur' a Iturgaiz y elige a Javier de Andrés como nuevo líder sin esperar al congreso de noviembre

Javier De Andrés, en la campaña de las generales

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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En un visto y no visto tras la fallida investidura de Alberto Núñez Feijóo y, como casi siempre, entre bambalinas, el PP vasco ha consensuado cómo será su nueva etapa. Con el visto bueno imprescindible de Génova, aunque esta vez sin imposiciones, según fuentes internas, los notables del partido en Euskadi han dado el plácet a Javier de Andrés (Vitoria, 1967) como nuevo presidente y futuro candidato a lehendakari en sustitución de Carlos Iturgaiz, en el cargo desde 2020 para una segunda etapa después de la previa de 1996 a 2004. Accederá al cargo oficialmente en un próximo congreso en el que técnicamente podría haber otras candidaturas, aunque nunca con visos de prosperar por el “amplísimo consenso interno” que suscita la figura del ahora diputado en el Congreso pero antes diputado general de Álava, presidente del partido en esa provincia, parlamentario vascos y delegado del Gobierno de España en los últimos años de Mariano Rajoy hasta la moción de censura.

Este miércoles, en Vitoria, la junta directiva regional ha acordado el calendario para la celebración en noviembre -el 4 de noviembre, sábado- de un congreso extraordinario que unja a De Andrés y despida a Iturgaiz. El cónclave será en Vitoria y eso ya es una pista. Es tradicional que el PP vasco elija para sus congresos la ciudad del que saldrá elegido líder. El organizador será también alavés, Iñaki Oyarzábal, otra pista. La operación, apadrinada por el responsable de Organización de Génova, Miguel Tellado, será una transición sumamente tranquila en comparación con la llegada en dos tiempos de Iturgaiz hace tres años largos. De Andrés solamente ha manifestado a la entrada de la reunión que “sería bueno” que solamente hubiera una candidatura, aunque no ha entrado en detalles.

La situación actual contrasta enormemente con la vivida en el anterior relevo en la cúpula de la quinta fuerza en el Parlamento Vasco. El PP vasco de Alfonso Alonso vivió años convulsos. En 2019 ya se empezaron a larvar tensiones con las imposiciones de Pablo Casado para las listas de las generales, como la de Íñigo Arcauz en Gipuzkoa, o por las críticas de Cayetana Álvarez de Toledo a la línea foralista diferenciada que el partido quiso marcar en Euskadi para evitar verse arrinconado por el PNV y caer en la irrelevancia. Todo estalló en el inicio de 2020 con la salida de Borja Sémper y la decisión de crear una coalición leonina con Ciudadanos, inexistente en Euskadi, contra el criterio del equipo de Alonso. Apartado el exministro, Génova rescató a Iturgaiz para liderar ese PP+CS y ni siquiera el fracaso en las urnas impidió que, además de candidato a lehendakari, fuera elevado a presidente del partido. Ni siquiera se comunicaron estos pasos con quien era la 'número dos' de Alonso y ejerció de presidenta interina durante unos meses, Amaya Fernández.

Para octubre de 2020 Iturgaiz ya era presidente, como antes en los años de José María Aznar, pero fue elegido en una junta directiva y nunca fue refrendado por un congreso. Es una fórmula habitual en el PP vasco, pero también lo es que, después, los líderes sean ratificados en el máximo órgano decisorio interno. De hecho, desde marzo de 2017 -hace seis años y medio- el PP no celebra un congreso y en los últimos años lo había ido posponiendo. Ahora, con las elecciones vascas cada vez más próximas, era una evidencia que no se podía demorar más y también que Iturgaiz había cumplido un ciclo. Él se ha jactado de haber devuelto a la vía de la política un tren que cogió “descarrilado”.

Aunque se barajó también el nombre de Laura Garrido, secretaria general estos años y euskaldun, entre los responsables orgánicos e institucionales se ha consensuado que la figura adecuada es la de Javier de Andrés, con un perfil muy similar al de Alonso. Periodista de formación aunque muy pronto pasó a la política, tiene en su haber ganado las elecciones forales de Álava en 2007, 2011 y 2015, aunque en su debe el de no haber logrado mayorías para gobernar en dos de esas tres ocasiones. Fue diputado general de 2011 a 2015 y, después, brevemente, parlamentario vasco y presidente del partido en Álava, precisamente sustituyendo a Alonso. En la segunda legislatura de Rajoy fue llamado para dotar de renovación a la delegación del Gobierno de España en Euskadi tras la etapa de Carlos Urquijo, centrada en la lucha contra ETA y en una sucesión de recursos judiciales contra instituciones locales por temas como las banderas o el euskera. Tras la moción de censura, se alejó de la política durante casi un lustro y dirigió algunos negocios, aunque se ha mantenido como colaborador en medios de comunicación. En las generales de julio, fue rescatado como candidato en Álava. Por vez primera, no ganó unas elecciones, pero devolvió al PP el escaño por su provincia fetiche en Euskadi perdido en la etapa anterior de Casado.

De Andrés ni siquiera tendrá que esperar al congreso. Será un formalismo. Será el candidato oficial y tendrá el apoyo de las organizaciones territoriales. Ahora tendrá que preservar esos equilibrios con la designación de un 'número dos', que probablemente será de Bizkaia -EiTB y 'El Mundo' citan el nombre de Eduardo Andrade, de Getxo, aunque no es algo cerrado-, aunque el PP de Gipuzkoa ha crecido en influencia en los últimos meses, principalmente por su papel decisivo en la gobernabilidad de la Diputación. Sí o sí será el próximo candidato a lehendakari, aunque en los próximos meses tendrá que cohabitar con Iturgaiz como referencia en el Parlamento Vasco y él en el Congreso. Queda pendiente conocer el futuro de Iturgaiz, que después de su anterior etapa fue europarlamentario durante tres legislaturas pero ya en 2019 se le apartó de los puestos de salida de las europeas.

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