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Prisión permanente revisable para el asesino de un joven de 20 años en Vitoria

La Audiencia Provincial de Álava ha condenado a prisión permanente revisable al hombre acusado de asesinar a un joven de 20 años en un pabellón industrial abandonado de Vitoria. El tribunal, a través de una resolución, recogida por Europa Press, considera a esta persona como autor criminalmente responsable de un delito de asesinato, previsto y penado en los artículos 139.1.1ª y 140.1.1ª del Código Penal, a las penas de prisión permanente revisable e inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena.

El fallo de la sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), también condena al autor confeso de este crimen como autor de un delito de lesiones a la pena de tres años de prisión e inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo durante la condena. A su vez, la Audiencia alavesa le impone indemnizaciones por un importe global superior a 360.000 euros para tres familiares del joven asesinado.

El jurado popular encargado de juzgar la muerte de un joven de 20 años en un pabellón industrial abandonado de Vitoria en julio de 2020 declaró el pasado 20 de abril culpable de asesinato con alevosía al autor confeso del crimen, al considerar probado, por unanimidad, que fue culpable acabar con la vida de la víctima, “aprovechando su desfallecimiento”, además de su indefensión por ser “vulnerable por su discapacidad”. El acusado reconoció en el juicio los hechos que se le imputaban, pero aludió a sus “problemas mentales” y de “drogadicción” a la hora de asegurar, en varias ocasiones, que “no sabía lo que hacía” al cometer el asesinato, por estar “bajo el efecto de las drogas”.

No obstante, las declaraciones de los profesionales periciales, especialmente de los médicos forenses y los profesionales en psiquiatría, constataron --según estimó el jurado-- que “sabía lo que hacía” y “mantenía las capacidades cognitivas conservadas”, al acometer unos hechos tan graves. En el juicio se determinó que el inculpado, que tenía 18 años en el momento de los hechos, y la víctima, que tenía 20, estuvieron bebiendo en la plaza Llodio del barrio vitoriano de Zaramaga el 23 de julio de 2020, donde “el acusado obligó a la víctima a ingerir diversas pastillas de Trankimazin”, a la vez que le vertía alcohol de alta graduación directamente en la boca desde la botella “para que las tragara”. Todo ello “llevó a la víctima a un evidente estado de embriaguez y afectación por las sustancias ingeridas”.

Posteriormente, tal y como quedó expuesto en la vista oral, se trasladaron a las instalaciones de una antigua fábrica abandonada, en la que discutieron y “el acusado empujó a la víctima desde el primer piso, a una altura de tres metros y medio hasta el suelo”, caída por la cual sufrió una fractura de cadera y muñeca derecha. Con posterioridad, “con la intención de ocultar las lesiones causadas”, el inculpado decidió acabar con la vida de su acompañante, para lo que le propinó varios navajazos y golpes con diversos objetos contundentes.