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Profersa retoma su actividad en Bilbao tras los dos incidentes químicos y con la prohibición de usar nitrosulfatos

Vista general de las instalaciones de Sader y Profersa en Bilbao

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
8 de julio de 2024 21:45 h

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La empresa Profersa de Bilbao ha retomado este lunes su actividad ordinaria después del parón motivado por sendos incidentes contaminantes acaecidos los días 26 de abril y 11 de mayo. Fuentes de la compañía recalcan que han obtenido la “autorización” del área de Medio Ambiente del Gobierno vasco. En paralelo, el Ejecutivo ha entregado al Parlamento -de hecho es el primer informe de la legislatura- toda la documentación interna de lo ocurrido en esa planta de producción de fertilizantes en primavera y entre las “acciones correctoras” que se le han exigido se incluye la “prohibición de uso nitrosulfato en la fabricación de fertilizantes”, algo aceptado ya por la compañía.

Profersa y la empresa de su mismo grupo Sader conforman la última instalación potencialmente contaminante en el casco urbano de Bilbao y en los últimos meses se han sucedido las protestas ciudadanas y ecologistas contra ellas. La polémica fue a más después de dos incidentes casi continuados en abril y mayo. En el segundo se llegó a pedir a la población que cerrara sus ventanas y tuviera precaución. La principal fuerza de la oposición, EH Bildu, solicitó al Gobierno todos los datos sobre Profersa y han llegado ya a la Cámara. De hecho, los firma la anterior consejera responsable de la materia, Arantxa Tapia, y no su sustituto, Mikel Jauregi.

El informe de los hechos del viernes 26 de abril recoge textualmente que “el elevador que hace bajar el producto para después realizar el fertilizante se paró por avería, al acumularse el material y bajar después de golpe gran cantidad de producto, en cuanto tuvo contacto con la humedad de la atmósfera generó una reacción exotérmica en la que subió mucho la temperatura”. “Han intentado bajar la temperatura echando agua al suelo y a la instalación, lo que ha provocado una gran nube de vapor de agua. Al ver que no podían controlar la reacción, han llamado a SOS Deiak. Los Bomberos han logrado apagar la reacción con espuma”, se explica sobre las actuaciones de ese momento.

Más serio fue el suceso del sábado 11 de mayo. “El sábado 11/05/2024 alrededor de las 20.30 y encontrándose la producción de Profersa parada desde las 2.10 de la mañana de ese día, y nadie trabajando en la instalación desde las 6.00 de la mañana, dos personas trabajadoras de Profersa observan desde el exterior humo de los almacenes de la instalación y dan el aviso. Al acudir los Bomberos a las 20.55 comienzan con la ventilación del pabellón. En ese momento, se activa el sistema de extracción y depuración de gases relacionado con el secadero, en ese momento parado, para ayudar en la extracción de gases del interior del pabellón, y emitirlos, una vez depurados, por la chimenea principal. En relación con el material caliente dentro del pabellón, la actuación que se realiza es que los operarios saquen el material al muelle, para dispersarlo y enfriarlo en ese punto con agua. Los Bomberos emplearon aproximadamente 9.000 litros de agua en esa operación, y se retiran antes de las 1.00 dejando un retén de vigilancia dos horas más”, se puede leer. A las pocas horas se decretó el cierre cautelar de la empresa a la espera de que se aplicasen cambios. La propia Profersa ha informado de que quiso también detener su producción para “garantizar” que no se repitiera el problema.

En los días que siguieron a esos incidentes se sucedieron los informes, tanto de la empresa como de los inspectores medioambientales. El 6 de junio, por ejemplo, se giró una visita a Profersa. En el acta consta cómo Profersa activó cuatro días después del segundo incidente los “sistemas de aspiración” para “minimizar” posibles “emisiones difusas”. Se hizo porque “el ambiente del interior de la fábrica estuvo cargo y pulverulento”. El día del incendio, cuando los servicios de emergencias accedieron al lugar, la visibilidad era “nula”. Durante varias jornadas hubo que emplear mascarillas filtrantes. Para entonces estaba más o menos claro que la causa del incidente químico era “el uso de sustancias químicas en el proceso productivo” y su almacenamiento. En concreto, se trataba de nitrosulfatos.

“La instalación indica que ha retirado el nitrosulfato del que disponía, únicamente en uso para un tipo de fertilizante concreto, y que no se va a utilizar como materia prima”, se lee en el acta. Los inspectores controlaron que, en efecto, Profersa había retirado todo ese material. El documento incorpora dos fotografías para corroborarlo. En la primera se ve la zona del incidente ya vacía -se aprecian claramente cenizas y zonas oscurecidas por el incendio químico- y en la segunda se ve una máquina en la zona donde temporalmente se tuvieron que mover esos nitrosulfatos para su enfriamiento, también vaciada. “Se comprueba que no existe nitrosulfato almacenado, que se han reorganizado algunos de los almacenamientos, dejando más espacio de tránsito y más limpieza de espacios, así como mejor acceso a las zonas en las que se van a hacer controles de temperaturas”, se añade.

Profersa, en sus documentos internos, sitúa como causa del incidente la “reacción de un fertilizante por incremento de temperatura de una materia prima anexa”. Y marca con un “sí” la casilla del formulario relativa a si había habido algún suceso “similar” con anterioridad, aunque no se dan más detalles al respecto. La empresa admite el “alto impacto visual” del incendio químico, pero recalca que no se produjeron daños personales y que rápidamente enfrió los nitrosulfatos para reconducir la situación. La compañía admite también que tiene una grieta en la zona exterior donde se sacó el fertilizante afectado para su enfriamiento y que una “ínfima cantidad” pudo filtrarse a la ría del Nervión-Ibaizabal, aunque esto “fue corregido de manera inmediata con la colocación de barreras absorbentes”.

Tres medidores de calidad del aire, dos del Gobierno vasco y un tercero del Ayuntamiento de Bilbao, controlan en todo momento las instalaciones de Sader y Profersa, que pertenecen al grupo Agaleus. De hecho, en la documentación interna revisada, Profersa emplea como dirección de correo electrónico sader@sader.es y el mismo número de teléfono que su empresa hermana. La empresa Sader está siendo objeto de una investigación judicial a instancias de la Fiscalía por haber recibido desde el complejo CMG-I de Zubieta lixiviados líquidos. Desde esas instalaciones gestionadas por el consorcio foral GHK salieron del orden de 5.500 toneladas de ese material a Ecofert Sansoain en Artajona, que ha quedado clausurada por el Gobierno de Navarra, y otra parte se mandaron a Bilbao.

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