El pueblo que se alzó contra el poder representando 'Güeñeovejuna', una sátira para luchar contra una planta de biomasa
“Vemos que han pasado seis años y no nos dan ninguna solución”, denuncia una de las vecinas de Güeñes y actriz de la obra de teatro que busca el cierre de la planta de biomasa instalada en el pueblo
El tema principal de la obra Fuenteovejuna, de Lope de Vega, es el levantamiento del pueblo contra el abuso de poder del comendador. La unión de un pueblo contra aquel que lo oprime. Justo lo que llevan más de seis años haciendo los vecinos de Güeñes, un pequeño pueblo de Bizkaia que en 2016 amaneció con una nube negra provocada, según denuncian, por la quema de madera para la obtención de energía que aún a día de hoy realiza la empresa Glefarán en la planta de biomasa instalada entre el pueblo y la localidad vecina de Zalla.
Tras crear una plataforma vecinal llamada Güeñes Bizia, realizar recolectas de firmas, manifestaciones, estudios, visitas de científicos y después de que haya hasta tres cargos del Gobierno vasco imputados acusados de falsificar un informe favorable sobre esta industria, siguen sin darse pasos contundentes que lleven al cierre de la empresa que, según expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), al dedicarse a “la incineración de la madera, incluidos el pino y eucalipto, produce sustancias tóxicas para la salud de las personas”. La plataforma Güeñes Bizia calcula que cerca de 15.000 personas que viven a menos de 5 kilómetros de Glefarán podrían estar “en grave peligro” por las sustancias que emite la fábrica durante su actividad. Por esa razón y tras años de quejas, los vecinos han optado por utilizar una nueva arma de protesta: el arte. Así, han representado este viernes la obra de teatro Fuenteovejuna adaptada a su caso y renombrada como 'Güeñeovejuna“, en forma de sátira.
“Vemos que han pasado seis años y no nos dan ninguna solución. Desde el principio hemos estado tratando de manifestar que estamos viviendo una situación insostenible y que estamos respirando sustancias tóxicas. La ciencia nos ha dado la razón. ¿Por qué se está alargando tanto una solución?”, se pregunta Patricia Souto, vecina de la localidad vizcaína y una de las actrices de la obra de teatro. “Decidimos crear una obra porque sabemos que hay personas que están a otras cosas y no son conscientes del peligro que supone tener una planta de biomasa. Veíamos que el tiempo pasaba, así que decidimos crear algo con lo que llamar su atención”, confiesa.
En la representación de la obra de teatro basada en el clásico de Lope de Vega, los vecinos de Güeñes son fieles al tema principal, pero adaptan los personajes para que se asemejen a los protagonistas de su conflicto. “Hay personajes inspirados en personas reales como el alcalde, el teniente de alcalde y el portavoz de la plataforma vecinal, Güeñes Bizia. Nos metemos con todo el mundo, partidos políticos y gente que banaliza nuestra lucha y no se la toma en serio”, reconoce la vecina, que sostiene que la obra escogida es “acertada” porque “Fuenteovejuna es un pueblo que se constituye como una unidad contra el poder establecido y muchas veces somos como ovejas, ese rebaño que sigue lo que le dictan sin pensarlo”.
Un problema “extrapolable” a otros lugares del mundo
Según reconoce Souto, “se están dando pasos” para lograr el cierre de la planta de biomasa. “Ahora parece que tanto el Gobierno vasco como los gobiernos municipales reconocen que la planta no es salubre”, señala. Además, explica que “la Fiscalía de Madrid apunta que la empresa bordeó en alguna ocasión la legalidad, por no decir directamente que se la saltó”. A pesar de ello, confiesa que aún “no es suficiente” y que esperan que la obra sea “un canto al sentido común para que lo justo prevalezca” y consigan cerrar la planta de biomasa.
A sabiendas de lo crítica que pudiera resultar la obra, desde el Ayuntamiento de Zalla han tratado de poner trabas a su difusión y publicidad, según indica la vecina, impidiendo la colocación de carteles publicitarios a diferencia de otras obras de teatro que se realizan en la localidad. “Las razones que nos dan es que la nuestra no está en el programa cultural. Aún así, tenemos el teatro lleno”, reconoce con orgullo pocas horas antes de comenzar la función. Por el momento solo tienen pensado realizar una sesión, pero la intención de muchos de ellos es llevar su obra a otros municipios de Euskadi, especialmente a aquellos que se encuentran afectados por industrias similares.
Souto, que en la obra de teatro representa a una mujer que no está involucrada en las protestas contra la planta de biomasa, reconoce que el haber realizado la obra les ha dado también la oportunidad de conocer otros puntos de vista y ponerse en el papel de las personas que piensan diferente a ellos. “Me ha servido para entender que en el pueblo hay personas con opiniones menos fuertes que la mía y para poder ponerme en su lugar. De todas formas, la obra nos ha enseñado también que hemos sacado a relucir un problema extrapolable a muchos otros sitios a nivel mundial, donde los intereses económicos de unos pocos priman sobre cualquier otro como la salud, el bienestar social o el medioambiente”, concluye una de las nueve vecinas que junto a ocho actores y actrices profesionales han llevado el conflicto con la planta de biomasa sobre las tablas.
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