Radiografía de las renovables vascas: De la necesidad de multiplicarse por cuatro a combatir el efecto 'nimby'
“Hace falta una reflexión de país porque estamos a la cola de Europa”. La frase es del consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, que advertía esta semana en el Parlamento Vasco del “enorme reto” que tiene por delante Euskadi si quiere cumplir los compromisos que el Parlamento Vasco ha fijado para conseguir la descarbonización en la Ley de Transición Energética y Cambio climático que se aprobó en la Cámara la pasada legislatura, entre ellos que la producción eléctrica renovable sea del 32% en el año 2030. No parece una tarea fácil. Habría que multipliclar por cuatro la producción actual o “recurrir a importar masivamente energía renovable foránea”, como advertía el consejero. Euskadi se enfrenta a la gran y necesaria tarea de la descarbonización en un mar de contradicciones: Por un lado existe un consenso generalizado en la necesidad de impulsar las renovables, mientras por otro cala cada vez más fuerte en la sociedad el conocido como efecto 'nimby', las siglas la frase en inglés 'Not In My Back Yard', que se puede traducir como 'no en mi patio trasero'. Necesitamos más parques eólicos y solares y cuanto antes, pero nadie los quiere a la puerta de su casa. ¿Pero, de dónde partimos?
¿Cuál es la situación de las energías renovables en el mix energético vasco?
Lo primero que hay que decir es que Euskadi es un gran importador de energía. El autoabastecimiento supone sólo del 8,7%. Es decir, el resto de la energía se se compra en el exterior. Una tasa muy por debajo de la media de la Unión Europea (41,6%) y también de la española (28,2%). Y si nos fijamos en el porcentaje que supone la producción eléctrica renovable sobre el total del consumo eléctrico el índice y la comparativa es aún peor: un 7,3% para Euskad frente al 63,6% para el conjuto de España y el 54% de la Unión Europea. La Ley vasca de Transición Energética y Cambio Climático fija el objetivo de que el porcentaje de renovables en el mix energético pase de un 7,3% actual al 32% en el año 2030. Es decir multiplicarlo por cuatro en seis años. O se empiezan a construir parques eólicos y fotovoltaicos, o esa energía renovable tendrá que importarse, o no se llegará al objetivo del 32%, que no es más que un paso en el camino final de la neutralidad de emisiones en 2050 marcada por Europa.
¿Cuánta energía renovable se produce en Euskadi en este momento?
Actualmente la producción es mínima. En lo que se refiere a potencia eólica instalada hablamos de 153 megavatios (Mw) que se corresponden con los parques eólicos de Badaia, Oiz y Elgea-Urkilla y el de Puntalucero en el Puerto de Bilbao, que fue la última instalación eólica que se puso en marcha en 2006, es decir, hace 18 años. Un parón en el que se mezcló la contestación social, y política, a estos proyectos, en un momento en el que legislación tampoco era muy atractiva para las renovables. En lo que se refiere a la potencia solar fotovoltaica hay actualmente 130 Mw instalados, de los que el 60% son instalaciones de autoconsumo. Además, cabe destacar el parque Ekienea, el más grande en estos momentos, y Ekian, ambos en Álava.
¿Cuál es la previsión a partir de ahora?
La urgencia de la descarbonización ha traído a Eukadi una avalancha de propuestas de empresas para instalar parques eólicos o fotovoltaicos. La comunidad autónoma vasca no tiene demasiado territorio, pero aún así la comparativa deja claro que no se ocupa ni la tercera parte del terreno que nuestros vecinos destinan a instalaciones eólicas o fotovoltaicas. El proyecto de Plan Territorial Sectorial (PTS) elaborado por el Gobierno vasco la pasada legislatura y que se aprobó en mayo de 2023 contempla un total de 110 emplazamientos. En concreto, el plan contempla 57 instalaciones de energía eólica y 53 de fotovoltaica. Un total de 42 de estas instalaciones están previstas en Álava. De ellas, 19 están reservadas para parques eólicos y 23 para instalaciones fotovoltaicas. En Bizkaia se prevén 49 zonas de instalación, repartidas entre 26 parques eólicos y 23 solares. Mientras que en Gipuzkoa sólo se contemplan en el plan 19 instalaciones, de las que 12 son eólicas y 7 fotovoltaicas.
¿Los 110 emplazamientos que contempla el proyecto de PTS se corresponderán con futuras instalaciones?
No tiene por qué. Para empezar, ni siquiera se sabe, de momento, cuándo se tendrá el plan definitivo, que es el que tiene que ordenar las condiciones en las que se llevará a cabo el despliegue de renovables en el territorio. El proyecto de PTS ha recibido más de 4.000 alegaciones, lo que ha supuesto quedarse atascado en la tramitación. El nuevo consejero de Industria se ha comprometido a que estas alegaciones se contestarán a finales de octubre. En función de las alegaciones que se admitan o no, pueden variar muchos de los emplazamientos o desaparecer. Luego hace falta que haya empresas interesadas en instalarse en Euskadi y que cumplan los trámites para hacerlo.
¿En estos momentos hay proyectos avanzados?
Actualmente son ya seguros dos nuevos parques eólicos que podrán estar operativos el año que viene, 19 años después de que entraran en funcionamiento las instalaciones de Punta Lucero. Se trata de los parques de Labraza, y el de Azaceta, ambos gestionados por la sociedad Aixeindar, constituida por el Gobierno vasco a través del EVE y por Iberdrola. Respecto al resto de proyectos programados, tanto en lo que se refiere a energía eólica como fotovoltaica, todo es una incógnita. Algunos están sólo anunciados, otros esperando a declaración de impacto ambiental o intentando adaptarse a las modificaciones que se les piden en las alegaciones. Imposible saber cuantas de esas instalaciones llegarán a buen término. De momento son muchas las empresas interesadas. Además de Iberdrola, a traves de la citada sociedad con el EVE, Aixeindar, tiene proyectos en marcha Capital Energy, StatKraft o Solaria, esta última en parques de placas solares. Euskal Hazie, tiene también proyectos, aunque acaba de decaer el de Cantoblanco en Álava, tras recibir un informe de impacto negativo por parte del Gobierno vasco, y la propia empresa desistió de seguir adelante con el que estaba proyectado en las Encartaciones, donde se había encontrado con importante contestación social.
¿Cómo se reciben estos proyectos desde el punto de vista social?
En general la respuesta es clara: mal. Cada proyecto va acompañado casi de inmediato de una fuerte contestació social por parte de los vecinos afectados y de los ayuntamientos independientemente del color político de los mismos. Hace años la contestación social hacia estos proyectos parecía circunscribirse al entorno de la izquierda abertzale. EH Bidu ahora defiende la instalación de renovables dentro de la necesidad de descarbonización, pero bajando al terreno municipal, muchos de sus ayuntamientos presentan una oposición clara a estos proyectos, sobre todo si no van acompañados de un beneficio para el pueblo. Pero también llega la oposición a estos parques por parte de consistorios con alcaldías del PNV aunque a la vez se defienda la necesidad de extender la energía renovable. Últimamente la contestación social más sonada se está produciendo contra los proyectos de placas solares de la empresa Solaria en Álava, que prevén además una línea de alta tensión que atravesará parte de Álava y Bizkaia para llevar la electricidad que se genere hasta la subestación eléctrica de Zierbena. Este proyecto tiene en contra a los agricultores a los ayuntamientos por los que pasará la línea de alta tensión, y también alegaciones en contra de la Diputación alavesa y vizcaina al proyecto. Aunque la última palabra es del Gobierno vasco y la empresa ya ha señalado que está dispuesta a modificar lo que esté en su mano para que el proyecto sea viable. Capital Energy Capital Energy, que tramita seis parques eólicos en Euskadi, desistió del de Karate, que estaba previsto en Soraluze y Elgoibar, después de las alegaciones presentadas y de la contestación vecinal. Otro de sus parques previsto, el de Elkeltzu, está paralizado por la Agencia de Seguridad Aérea.
¿Y qué pasa con el autoconsumo?
Es una de las opciones que va sumando adeptos, aunque muy lentamente. Jauregi anuncio en el Parlamento un plan de ayudas de 260 millones de euros para la la descarbonización industrial, la eficiencia energética y el autoconsumo que podría impulsarlo en esta legislatura. 160 millones serían directamente para promover el autoconsumo industrial y doméstico, con lo que cree que se podría conseguir una potencia de 340 MW, “más que duplicando la potencia existente en este momento, que es de 130 MW. Además van creciendo las comunnidades que se suman a la iniciativa de compartir energía en régimen de cooperativa o que se animan a colocar placas solares en los teados de sus edificios. Hace falta ver si será suficiente para que sea afirmativa la respuesta a la última pregunta de esta radiografia de las renovables vasca: ¿En 2030 el 32% de la electricidad que se consuma en Euskadi sera renovable?
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