Olatz Salvador: “Tenemos más presencia en la música, pero aún faltan mujeres productoras, técnicas y mánagers”
“Es alarmante que los estudios que se han realizado sobre los festivales que tienen lugar en España demuestren que en algunos de ellos las artistas no suponemos ni el 10% del cartel”, lamenta la cantautora
El vínculo de Olatz Salvador (Donostia, 1990) con la música comenzó a desarrollarse cuando aún era muy joven. Recuerda que solía versionar las canciones de The Beatles en euskera y las tocaba con el piano. Su carrera musical comenzó con 20 años en la banda Skakeitan, donde sigue siendo teclista a día de hoy. A raíz del festival 'Bakarrik hobeto fest', en el año 2014 dio su primer concierto en solitario, en su Donostia natal. Esa actuación supuso para Salvador un punto y a parte tras el cual nació su carrera como cantante en solitario. En 2018 lanzó su primer disco, 'Zintzilik' y en 2021 ha visto la luz su segundo álbum, 'Aho Uhal', en el que colabora con artistas reconocidos dentro del panorama musical nacional como Rozalen, Iván Ferreiro y Gatta Catana, entre otros.
A pesar de estar de acuerdo con la idea de que las cantautoras están recuperando el lugar que les correspondía dentro del panorama musical tras años de haber sido invisibilizadas, Salvador lamenta que esa situación no se extienda a todos los ámbitos de la música. “Las mujeres tenemos que llegar a ser instrumentistas, productoras, técnicas de sonido o de luces y mánagers. Creo que ahí todavía queda mucho camino por recorrer aunque es cierto que se están dando pasos”, señala a este diario.
¿Qué buscas expresar con tu disco 'Aho Uhal'?
Busco expresar y contar aquellas cosas que me han influido o me han inspirado de alguna forma.
Cantar solamente en euskera para algunas personas del mundo de la música puede considerarse una apuesta algo arriesgada, sin embargo, al hacerlo ha conseguido que el idioma llegue a personas de fuera de Euskadi. ¿Cómo se siente al respecto?
Nunca he sentido que haya sido una apuesta arriesgada, es mi lengua materna y para mí lo más natural del mundo es cantar en euskera. Es cierto que puede hacer que sea más difícil llegar a otro público, pero estamos buscando las vías y hemos logrado traspasar algunas fronteras.
Ha llegado a colaborar con artistas como Iván Ferreiro o Rozalén, que cantó íntegramente en euskera la canción 'Ahots hari' a pesar de no ser 'euskalduna'. ¿Qué supuso para usted?
Fue muy emocionante porque es difícil acceder a ese tipo de personas. Fue muy generosa en todo momento, nos dio muchas facilidades y ha hecho una gran aportación a nivel personal tanto a la canción como al proyecto. Estamos muy agradecidos con ella porque nos ha dado un gran impulso.
¿Cómo fue la primera vez que se atrevió a cantar sus propias canciones?
Empecé a hacer versiones en euskera de canciones que conocía, como las de The Beatles y las tocaba con el piano. Lo hacía porque me gustaba, no porque pensara que podía llegar a componer mis propias canciones. Simplemente, surgió así y empecé a componer, pero sin pensar tampoco que esas canciones llegarían a salir a la luz. Primero fue un proceso interno, pero cuando decidí exponerlas, empecé, sin pensarlo, el camino hacia un proyecto.
La igualdad llegará cuando no tengamos que ocupar un espacio para que haya una presencia femenina, sino simplemente por nuestra música y porque valoran nuestro proyecto
Forma parte de la Red de Mujeres Artistas y Creadoras (ESAS) creada con el objetivo de “poner en valor la figura de la mujer” en el arte. ¿El machismo sigue latente en la música?
Sí, al final el machismo está dentro de la sociedad y se reproduce en todos los ámbitos. La música no es una burbuja, aunque las mujeres tengamos más presencia todavía la situación está muy desequilibrada y se siguen dando casos de machismo.
En Euskadi cada vez están adquiriendo más relevancia cantautoras como usted o Izaro. En el resto de España ocurre lo mismo con artistas como Rozalén o Zahara. ¿Las cantautoras están recuperando el lugar que les correspondía?
Puede ser, pero aún tenemos que llegar a todos los ámbitos de la música. Las mujeres tenemos que llegar a ser instrumentistas, productoras, técnicas de sonido o de luces y mánagers. Creo que ahí todavía queda mucho camino por recorrer aunque es cierto que se están dando pasos.
Durante años los promotores de festivales y los directores de las grandes discográficas han sido hombres, algo que para algunas artistas ha supuesto que la industria esté “masculinizada”, ¿sigue siendo así?
Por lo que yo conozco, sí. Me consta que no pasa en todos los sitios, pero objetivamente los estudios que se han realizado sobre los festivales que tienen lugar en España demuestran que en algunos de ellos las artistas no somos ni el 10% del cartel. Esas cifras, hoy en día resultan alarmantes.
¿Alguna vez le han llegado a discriminar en alguna actuación o proyecto por el hecho de ser mujer?
Diría que no. De hecho, hoy en día las mujeres ocupamos muchos espacios precisamente por buscar esa equidad y, a veces tenemos la sensación de que estamos llenando una cuota. La igualdad llegará cuando no tengamos que ocupar un espacio para que haya una presencia femenina, sino simplemente por nuestra música y porque valoran nuestro proyecto, pero entiendo que eso no es algo que surge de una manera natural y que hay que buscarlo todavía.
¿Cree que aún falta mucho para que llegue a surgir de forma natural?
Creo que es algo que está evolucionando en los últimos años, pero aún queda para lograrlo. Puede que dentro de 20 años no tengamos que hablar de esto. Sería una buena noticia si así fuera.
¿Se puede vivir hoy en día exclusivamente de la música?
Es difícil. Vivir exclusivamente de la música es casi una utopía. No puedes dedicarte solo a dar conciertos, tienes que buscar otras formas de ganar dinero. El tema de los conciertos, además, es algo muy irregular porque no tienes actuaciones todos los meses. Entre la cuota de autónomos, la asesoría y el local de ensayo, empiezas el mes en números rojos y, a veces lo remontas bien, pero otras no lo consigues. Lo tenemos que compaginar con otros trabajos porque no es algo estable, especialmente con la pandemia porque a raíz de ella muchos artistas se han quedado sin nada. No sabemos lo que va a pasar en el futuro y eso genera mucha inseguridad y ansiedad.
¿En su caso con qué otro trabajo lo compagina?
Estudié psicología y hasta hace poco lo compaginaba con mi trabajo como psicóloga, pero desde hace un tiempo trato de dedicarme a cosas relacionadas con la música. Tengo algunos proyectos en institutos y es algo que me gusta mucho porque conectas con gente que no te conoce. Es un nuevo reto, porque quienes vienen a los conciertos te conocen o te siguen, pero en los institutos puede que haya adolescentes que no te conozcan, por eso me gusta estar con ellos, para empezar de cero y pisar un poco de tierra. También colaboro en un programa de Euskadi Irratia y participio en 'Yoko Ona', un vídeo podcast de la radio Gaztea. Me siento muy privilegiada porque todo lo que hago está relacionado con la música y hay muy poca gente que pueda dedicarse a esto.
Para no perder el rumbo es muy importante pisar tierra, no sentirte más ni menos que nadie y relacionarte con personas sanas
Ha hablado sobre Yoko Ona, el vídeo podcast de Gaztea en el que participa. En él ha tratado cuestiones como la importancia de la salud mental. ¿Cómo puede llegar a poner en peligro la salud mental el hecho de ser artista?
Está muy relacionado. Los artistas que tienen mucho éxito y mueven masas deben trabajar mucho la salud mental porque la historia así nos lo dice con 'el club de los 27' y esa figura de la estrella del rock atormentada. Creo que es una vida de muchos contrastes, por eso hay que cuidar la mente, porque el camino entre lo más alto y lo más bajo puede llegar a ser una verdadera montaña rusa.
La facilidad de caer en adicciones también es otro de los factores negativos del mundo de la música. ¿Cómo se consigue no caer en ellas?
La verdad es que yo no me siento en ese punto, llevo una vida bastante tranquila, pero para no perder el rumbo es muy importante pisar tierra, no sentirte más ni menos que nadie y relacionarte con personas sanas y gente que te ponga en tu sitio.
¿Cuando se tienen altibajos componer puede resultar una vía de escape?
A mí siempre me ayuda tocar un instrumento y dejar que ese momento me absorba, pero es verdad que si tienes un proyecto o tienes que grabar un disco en una fecha determinada y ves que las cosas no salen como quieres o esperas, puedes llegar a sentir presión por la sequía artística, así que puede ser un arma de doble filo.
¿Hay algo que guarde para sí misma y no muestre en sus canciones?
Puede ser, pero si guardo algo no lo hago de forma consciente. A veces me asusta un poco lo que me puedo llegar a exponer, porque las cosas que cuento me salen de dentro, pero al ver que la gente conecta con ello siento que tiene sentido mostrarlo. Cantándolo salgo de mi soledad creativa y me doy cuenta de que hay personas que también sienten lo mismo.
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