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El reloj del siglo XIX que acompañó al lehendakari Aguirre en el exilio de París vuelve a estar en hora

El viejo reloj, en la delegación del Gobierno vasco en París

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Un brillante reloj del siglo XIX, con base de mármol y una esculturita de bronce, está listo para dar la hora en la nueva delegación del Gobierno vasco en París, inaugurada hace ahora dos años en el 39 de la Rue des Mathurins. La pieza de sobremesa, de la prestigiosa casa Raingo Frères, tiene un alto valor en todos los sentidos y es el hilo conductor que une esas oficinas administrativas con las que en su momento tuvo que montar la incipiente Administración autonómica en el exilio tras la Guerra Civil. Ese reloj estuvo primero en el palacio Marceau, que acabó en poder de las autoridades franquistas gracias a la ocupación nazi y ahora es la sede en Francia del Instituto Cervantes del Gobierno de España. Después pasó a la otra sede vasca de la Rue de Singer. Recientemente ha sido recuperado por la Presidencia vasca, que lo ha restaurado y vuelto a poner en marcha.

La historia ha emergido porque el Gobierno de Imanol Pradales ha enviado estos días al Parlamento Vasco, a instancias de EH Bildu, un expediente de contratación de una relojería de Vitoria para la restauración de la máquina, que volvió al patrimonio público tan sólo hace unos meses, en 2023. El donante es muy conocido. Es Iñaki Anasagasti, veterano del PNV. Lo guardaba desde 1979. Es el año del final del exilio y de regreso al interior de Jesús María Leizaola, quien ejerció como lehendakari a la muerte de José Antonio de Aguirre, el primer ocupante de la sede de París.

Cuenta Anasagasti, ahora ya alejado de la primera línea pero que ha sido portavoz del PNV en el Congreso y en el Senado, entre otros cargos, que el militante nacionalista Faustino Pastor, conocido como Basurde, les avisó de que el cierre de la delegación parisina iba a suponer la pérdida de objetos de alto valor. ¿Quién era Basurde? Ya mayor en 1979, se ganó el respeto por ser el único que respondió, dentro de sus capacidades y solamente con una ametralladora, al ataque aéreo nazi sobre Gernika en abril de 1937. También fue el primero que fotografió a los aviones de Wolfram von Richthofen que llegaron desde Vitoria. Se puede leer más sobre su biografía aquí.

Ante semejante aviso, “en vísperas de un Aberri Eguna”, es decir, en las vacaciones de Semana Santa, el propio Anasagasti y el entonces fotógrafo de su partido, Peru Ajuria, fueron en coche hasta la capital de Francia. Volvieron con el vehículo lleno hasta los topes. Salvaron percheros, documentos varios del despacho presidencial, mapas y también un reloj que estaba en una especie de consulta médica y que, en su momento, fue atendida por un socialista exiliado, Laureano Lasa.

“Se corría el peligro de que acabara en algún mercado de las pulgas o directamente en el basurero”, cuenta Anasagasti al otro lado del teléfono. Sin embargo, admite que lo guardó en un almacén y que cayó en el olvido durante décadas. Solamente hace unos pocos años, con el ocio de la jubilación, se ha reencontrado con el reloj. Como el anterior lehendakari, Iñigo Urkullu, había anunciado la apertura de una nueva delegación en París, Anasagasti contactó con Gorka Álvarez, alto cargo de Acción Exterior, y formalizaron la entrega de la máquina para que pudiera lucir allí.

Pero el reloj no estaba bien. La Presidencia vasca ha tenido que invertir 5.137,66 euros en la puesta a punto. El encargado del trabajo de restauración ha sido Alfonso Suescun, que es también el relojero oficial de la ciudad de Vitoria y uno de los pocos especialistas en este tipo de operaciones. Ha colaborado con él la empresa Petra, que ha arreglado la base de mármol, que venía dañada, y la escultura de bronce, que había sido mal tratada con limpiametales.

La documentación oficial habla de una “pieza única” que, con los ajustes, ha podido “recuperar su aspecto y funcionalidad inicial”. Explica el relojero que Raingo Frères es una marca muy reconocida en piezas de tipo París, como se conoce a esos modelos que incluyen esculturas decorativas. El origen de esta compañía está en el maestro blega Zacharie Joseph Raingo, que nació en 1775 y que a comienzos del siglo XIX se instaló en París. Sus cuatro hijos, Adolphe, Charles, Denis y Dorsant, montaron Raingo Frères en 1823. Suescun remarca que hay relojes de esta marca en el palacio de Windsor de la corona británica o en el museo del Louvre. Les adquirió también piezas Napoleón III. En Vitoria, por ejemplo, solamente se conoce la existencia de otro. Está en el museo de Bellas Artes pero se conserva estropeado y deteriorado, sin que haya habido fondos para su restauración.

Pero el de la delegación vasca de París, de cuya vida anterior poco se conoce más allá de que estaría relacionado con los benefactores que contribuyeron a montar la sede del palacio Marceau, está ya como nuevo. De hecho, el aparato reapareció ya renovado y brillantísimo este pasado mes de mayo en un acto presidido por Urkullu en otro lugar muy simbólico, el hotel Carlton de Bilbao. Ésa fue la primera sede del Gobierno de Aguirre y allí se presentó un libro sobre la delegación histórica de París. El reloj fue entregado a la Presidencia vasca sin la llave para darle cuerda. Esa operación se había hecho con un alicate y había dañado algunas piezas. Tampoco tenía péndulo. Los relojeros lograron reproducir esas partes tal cual fueron concebidas y el Raingo Frères de París funciona, de nuevo, como un reloj.

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