Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Educar desde el conflicto

El artículo de la consejera de Educación del 30 de marzo, en un intento de interpretar la crisis abierta con el profesorado de la enseñanza pública de Euskadi, es, en mi opinión, decepcionante. Begoña Pedrosa dedica parte de su artículo a glosar tópicos que cualquiera subscribe cuando reflexiona sobre Educación. ¿Quién no defendería que la educación lo cambia todo, que educar es construir oportunidades vitales, que no hay que dejar a nadie atrás?
El catálogo de generalidades que ofrece la consejera requiere concreción. Decir que hoy Euskadi invierte la mayor cantidad de dinero público de la historia en educación, necesita de, al menos, dos aclaraciones. Una: hablar de dinero público invertido e identificarlo con que vaya destinado a la red pública es un error (no olvidemos la aportación extraordinaria de 67 millones de euros de los Presupuestos Generales 2025 de la CAV a la red concertada); y dos: esa inversión no implica necesariamente una mejora salarial para el profesorado de la red pública, una de las reivindicaciones del conflicto.
La consejera habla de “dejar la simplicidad y los debates banales y actuar con ambición, responsabilidad y altura de miras”. Precisamente esos son algunos de los reproches que la mayoría sindical plantea a quienes negocian por parte de la Administración: falta de responsabilidad, ambición y altura de miras.
Hay más vaguedades. Se habla de reforzar la educación pública (citada una única vez en un texto de más de 5.000 palabras) a través de acuerdos responsables y eficaces, ¡como si los/as trabajadoras no desearan este tipo de acuerdos! Escudarse en que sólo se mejora el sistema educativo, se cuida al alumnado y se garantiza un servicio de calidad acatando dócilmente las propuestas del Departamento es ignorar cualquier proceso de negociación de un convenio laboral. La lógica negociadora indica que cada parte presenta sus propuestas y, a partir de un mínimo consenso que sirva de inicio para un texto base, se comienza la negociación, que debe ser abierta, sin textos parciales que se enseñan a unos y se ocultan al resto; en tiempo real para analizar cada propuesta, para madurar las alegaciones y para escuchar a todas y todos. Ofrecer verbalmente, en mesas bilaterales, propuestas que después no aparecen en ningún texto, o que incluso niegan haber hecho, sólo sirve para aumentar la desconfianza de las partes, incrementar la tensión y alejar el acuerdo.
La consejera apela también a los esfuerzos del Departamento por conseguir una educación de calidad (¿alguien no lo subscribiría?) A este respecto, el informe elaborado por EsadeEcPol, 'El estado de la profesión docente en España', afirma con rotundidad que el profesorado es el factor escolar más determinante de la calidad de los sistemas educativos. Es por ello que, si la consejera realmente desea una educación de calidad, debería tratar de poner fin a la sensación de incomprensión, abandono y hartazgo que miles de sus trabajadoras/es demuestran con las movilizaciones llevadas a cabo en estos últimos meses. Es más, me permito sugerir a quienes participan en la actual negociación, la lectura del documento de la Internacional de la Educación (“La situación del personal docente en el mundo 2024”) donde entre otras recomendaciones, se señalan: revisar los salarios y la remuneración del profesorado, diseñar estrategias para atraer y mantener al personal docente, resolver las carencias críticas y el problema de la carga de trabajo, promover sistemas escolares saludables o acabar con la discriminación.
Aparece en un momento del artículo el término espíritu crítico como elemento de la competencia para la autonomía e iniciativa personal. El profesorado siempre lo ha tenido presente y el propio conflicto laboral puede ser un buen modelo para el alumnado: Revisar la información del Departamento y escuchar también las versiones aportadas por los distintos sindicatos de educación en lucha. Aprender a pelear por la mejora de las condiciones de trabajo, aun con pérdidas y costes personales. Rebuscar información en distintos medios cuando se aportan únicamente datos parciales del sistema educativo vasco por parte de sus dirigentes y se olvida de hablar, por ejemplo, de que Euskadi es la segunda comunidad autónoma –tras Madrid- del tercer país con mayor segregación escolar de toda la OCDE (datos de informe conjunto de Save The Children y EsadeEcPol, 2021). Tratar de mejorar esta circunstancia es responsabilidad de un Departamento de Educación que cuando opta por una política educativa concreta obtiene desgraciadamente estos resultados.
Finalizo con una puntualización a las últimas líneas del artículo de la consejera. Es cierto que educar es una “inversión compartida de toda la sociedad”; el colectivo docente lo viene clamando desde hace décadas; pero no es menos cierto que la toma de decisiones le corresponde al Departamento de Educación. Es su responsabilidad atraer y retener el talento en la educación pública, y no lo conseguirá si sus políticas educativas promueven condiciones precarias e insatisfacción laboral. Pedimos a la consejera que busque cauces justos, transparentes y solidarios en la resolución de los conflictos presentes, antes de que se enquisten de forma peligrosa. La sociedad vasca se lo demanda y será muy crítica si no es capaz de estar a la altura.
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