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El rostro de las empleadas del hogar: “No podemos permitir que haya esclavas trabajando 24 horas al día de internas”

Maialen Ferreira

Bilbao —
30 de noviembre de 2023 21:46 h

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En las casas antiguas de personas de clase alta había dos puertas con dos ascensores. La primera, la de los señores del hogar. La segunda, la del servicio. El ascensor que utilizaba el personal que trabajaba en el hogar no se denominaba ascensor, sino montacargas. En una casa como esas comenzó a trabajar Pili a sus 16 años, recién llegada a Bilbao de Roa, un pequeño pueblo de Burgos. Ahora, a sus casi 83 años recuerda perfectamente cómo fueron aquellos inicios como trabajadora del hogar y lo poco que ha cambiado la situación en ese sector. “Dentro de la casa yo era la chica para todo. Fui cocinera, cuidaba a los niños, lo que necesitaban yo lo hacía. Las trabajadoras del hogar somos las últimas para todo. Comemos solas y comemos las sobras de la familia”, asegura Pili a este periódico.

Una de las anécdotas que más le ha marcado a lo largo de su vida ha sido la que le contó una compañera que también se dedicaba al trabajo de interna en hogares. “A una amiga, si sobraba carne en la casa en la que trabajaba, la señora le decía que se friera un huevo, aunque sobrara carne. La señora prefería dársela al perro porque el perro era suyo, pero la chica no. Cosas de esas hemos vivido las trabajadoras del hogar y las seguimos viviendo”, lamenta.

Pili ha acudido con un grupo de amigas, muchas de ellas también trabajadoras del hogar y migrantes a la concentración frente a la Oficina de Extranjería de Bilbao con motivo de la huelga general feminista en Álava, Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra. Se manifiesta porque quiere que las cosas cambien de una vez. “Aunque parezca mentira, seguimos igual. Las cosas tienen que cambiar y no puede ser que sigamos permitiendo estas injusticias ni las mujeres ni los hombres”, lamenta.

Fui cocinera, cuidaba a los niños, lo que necesitaban yo lo hacía. Las trabajadoras del hogar somos las últimas para todo

“No puede ser que siga habiendo esclavas trabajando 24 horas al día internas cuidando a personas mayores. No descansan por las noches, porque muchos tienen problemas de movilidad o demencia. Muchas de las mujeres, como no tienen papeles tienen que aguantar lo dicho y no dicho. Por eso, hoy hemos hecho esta acción frente a Extranjería, porque las trabajadoras del hogar migradas no tienen ningún derecho hasta que no consiguen los papeles”, denuncia la trabajadora del hogar ya jubilada, que con una sonrisa asegura: “Seguiré en la pelea hasta que me muera”.

En esa misma concentración, previa a las manifestaciones de la tarde, cientos de trabajadoras del hogar han denunciado la situación de las personas migrantes a raíz de la Ley de Extranjería, que, según critican “dificulta poder encontrar un trabajo digno”. “No estamos todas, faltan las internas. Queremos que pongan en el centro el derecho colectivo al cuidado para todas las personas que cuidan de manera remunerada o no. La sociedad tiene que hacerse las preguntas: ¿Quién cuida a las trabajadoras del hogar y de cuidados? ¿Qué pasa si nosotras dejáramos de cuidar? ¿Quiénes tendrían que cuidar si nosotras dejáramos de hacerlo?”, se han preguntado durante la protesta tras una pancarta en la que se leía 'Extranjería cómplice de la explotación de las trabajadoras del hogar'.

¿Quién cuida a las trabajadoras del hogar y de cuidados? ¿Qué pasa si nosotras dejáramos de cuidar? ¿Quiénes tendrían que cuidar si nosotras dejáramos de hacerlo?

La situación de las trabajadoras del hogar es una de las denuncias que abarca la huelga general feminista liderada por el Movimiento Feminista de Euskal Herria y convocada por los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas, Ehne, Etxalde y CGT. La huelga ha tenido el objetivo de revolucionar “el negocio de los cuidados” y de luchar por “un sistema de cuidados público y comunitario, por la construcción del derecho colectivo al cuidado y contra la privatización y mercantilización, en defensa de los derechos de las mujeres”.

“Hemos logrado poner sobre la mesa el debate de los cuidados y el Gobierno vasco y navarra tienen que dar una respuesta a esta huelga y no pueden hacer oídos sordos ante las reivindicaciones de decenas de miles de trabajadores y trabajadoras que han salido a la calle. Lo que pedimos es un sistema de cuidados diferente que ponga a las personas en el centro, un sistema de corresponsabilidad y que sea público, gratuito, universal y de calidad. Ese es el sistema que debe tener un país como Euskal Herria, que se base en la dignidad de las personas y que tenga los medios suficientes para dar ese servicio de calidad. Es una reivindicación posible”, han señalado desde el movimiento feminista.

A lo largo de la jornada han tenido lugar distintas protestas como piquetes en grandes empresas y fábricas, que se han saldado con siete personas detenidas por desórdenes públicos, dos de ellas durante una protesta en la fábrica de Mercedes, en Vitoria y cinco en Donostia tras encadenarse en la puerta de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

A pesar de que ha habido manifestaciones en las cuatro capitales Bilbao, Vitoria, Donostia y Pamplona al mediodía, las más multitudinarias han tenido lugar por la tarde, en las que miles de personas han reivindicado un sistema público de cuidados. Los sindicatos convocantes y el movimiento feminista han calificado de “éxito” la huelga general feminista y han asegurado que es un “día histórico” para la igualdad, en el que se da “un salto de gigante en la transformación que necesitan los cuidados”.

Exigimos que los cuidados sean un derecho colectivo para todas las personas y que se deje de lucrar y mercadear con las vidas

Durante la manifestación en Bilbao, que ha comenzado en Sagrado Corazón y ha finalizado frente al Ayuntamiento, pasando por la Gran Vía bilbaína, miles de personas han coreado cánticos a favor de un sistema de cuidados público y centrados en las mujeres migrantes y las trabajadoras del hogar internas sin derecho a huelga. “Nuestra propuesta ya está elaborada. Ahora la respuesta y el compromiso político de cara al futuro, a partir de mañana, es por parte de la Administración Pública, de los gobernantes y de quienes tienen mayor responsabilidad de hacer frente y parar ya el negocio de los cuidados en Euskal herria”, han señalado, para demandar, por último, que “las vidas de todas y de todos estén en el centro, que los cuidados sean un derecho colectivo para todas las personas y que se deje de lucrar y mercadear con las vidas”.