A pesar de que durante la última década la cifra de mujeres que han defendido sus tesis doctorales en las universidades vascas, es decir, en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), pública, y en dos de las privadas, la Universidad de Deusto y la Universidad de Mondragón, ha aumentado ligeramente en comparación con el número de hombres que se han doctorado, la brecha de género entre la población investigadora de Euskadi no se ha reducido. En concreto, el porcentaje de mujeres que se dedicaban a la investigación en 2021 era de un 35% de un total de 22.000 personas, porcentaje que apenas ha aumentado un 1% durante los últimos diez años.
Estas son algunos de los datos que aporta el 'Informe sobre Ciencia en Euskadi 2023' realizado por la Fundación Vasca para la Ciencia (Ikerbasque) y presentado este miércoles por el consejero de Educación, Jokin Bildarratz. Según el informe, por universidades, la Universidad de Deusto es la única que alcanza la paridad entre su personal investigador. Por su parte, el documento recalca, sin aportar datos concretos de cada una, que la UPV/EHU y la Universidad de Mondragón mantienen durante los últimos cursos académicos una “tendencia al alza”. “Estos datos, sin embargo, ocultan desigualdades importantes en lo que respecta al desarrollo de la carrera investigadora y al acceso a puestos de máxima responsabilidad, lo que se conoce como el efecto tijera, según el cual hay menos mujeres cuanto más se asciende en la escala de reconocimiento académico y profesional. Para analizar este efecto, es necesario estudiar el porcentaje de hombres y mujeres por categoría profesional, de tal forma que se pueda apreciar distribución entre mujeres y hombres de las posiciones de mayor responsabilidad”, destaca el documento.
En el caso de la universidad pública, el porcentaje de mujeres en los primeros estadios de la carrera es mayor que el de hombres, sin embargo, es una cifra que se va reduciendo paulatinamente a medida que las categorías avanzan, haciendo que casi el casi el 75% de las cátedras estén ocupadas por hombres en el curso 2021/2022. Aun así, se perciben ligeros avances, como en el caso de las categorías senior en la que el número de investigadoras asociadas a la Universidad del País Vasco ha pasado de un 31% a un 46%, es decir, ha crecido un 15%. El porcentaje de Titulares o equivalentes y de Catedráticas o equivalentes por su parte, apenas han crecido un 2% y un 4% respectivamente en los últimos 10 años. “Esto puede deberse a que en los últimos años apenas se han formalizado nuevas plazas para profesores titulares, y por tanto no ha sido posible la incorporación de mujeres a estas posiciones. El aumento del porcentaje de adjuntas sin embargo augura un incremento en el de titulares una vez que se permita la entrada de nuevo personal en esta categoría”, sostiene el informe.
Dejé la investigación tras terminar la tesis doctoral y ahora he vuelto al mundo académico, pero no hago investigación, me parece un ámbito muy duro
En las universidades privadas vascas, el informe apunta que “la distribución es más igualitaria, aunque la estructura de la carrera profesional es diferente a la de la universidad pública y por tanto no puede establecerse una comparación automática”. “La brecha de género va aumentando a medida que avanza la carrera investigadora. Si bien el número de estudiantes de doctorado es similar, son menos las mujeres que continúan en la Ciencia después de obtener el doctorado, y la mayor pérdida se da a la hora de consolidar posiciones estables y liderar sus propios laboratorios y grupos de investigación en dichos centros”, concluye el documento.
María Sánchez (quien prefiere no dar su verdadero nombre para este artículo) es una de esas mujeres que tras doctorarse, no se quiso dedicar a la investigación. En su caso se doctoró en Biología por la Universidad del País Vasco en 2019, pero abandonó el mundo académico. Casi cuatro años más tarde, ha regresado a la Universidad, pero como profesora. “Tenía la sensación de que era un mundo muy difícil y de que no tenía muchas puertas abiertas. Dejé la investigación tras terminar la tesis doctoral y ahora he vuelto al mundo académico, pero no hago investigación. Es difícil retomar porque siento que estoy desactualizada y que no puedo reengancharme por mí misma, necesitaría mucho apoyo. A día de hoy no me he planteado regresar a la investigación, pero me parece un ámbito muy duro”, explica a este periódico.
Sánchez opina que la falta de ayudas financieras y apoyo, dificulta aún más el regreso de las personas que deciden abandonar la investigación. “Para poder investigar necesitas tener un currículum y varias publicaciones. Si haces un parón en tu carrera académica, sea por cuestiones personales o por otras oportunidades profesionales, es complicado que con la competitividad que hay puedas retomarla después. Debería haber más ayudas en este sentido”, detalla.
Te planteas constantemente si estás haciendo suficiente, si eres suficiente o si vales para esto
En esa cuestión también coincide Marina Pérez, quien tampoco quiere dar su verdadero nombre. En su caso la semana pasada se doctoró en Biotecnología y tiene unos meses para pensar si quiere seguir investigando en su campo o prefiere seguir otro camino. “La investigación en la universidad es muy competitiva y tienes que luchar todos los días por publicar más, hacer cursos, ir a congresos, dar clases, actualizarte y seguir teniendo vida fuera del trabajo. Te planteas constantemente si estás haciendo suficiente, si eres suficiente o si vales para esto. En mi caso, acabo de terminar el doctorado y no tengo opción para investigar en ninguna universidad, porque para pedir becas competitivas aún tengo que mejorar mi currículum. En estas becas puntúa mucho el haber realizado estancias en universidades de excelencia en el extranjero. Entonces, ahora a mis 30 años, sin ahorros, dejo mi vida y me voy a Alemania, por ejemplo, a hacer currículum. Pero, claro, en un año no publicas, es imposible. Necesitas mínimo tres o cuatro años para generar resultados, cocerlos, escribirlos y publicarlos. Y luego pide una beca y espera que te la den. Me plantaría con 34 o 35 años sin todavía conseguir ser realmente una investigadora”, señala la doctora, que reconoce que, en su opinión, la falta de conciliación familiar es una de las razones por las que las mujeres deciden abandonar la investigación.
Según ha informado Bildarratz, Euskadi es la comunidad autónoma líder en retorno per cápita de fondos europeos, con una captación de 240 millones de euros entre 2021-22. Además, ha detallado que los últimos datos publicados por el INE apuntan que Euskadi es la comunidad autónoma que más invierte en actividades de I+D con una inversión del 2,3% del PIB, cifra que ha aumentado un 9,1% respecto al año anterior, hasta alcanzar el máximo histórico de una inversión de casi 1.800 millones de euros en 2022. “La tendencia de nuestra Ciencia está siendo muy positiva y el informe presentado hoy confirma esa tendencia en constante crecimiento. Tanto las instituciones públicas como el sector privado están realizando una apuesta firme que se tiene que mantener en el tiempo para que los resultados se consoliden, y parece que como sociedad lo estamos consiguiendo”, ha indicado Bildarratz.
En este sentido, el consejero ha señalado que en 2022 Euskadi alcanzó las 7.818 publicaciones científicas anuales, una producción similar al “extraordinario” año anterior, y más de un 14% respecto a la producción prepandemia. Para este curso, según ha adelantado el director científico de Ikerbasque, Fernando Cossío, se esperan “más publicaciones y la conclusión de los trabajos iniciados”. “Sin tener el año terminado, rondamos las 8.000 publicaciones, por lo que es de esperar que esta tendencia al alza se consolide”, ha concluido, sin indicar cuántas de esas publicaciones están firmadas por investigadoras.