Si en estos momentos la situación demográfica en Euskadi es altamente preocupante, con unas de las tasas de natalidad más bajas de Europa, y un envejecimiento progresivo, las proyecciones a futuro encienden todas las alarmas. En 2020 se contabilizaron en Euskadi un total de 499.432 personas de 65 años o más, lo que supone el 22,5% del total de la población. De estas, 157.950 son personas que han superado los 80 años, lo que supone un 7,1% de la población total y un 30,7% de la población mayor de 65. Las proyecciones a 2060 muestran una sociedad vasca totalmente envejecida, con uno de cada tres vascos (el 31,5%) de más de 65 años, 694.564 en total, de los que casi la mitad, 343.262, tendrá ya más de 80 años. Estos octogenarios, o más, supondrán el 15,6% de la población total. Es decir, que en 2060 se habrá duplicado el número de población mayor de 80 años, en un contexto en el que puede faltar gente para cubrir los puestos de trabajo, como alerta reiteradamente la patronal vasca.
Estas cifras que nos dejan las proyecciones demográficas realizadas por el Instituto Vasco de Estadística-Eustat, muestran una sociedad con unos mayores que tendrán una esperanza de vida cada vez más larga. Por ello, aunque el peso de la población mayor descenderá a partir de 2060, aumentará considerablemente la población de edades más avanzadas. Una auténtica 'revolución de la longevidad' que, como ha señalado la consejera de Igualdad, Justicia y Asuntos Sociales, Beatriz Artolazabal, “es una de las transformaciones más importantes que debe asumir Euskadi a en este siglo”. Artolazabal ha presentado este viernes la 'Estrategia Vasca con las Personas Mayores 2021-2024, destinada a fomentar la participación y la autonomía de este colectivo, así como a promover una política de cuidados sociales y una transición a un nuevo modelo de cuidados de larga duración. Una estrategia que ha calificado de “central” para la esta legislatura, ya que la cuestión demográfica y las solución a los problemas derivados del envejecimiento se reconocen ya desde diferentes ámbitos como una de las dificultades fundamentales que tiene que hacer frente Euskadi en estos momentos.
El documento presentado se basa en la necesidad de generar un nuevo modelo de abordaje del proceso de envejecimiento desde el protagonismo activo de las propias personas mayores. Para hacerlo, se rige por los principios de igualdad, diversidad, equidad, autorrealización, cocreación y solidaridad entre generaciones. El programa despliega cinco líneas de intervención que tienen como objetivos fomentar la ciudadanía activa; facilitar las transiciones y el desarrollo del proyecto de vida; apoyar la anticipación, prevención y el fomento de la autonomía; promover una política de cuidados sociales y la transición a un nuevo modelo de cuidados de larga duración; y generar conocimiento desde la investigación e innovación y la promoción de la 'silver economy', concepto que se refiere al estudio de los efectos socioeconómicos y las oportunidades resultantes del envejecimiento de la población. Estas líneas de intervención se materializan en una decena de proyectos tractores, algunos de ellos ya en marcha, que se articulan en cinco ejes, Ciudadanía activa; Transiciones y proyecto de vida; Autonomía y Fragilidad; Atención y Cuidados e Investigación e Innovación
Artolazabal ha descatado en su intevención que “la manera de definir la vejez, la forma de entender y plantear la vida, incluso los patrones de salud y enfermedad están viviendo transformaciones aceleradas”. En este sentido, ha afirmado que “el logro de una vida plena depende en gran medida de la satisfacción de las necesidades básicas de cada persona, desde su diversidad y heterogeneidad, según sus capacidades personales, recursos, limitaciones y cambiantes capacidades”.
La consejera ha presentado la nueva estrategia acompañada de diferentes agentes tractores de las políticas hacia las personas mayores, y, en especial, de quienes conforman Euskadiko Adinekoen Batzordea, la comisión participante de la Mesa de Diálogo Civil de Euskadi, dedicada a la construcción de las políticas públicas dirigidas a personas mayores y formada por asociaciones que representan a las personas mayores.
“En esta legislatura, con vuestra ayuda, hemos ido dando el paso del concepto de envejecimiento activo a la nueva formulación de vida plena”, les ha reconocido la consejera. “Ha sido clave integrar el envejecimiento activo dentro del enfoque de vida plena tanto para las personas autónomas como para quienes requieran de apoyos y cuidados crecientes. Un cambio de perspectiva que descansa sobre una concepción diferente de lo que significa envejecer”.