El lehendakari y presidente del patronato del museo Guggenheim de Bilbao, Iñigo Urkullu, ha tenido este lunes por la noche unas palabras en la cena de gala con motivo del vigésimo quinto aniversario de la inauguración de un recinto que se ha convertido en símbolo de una nueva Bilbao más cosmopolita, a la que han asistido como invitados personalidades institucionales, miembros de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York y patronos. También ha participado el autor del edificio, el canadiense Frank Gehry, de 93 años, y se ha servido comida de Joxean Alija, Diego Guerrero y Andoni Aduriz. Urkullu, con pajarita y esmoquin, como obligaba el código de etiqueta, ha aplaudido a “una sociedad que decidió apostar por la cultura como motor para recuperar el país” en un contexto, el de 1997, de “guerra en las puertas de Europa, en los Balcanes, altas tasas de paro y ruinas y suelos contaminados”.
“El museo Guggenheim se ha convertido en un gran reclamo que atrae visitantes de medio mundo, fascinados por el carácter icónico de su arquitectura y por sus excelentes exposiciones. Visitantes que cuando llegan a nuestro país descubren paisajes, cultura, gastronomía, costumbres o una vida social que les seduce. En 25 años, hemos pasado de ser un país con muy pocas referencias positivas en el exterior a presentarnos ante el mundo como una sociedad abierta, atractiva y moderna. El efecto de este museo ha sido fundamental en esta transformación. Este museo nos habla de la confianza y el acierto de quienes lo impulsaron. Nos habla de los millones de personas que nos han visitado y descubierto nuestro país. De las magníficas exposiciones que hemos podido visitar y conocer, algo inimaginable en el pasado”, ha solemnizado Urkullu, que ha intervenido en euskera y en castellano.
Ha considerado también que “el magnífico edificio que Frank Gehry diseñó, se erige hoy como símbolo de apertura, encuentro y tolerancia, más necesaria que nunca en el mundo”. Y ha recordado la amenaza de ETA, que quiso volar el museo en su inauguración y que mató a un ertzaina que frustró los planes de los terroristas. “También nosotros hemos sufrido la intolerancia que hoy denunciamos. Una parte de nuestra sociedad decidió tratar de imponer por la violencia su proyecto político y destruyó familias, vidas, bienes y condicionó nuestra convivencia. Aquella violencia intolerante quiso destruir este museo y todo lo que iba a representar. En aquel intento segó la vida de un servidor público, el ertzaina Txema Agirre. Esta conmemoración es un buen momento para recordar el sufrimiento causado por la intolerancia y el fanatismo, en otros lugares y aquí en Euskadi”, ha rememorado. Urkullu ha pedido a los asistentes, del orden de 450, que se pongan en pie para guardar un minuto de silencio como “respeto a los derechos humanos” y por “un futuro de paz y bienestar para todos los hombres y mujeres, aquí y en todo el mundo”.
El lehendakari ha señalado también que consideraba inimaginable que 2022 iba a llegar con una pandemia “aún no superada” y una guerra de una alcance no visto “desde la II Guerra Mundial”, también en lo tocante a la crisis económica. Pero ha señalado: “Después de la pandemia y de las restricciones que debimos adoptar, la actividad cultural y la de este museo se han convertido en lugares reclamados por la ciudadanía para encontrarse con personas conocidas y desconocidas, disfrutar, convivir, conocer o hacerse preguntas”.
Por otro lado, a mediodía, se ha celebrado una sesión extraordinaria del patronato del Guggenheim en la que han participado también representantes de Nueva York o Venecia. Según recoge Europa Press, además de Urkullu, presidente del patronato, han acudido el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, J. Tomilson Hill, presidente del patronato de la Solomon R. Guggenheim Foundation, el director del museo, Juan Ignacio Vidarte, y sus homólogos neoyorquino, Richard Armstrong, y veneciana, Karole Vail.
Como único punto del orden del día, la reunión ha realizado balance de los 25 años desde la apertura. Se ha confirmado que son casi 25 millones de visitantes -en concreto 24,7 millones- y que los meses más demandados han sido julio y agosto. El verano de 2022, precisamente, ha sido el más exitoso gracias a la colección de coches 'Motion, autos, art, architecture'. El 61% de quienes entran al Guggenheim son extranjeros, el 24% del resto de España y el 15% vascos. Los franceses, solos, suponen un 17%. El museo eleva su aportación al PIB a 5.884 millones de euros, que es el equivalente a la mitad del presupuesto vasco, casi diez veces el total anual del que ha dispuesto Bilbao en 2022 y más que lo que cuesta la Sanidad pública. Medido en impuestos generados, se calcula que han sido 911 millones. En cuanto al empleo, la estimación es que contribuye al sostenimiento de 5.420 puestos de trabajo por término medio.
En el plano más cultural, se han expuesto 145 obras de 81 artistas de la colección permanente y ha habido 215 exposiciones temporales. Se ha ofrecido el dato de 18.000 obras de arte, en total, que han asomado en algún momento por el edificio de Gehry o incluso fuera de él. 3.900 colegios han hecho excursiones, lo que supone 660.000 estudiantes, el doble de la población de Bilbao. El club de amigos del museo suma 21.908 miembros. Se estima en más de 330.000 las noticias -como ésta- publicadas sobre el Guggenheim solamente en España, Portugal, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, lo que implica 780 millones de impacto y del orden de 4.000 millones de lecturas o visionados de lo publicado.