El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha presidido este viernes en Vitoria un acto institucional con motivo del primer aniversario de la guerra en Ucrania en el que ha querido poner en valor la “solidaridad” vasca con los 4.180 refugiados que, oficialmente, han llegado desde entonces a la comunidad autónoma de entre los alrededor de 167.000 llegados a España. Urkullu ha recalcado que, con experiencias propias como la del bombardeo nazi-fascista de Gernika en 1937, toca “ponerse en la piel” de la sociedad ucraniana atacada por Rusia. “En nombre de la mayoría de la sociedad vasca y de las instituciones vascas, expreso hoy a todas las familias de las víctimas mortales, más de 8.000 personas civiles [y militares de ambos bandos], de ellas casi 500 niños, nuestro sentimiento de cercanía y de solidaridad. Es una solidaridad que la debemos hacer contagiosa”, ha solemnizado.
Urkullu, que ha invitado a los presentes a guardar un minuto de silencio, ha afirmado que ha sido un año de “atrocidad”. Incluso ha pedido directamente a Vladímir Putin un “alto el fuego” desde la pequeñez vasca en el concierto geopolítico internacional. Y ha añadido: “Están en juego los derechos humanos, el futuro de nuestros pueblos y los principios y valores que sustentan la paz y la convivencia internacional. Frente a la agresión unilateral de Rusia sobre Ucrania, la respuesta es fortalecer el multilateralismo. Expreso el pleno apoyo del Gobierno vasco al sostenimiento de la unidad en la respuesta europea e internacional”.
Un informe hecho público por el Gobierno vasco con motivo del aniversario, se indica que han sido 4.180 las personas a las que el Estado ha tramitado en Euskadi el “estatuto de protección temporal”. 1.027 menores han sido escolarizados y 532 adultos se han matriculado en centros de idiomas reglados o en la enseñanza para adultos (EPA). Se han expedido 1.887 TIS o tarjetas de Osakidetza y 1.214 disponen de la DAST temporal. 1.633 familias han recibido ayudas económicas (un total de 2,9 millones de euros) y se estima que alrededor de 1.500 familias vascas (algunas de Ucrania ya asentadas antes de la guerra) han abiertos sus casas para llegadas de refugiados. Urkullu ha indicado que la cooperación vasca “ha construido dos campamentos infantiles en Ucrania, en Zhitomir y en Ivano Frankivsk”. “Además, sumando la solidaridad de varios Ayuntamientos vascos, hemos rehabilitado un hospital en Barishivka, a 50 kilómetros de Kiev, donde atienden en la actualidad a personas heridas de guerra”, ha añadido el lehendakari.
Antes, en Radio Vitoria, el vicelehendakari, Josu Erkoreka, ha indicado que la acogida se ha hecho siguiendo un “modelo vasco”, desde principios de “cercanía” e “individualización”. No se trata de una reflexión casual, ya que en enero se desató una polémica entre los Gobiernos central y vasco por la propuesta del Ejecutivo de Pedro Sánchez de abrir un centro de 350 plazas para refugiados en la antigua Clínica Arana de Vitoria. La pata del PNV del Ejecutivo vasco lo criticó por ser un “macrocentro” alejado del “modelo vasco”. En el acto, Enrique Angulo, de una entidad social, ha dicho también que en esta crisis ayuntamientos, diputaciones y Gobierno vasco han actuado correctamente mientras que el Estado ha actuado de modo “muy mejorable”. “El papel del Ministerio a través de CEAR ha sido muy deficiente, humillante en algunos casos”, ha señalado. Los consejeros socialistas de Urkullu no han estado presentes pero sí el secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza.
Erkoreka, consejero de Seguridad, ha afirmado también que en este año se han detectado algunos casos de “odio”, particularmente con pintadas con la 'Z' prorrusa en algunos albergues. Sin embargo, los refugiados que han acompañado a Urkullu en el acto y que han tomado la palabra han mostrado su satisfacción por la acogida en términos generales. “España fue una buena oportunidad. Estoy aquí desde mayo”, ha señalado una estudiante de Económicas en la Universidad de Deusto que acaba de llegar a Kiev cuando estalló la guerra. “Es una guerra que cambió el destino de mucha gente. Yo vivo con una familia de acogida. Tienen dos hijas de mi edad. Me siento protegida”, ha añadido. En algunos vídeos, los refugiados más jóvenes se han atrevido a lanzar algunos mensajes en euskera. Otro joven, que ya conocía Euskadi desde niño dentro de los programas de intercambio para niños de la zona de la central nuclear de Chernóbil -llegó a dar la mano a Juan José Ibarretxe en su día, ha bromeado- ha resumido la situación con una frase de su madre: “¿Qué tal? Aquí bien; allí mal”.
En el aniversario han sobrevolado también las consecuencias económicas de la invasión. Urkullu fue el primer dirigente político entonces en hablar de “economía de guerra”, aunque luego se han lanzado también mensajes más optimistas. Se espera para las próximas semanas, en todo caso, una revisión a la baja de las previsiones para 2023, aunque siempre dentro de una senda de crecimiento. El mercado laboral cerró 2022 con los mejores datos de empleabilidad desde 2009. El consejero Pedro Azpiazu, titular de Economía y Hacienda, suele repetir en público y en privado que no se puede hablar de crisis como tal en un contexto de crecimiento.
El informe del Gobierno apunta a que el golpe por la guerra llegó sin haber terminado de salir de la pandemia de la COVID-19. “Desencadenó una amenaza global, todavía vigente, con graves repercusiones humanitarias, sociales, económicas, inflacionarias. Provocó crisis que han afectado al transporte mundial o al suministro y precios de cereales y productos alimentarios, de energía y combustibles o de componentes electrónicos y repuestos para la industria. Son impactos todos ellos que afectan en mayor medida a países, empresas, familias y personas vulnerables”, se puede leer.
El lehendakari ha dado lectura en el acto a una carta de la embajada de Ucrania en el Reino de España. En ella, un alto funcionario ha “agradecido” que Euskadi haya “trabajado para la causa de Ucrania”. “Euskadi nos ha mostrado un inmenso apoyo. Están salvando vidas”, ha escrito el diplomático en agradecimiento a la comunidad autónoma. Además de ucranianos refugiados y entidades sociales de solidaridad con el país invadido por Rusia (CEAR, Zehar, Cáritas, Accem o Cruz Roja, además de Euskadi-Ucrania o Chernobil Elkartea), han asistido al acto consejeros y otros altos cargos del Ejecutivo vasco, así como el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, el titular del Ararteko, Manuel Lezertua o la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria. También han asistido representantes de PNV, EH Bildu, PSE-EE, Elkarrekin Podemos-IU, PP+Cs y Vox. Simbólicamente, la presentadora del evento ha sido la ucraniana María Dobryanska, que ha hablado en ucraniano, en castellano y en euskera.