Análisis

Urkullu y Sánchez ponen a prueba las costuras de la “cogobernanza” con el enésimo enfrentamiento en la pandemia

El PNV es uno de los socios más confiables del Gobierno de Pedro Sánchez y, al revés, el PSE-EE apoya al PNV en Euskadi, tanto a nivel autonómico como en las tres diputaciones y en las ciudades más importantes. Pero las costuras de la “cogobernanza” vuelven a estar a prueba en los últimos días por enésima vez en esta pandemia. La desobediencia “no es el estilo” del lehendakari, Iñigo Urkullu, según cuenta de él el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, pero esta semana ha puesto pie en pared y se ha negado a aplicar las nuevas medidas propuestas por el Ministerio de Sanidad para el ocio nocturno y la hostelería, que iban a obligarle a cerrar el interior de la hostelería a las pocas horas de haber permitido por vez primera desde octubre que se amplíe el horario de atención al público hasta medianoche. Tan es así que este sábado ha sido el primero en el que se ha podido cenar de restaurante en meses.

Se trata de un debate de fuero y no tanto de huevo. De hecho, el Ejecutivo de Urkullu ha estado en la diana del 'lobby' de la hostelería en los últimos meses –manifestaciones incluidas– al considerar que era mucho más restrictivo que otros gobernantes. En Euskadi los bares se cerraron del todo en noviembre y, luego con un sistema de semáforos, en aquellas localidades con más incidencia. También hubo una época con cierre interior salvo para desayunos y comidas. Nunca se pasó de las 20.00 horas durante el estado de alarma como hora de cierre y en los días señalados de Navidad todavía se bajó la persiana mucho antes. Solamente las resoluciones del juez Luis Garrido y de sus colegas del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) han frenado medidas más duras bajo la premisa de que los espacios cerrados y donde se relaja el uso de mascarillas eran los puntos de mayor riesgo de contagios. Puedes ver todo el histórico en este gráfico.

Pero el último plan presentado por la ministra Carolina Darias ha hecho saltar por los aires la buena vecindad entre Vitoria y Madrid y, a la vez, ha hecho que portavoces de la hostelería se hayan alineado ahora con Urkullu y frente a Sánchez. Ahora la matritense Isabel Díaz Ayuso y el lehendakari aparecen en los mismos titulares frente al Gobierno central. Lo que argumenta Euskadi es que se pretenda volver a un marco unitario cuando no se le atendió en la demanda de más estado de alarma en toda España y medidas coordinadas y se dejó la tostada en manos de las comunidades. También se duda de la eficacia jurídica de un listado de restricciones emanadas del Consejo Interterritorial que sienta a Sanidad con las autonomías cuando Euskadi no solamente tiene su propio plan aprobado y en vigor sino sentencias judiciales contrarias al cierre de la hostelería cuando la incidencia era tres veces más alta que la actual. En el plano más político, se plantea también el modo de adopción de acuerdos en el consejo, ya que estas modificaciones tuvieron más dirigentes autonómicos a favor que en contra, sí, pero en las que se han opuesto (Madrid, Catalunya o Euskadi, entre otras) viven muchos millones más que en el resto.

El plan afectaba a Euskadi de lleno (y a La Rioja, que de momento tampoco cierra) porque, con el pretexto de regular el horario del ocio nocturno en el verano, elevaba de recomendación a obligación algunas propuestas ya existentes desde hace meses para las comunidades con más incidencia. Porque, en efecto, el debate no borra el hecho de que los datos vascos siguen siendo de los más elevados de España, aunque el lehendakari está empeñado en que se explica porque se hacen más pruebas.

Y esas medidas incluían el cierre de la hostelería en interiores. Es una “invasión de competencias”, clamó Urkullu, mientras su consejera de Salud, Gotzone Sagardui, se negó a debatir y votar en el consejo de este miércoles. Incluso los consejeros del PSE-EE –Javier Hurtado lidera la cartera del sector, Turismo, Comercio y Consumo– manifestaron su rechazo a los cambios y defendieron el marco propio. Finalmente, se han felicitado por su mediación para que la baraja no se rompa con una cláusula que lo mismo hace obligatorias las restricciones como permite levantarlas en función de las “especificidades” de cada zona. Es una novación del viejo pase foral del que gozaban las provincias vascas: “Sea acatado pero no cumplido”. En la parte del Gobierno del PNV opinan que esa redacción hace que todo el marco no valga “para nada” y, para evitar la confusión en la sociedad, han retomado la máxima difusión del decreto propio con horarios, aforos y otras disposiciones.

El episodio, en todo caso, se suma a la larga lista de desencuentros motivados por la pandemia. El primero llegó con la misma declaración del estado de alarma el 14 de marzo de 2020, cuando Euskadi aludió a un “155 encubierto” de Sánchez. “El paseo en la calle es libre y la actividad deportiva en la calle no tiene limitación”, dijo en aquel momento Josu Erkoreka. Luego llegaría el parón total de la actividad económica, criticado igualmente. O el uso de las mascarillas. “Tendrá coronavirus”, bromeó la entonces consejera de Salud, Nekane Murga, cuando el presidente empezó a usar las protecciones que ahora Urkullu espera que se mantengan durante “mucho tiempo”. El Estado frenó que Euskadi reiniciara la vuelta a las aulas a finales del curso pasado en una fase inicial de la primera desescalada. Los consejeros socialistas de Urkullu lamentaron que algunas de las críticas al Estado en aquella fase no fuesen “consensuadas”.

En agosto, Urkullu estuvo a punto de plantar a Sánchez en la primera conferencia de presidentes autonómicos presencial después de estar meses viéndose por videoconferencia cada domingo. Solamente un acuerdo 'in extremis' para dar más capacidad de déficit a Euskadi hizo que el lehendakari acudiera a San Millán de la Cogolla. Urkullu hizo el viaje hasta un pueblo cercano al lugar de la cumbre y esperó allí a tener la confirmación del acuerdo de parte de su consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, aunque estaba medio encarrillado desde las tres de la madrugada de la jornada anterior. Fue todo tan precipitado que Euskadi no tenía ni un lugar habilitado, ya que como Catalunya la previsión era la de la incomparecencia, ni figuraba en el listado oficial de invitados.

En el segundo estado de alarma -promovido por Urkullu- el final enfadó al lehendakari. Hasta el último momento, Sánchez no dio acuse de recibo a sus peticiones de prórroga para mantener el toque de queda y el cierre perimetral autonómico. Antes, en Navidad, después de la cual hubo una importante oleada de contagios, el lehendakari explicó que su plan propio era más restrictivo pero que aceptó la propuesta coordinada del consejo interterritorial en aras a disponer de un marco común en toda España para los desplazamientos que se permitieron. También hubo peleas casi semanales de Sagardui con Darias en las interterritoriales intentando que se adelantara antes de las 22.00 horas el toque de queda, si bien Euskadi nunca actuó unilateralmente como Castilla y León y respetó el marco vigente. En dirección contraria, el delegado del Gobierno central, Denis Itxaso, ha sido especialmente beligerante en estos meses contra los nacionalistas. “No sé que les pasa a los que entran en ese despacho que se convierten en más madrileños que los de Chamberí”, ha llegado a ironizar sobre él el presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

Entre medias, los Gobiernos central y vasco negocian otros asuntos. Singularmente, las transferencias pendientes del Estatuto de 1979 han adquirido notoriedad. El 10 de mayo se firmó un acuerdo histórico que permitirá materializar el 1 de octubre el traspaso de Prisiones, por el cual el Ejecutivo autonómica asumirá la gestión de las cárceles vascas y de su personal. Pero ni ello llevó a una tregua. En esa rueda de prensa conjunta, el ministro Miquel Iceta y el vicelehendakari Erkoreka exhibieron sus discrepancias sobre la gestión de la pandemia. Se está retrasando también la negociación por el Ingreso Mínimo Vital (IMV), si bien en este caso la otra vicelehendakari, la socialista Idoia Mendia, también ve “inasumibles” los términos que plantea el Gobierno, en este caso los del ministro José Luis Escrivá.

La fotografía que acompaña esta información fue tomada el martes. Urkullu y Sánchez coincidieron en Vitoria, en la inauguración del Memorial dedicado a las víctimas del terrorismo, presidido por el jefe del Estado, el rey Felipe VI. La tormenta se desató unas horas después. Desde entonces, desde Ajuria Enea indican que lehendakari y presidente no han hablado.

En nuestros especiales interactivos, se pueden consultar todos los datos sobre la evolución de la pandemia en Euskadi, sobre los positivos y fallecidos en todas y cada una de las residencias de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y el avance día a día de la campaña de vacunación. También tenemos mapas con los brotes más destacados.

elDiario.es/Euskadi

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