Un veterinario en los espectáculos con animales: Euskadi ultima un reglamento con los requisitos para evitar maltrato

La consejera Arantxa Tapia tiene ya redactado el borrador del decreto para regular la participación de animales en espectáculos y eventos públicos, un reglamento anunciado hace dos años cuando el Parlamento Vasco la ley autonómica de protección animal. La intención del Gobierno vasco es exigir que haya un veterinario profesional para conceder autorización a un evento “a fin de controlar el estado de los animales [...] y poder prestarles la asistencia necesaria en caso de que fuera preciso”.

La ley fue aprobada en 2022 con los votos del Gobierno de PNV y PSE-EE, que tiene mayoría absoluta, pero también con los de EH Bildu, PP y Ciudadanos. Elkarrekin Podemos-IU y Vox no la apoyaron. En paralelo, el Ejecutivo anunció en 2023 un recurso de inconstitucionalidad contra la ley estatal, impulsada por la ya exministra de Podemos Ione Belarra. En el caso vasco, la norma excepciona de estas medidas de protección animal a los toros, la caza, la pesca y el control de plagas.

El artículo 27 de la propia ley ya marca que “se prohíben los espectáculos con animales que no posean sus propios reglamentos de desarrollo o una autorización preceptiva”. Este nuevo reglamento busca, precisamente, fijar las pautas la concesión de estas autorizaciones. Eso sí, se avisa de que nunca la tendrá un circo con animales: en las mismas fiestas de una ciudad, no se puede usar un elefante en una carpa para un juego pero sí se puede matar un toro en una plaza. A este respecto, el decreto solamente menciona que habrá vetos para “aquellos espectáculos en los que participen reses bovinas de lidia de menos de 60 kilogramos”.

Aunque el reglamento sale del área de Tapia, la propuesta pasa por conceder a Seguridad -donde se regulan los espectáculos- la potestad de controlar estas autorizaciones, aunque también participan en el proceso municipios y diputaciones. Y es que la ley de 2015 sobre espectáculos en general da a los ayuntamientos la capacidad de tramitar permisos para eventos. Si implica a animales, cada organismo local lo comunicará telemáticamente y el Ejecutivo tendrá “diez días hábiles” para responder. Asimismo, serán las diputaciones las encargadas de las inspecciones, ya que tienen competencias de ganadería. La propia ley de 2022 habla de multas de hasta 100.000 euros.

La Administración ha diseñado ya los nuevos formularios y plantean que se indique con claridad los datos del organizador, la hora y lugar del evento y una relación detallada de las especies que se quieren emplear. El responsable también “debe identificar aquellas situaciones, conductas o prácticas que, durante el transcurso del espectáculo, puedan causar dolor, miedo, estrés, sufrimiento, daño o angustia innecesaria en los animales”. Como ejemplos, se indica que hay que atender a “ruidos, música, pirotecnica, público, esfuerzos, accidentes [o] condiciones meteorológicas adversas”.

El borrador del decreto no es muy extenso, de apenas seis artículos. Es el tercero el que regula expresamente los “requisitos” de los espectáculos con animales. En concreto, se menciona la necesidad de que haya un veterinario “profesional”, que los animales sean “transportados en vehículos autorizados” y adecuados y conducidos por “personal capacitado” y que durante los eventos sean cuidados y manejados por operarios formados. También “se evitarán localizaciones que provoquen la magnificación del ruido” y se procurarán espacios para sus necesidades fisiológicas.

No se desea que “mamíferos recién nacidos cuyo ombligo no ha cicatrizado completamente” puedan participar en espectáculos, así como tampoco “animales lactantes que no estén acompañados de sus madres” o tengan “alimento adecuado”. Se alerta de que queda vetado dar a los animales “anestesias, drogas u otros productos”. Ya se ha dado el caso de competiciones de bueyes ('idi-probak') manipuladas ya que las reses habían recibido 'speed'. En general, se exige velar por las “buenas condiciones” durante todo el tiempo que dure el espectáculo, es decir, que se atienda a los “signos que puedan evidenciar la necesidad de descanso”, en particular durante las olas de calor. Por las noches, habrá que evitar que las fuentes lumínicas generen angustia.

Se requerirá también control de la “cercanía” del público con los animales. Un ejemplo: “Las aves que participen en exhibiciones de vuelo deberán contar con un espacio apartado que garantice un aislamiento sonoro y lumínico en el que puedan permanecer en reposo; en ningún caso podrán estar al alcance del público ni se permitirá fotografiarse junto a ellas”.

elDiario.es/Euskadi

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