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Vitoria abre la puerta a que en 2024 una mujer encarne al personaje central de sus fiestas por vez primera en su historia

Las fiestas de La Blanca son el mayor evento de Vitoria. Su inicio, la bajada de Celedón, congrega a 50.000 personas y es el epítome del vitorianismo. En 2023, las fiestas ofrecerán una imagen para la historia. Por vez primera, una alcaldesa presidirá la balconada de San Miguel y recibirá el pañuelo festivo de manos de Gorka Ortiz de Urbina, el 'primus inter pares' entre los blusas que encarna la versión de carne y hueso de Celedón. Las cinco principales candidatas elecciones son mujeres y no hay mucho margen a la sorpresa. Pero Ortiz de Urbina se 'jubilará' este año. No quiere superar las 22 ediciones que acumuló el primero en la historia, José Luis Isasi, algo que también supo respetar Iñaki Landa, su predecesor. La novedad es que la Comisión que agrupa a la mayoría de cuadrillas de blusas y de 'neskak' ha propuesto al Ayuntamiento un nuevo sistema de elección de Celedón más participativo que plantea que cada cinco años se renueve la figura para abrir más el abanico y que se elija entre una propuesta surgida de todas las cuadrillas. Podrá optar cualquiera de sus miembros, también las mujeres, por lo tanto. Por ello, 2024 podría dejar otra imagen para la historia, la de una 'neska' como Celedón.

Sergio González, presidente de la Comisión, explica al otro lado del teléfono que la propuesta “ha sido unánime” y que el Ayuntamiento la ha acogido “bien”. No obstante, son conscientes de que “hay elecciones” y que habrá un nuevo equipo de Gobierno desde junio que tendrá que retomar el asunto. Es más, la actual edil de Cultura, la socialista Estíbaliz Canto, y el alcalde, el peneuvista Gorka Urtaran, ni siquiera se presentan. “Queremos que sea más abierto. La idea es que salga de las cuadrillas y que la gente tenga esa ilusión de poder ser Celedón. También las 'neskak'”, abunda.

La primera bajada de Celedón se celebró en 1957, en pleno franquismo. Una reciente película rescatada de la familia Alfaro-Fournier ha mostrado en color aquel evento, en el que el muñeco bajaba por el aire desde San Miguel, como ahora, pero hasta la plaza de España. Grandes banderas españolas presidían cada año la celebración y Celedón -que como es tradición es encarnado por una persona al tomar tierra- era agasajado por las autoridades del régimen. Se pueden ver aquí imágenes históricas. En 1976 tuvieron lugar las primeras fiestas sin Francisco Franco, pero Vitoria seguía conmocionada por la matanza de la Policía Armada del 3 de marzo en Zaramaga. Isasi se negó a participar y el blusa que encarnó a Celedón fue excepcionalmente Enrique Orive. Isasi regresó hasta 1979. Landa continuó el testigo desde 1980 hasta 2000 -aunque apareció de nuevo en 2007 por el cincuentenario- y desde 2001 a la actualidad el titular es Ortiz de Urbina, que tuvo el inconveniente de no poder salir ni en 2020 ni en 2021 por las restricciones de la COVID-19.

Ortiz de Urbina, que confirma que el 4 de agosto de 2023 se despedirá de la balconada y que empieza a notar ya “nostalgia” ante el agur inevitable, entiende que esto es “un cambio lógico para los tiempos”. Ahora bien, avisa de que no es seguro que en 2024 a Celedón la encarne una mujer: “Creo que la gente no ha entendido muy bien que se ha abierto una opción para que pueda ser una 'neska', pero eso no quiere decir que realmente lo vaya a ser”. Eso sí, Ortiz de Urbina indica que “la sociedad ha evolucionado hacia la igualdad” y que, aunque “todavía queda lejos la igualdad total, hay pasos pequeños y constantes” como el que ahora se plantea o como el hecho de que saludará con toda probabilidad a una alcaldesa y no a un alcalde, como le ha ocurrido con Alfonso Alonso, Patxi Lazcoz, Javier Maroto y Gorka Urtaran.

Vitoria, cada 7 de agosto, ofrece desde hace décadas una versión “txiki” de Celedón, un muñeco que también se encarna en un blusa. Pero en 2002 surgió ya la figura de 'neska txiki' como acompañante del blusa elegido. Y, en 2008, ya con el nombre de Edurne, bajan dos muñecos. Cuenta González, de la Comisión, que “en Vitoria se es experto en quejarse de todo” y que seguro que llegará la controversia. Pero pone el ejemplo de la versión infantil. “En su día también tuvo polémica y ahora lo damos por hecho”, indica. “Son los tiempos nuevos que corren”, se reafirma.

Menos partidario del cambio es Jesús Prieto Mendaza, profesor de la Universidad de Deusto. Como experto en sociología y antropología ha investigado las fiestas de Vitoria y tiene varias publicaciones. Como blusa, ya veterano, las ha disfrutado con mucha intensidad. “Vivimos tiempos de una sociedad líquida. Estamos confundiendo cosas. Abordamos temas muy importantes, como es el de la desigualdad de género, desde cuestiones epidérmicas y no desde la raíz del problema. Debemos combatirla en cuestiones como la violencia sexista, las dificultades para conciliar la maternidad con el trabajo, la diferencia de sueldos o la dificultad de acceso a determinados puestos o nichos de economía. Estaremos debatiendo si es pertinente o no que una 'neska' baje de Celedón o no y nos despistaremos. ¿Podemos analizar con los ojos del siglo XXI el personaje de Celedonio Alzola del siglo XX pero ya cantado desde el siglo XVIII? ¿Tendría que haber también una Santa Prudencia en las fiestas del 28 de abril?”, se pregunta. Añade, “como blusa”, que siente que La Blanca está perdiendo parte de su esencia en sus últimos años y que no puede permitirse continuar en esa senda. “El paseíllo ya no es el paseíllo. Hemos logrado suprimir las corridas de toros y logrado un avance en cuanto al trato ético a los animales pero no hemos sabido mantener el elemento central y mágico de la fiesta, que era la plaza. Hemos pagado un peaje”, abunda como ejemplo de su crítica.

La Comisión tiene claro que el muñeco de Celedón seguirá siendo el mismo, el del aldeano con milrayas, blusa, bota de vino y paraguas -en pleno agosto- para la lluvia. Y se seguirá llamando así, aunque en el documento presentado al Ayuntamiento lo llaman “Zeledon” en varias ocasiones. Otra cosa es la encarnación, que sí podría representarla una 'neska'. E insisten en que podría ocurrir ya en 2024. Si no, habría otra opción en 2029. También se le pedirá que domine “correctamente” las dos lenguas oficiales, euskera y castellano.

Será un cambio si se hace realidad. Pero ha habido otros. Vitoria ya ha ido modulando tradiciones. Está el claro ejemplo de las corridas de toros, que era tan importantes que hacen que por la reconstrucción tras la Guerra Civil del viejo coso -fue campo de concentración- todavía se mantenga una calle en memoria del alcalde con “inquebrantable” lealtad a Francisco Franco José Lejarreta, el supuesto “alcalde de los blusas”. La canción popular del 4 de agosto tiene ahora también una versión en euskera. Y, en materia de igualdad, el 25 de julio dejó de ser solamente el día del blusa para serlo también de las 'neskak' o, en 2015, la Comisión creó un grupo de igualdad. Las cuadrillas ya no vetan a las mujeres, como en el pasado, y se desterró la práctica conocida como “tetatinas”, que consistía en que los mozos pegaran pegatinas a las chicas durante los paseíllos en sus pechos.