Solamente una persona, Javier Ortega Smith, ha aplaudido los primeros diez minutos de Vox en el Parlamento Vasco tras obtener 17.500 votos en las elecciones del 12 de julio y un escaño por Álava, el de Amaia Martínez Grisaleña. La portavoz, que no se ha despegado de la lectura de un papel ya preparado, se ha estrenado mencionando a ETA y se ha despedido con un '¡Viva España!'. Y ha introducido en la Cámara su agenda contra la inmigración ilegal, el supuesto efecto-llamada de las ayudas sociales, sus críticas al “chiringuito” que supone a su entender el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde), el “ecologismo falaz” o la “imposición” del euskara, una lengua en la que no ha pronunciado ni una sola palabra.
Ortega Smith ha llegado a Vitoria a las 14.30 horas como único invitado de Vox a la sesión de investidura, tras la cual será elegido lehendakari por tercera vez Iñigo Urkullu. Smith y la parlamentaria electa se han besado con mascarillas y una se ha dirigido a la tribuna y el otro al palco, donde ha quedado ubicado junto al dirigente del PP Iñaki Oyarzábal, al que le ha estrechado la mano, y el senador del PNV Luke Uribe-Etxeberria. En algunos momentos se ha retirado la protección -verde Guardia Civil con bandera de España- para hablar por teléfono.
Martínez Grisaleña solamente ha podido intervenir durante 10 minutos y no durante 30 como el resto de los partidos políticos. Ello es fruto del 'cordón sanitario' aplicado por PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos-IU y que, en líneas generales, reduce a un tercio la presencia parlamentaria de quien es única representante del grupo mixto. La portavoz de Vox ha atribuido esa decisión al “éxito” electoral de su partido en Euskadi y ha desafiado a la Cámara: “Se nota que no conocen a Vox. Cuanto más nos insulten, más creceremos”. Y ha criticado que nunca se planteara algo semejante con la izquierda abertzale, para la que ha pedido su “Ilegalización”. “No vamos a apoyar un solo documento que venga con sus siglas, HB o cualquiera que elijan”, ha apostillado la representante de la ultraderecha.
En sus “diez miserables minutos” se ha jactado también de haber hablado en Euskadi de temas tabú. “Vox ha llegado para acabar con años de silencio, para la defensa de ideas que ustedes han ocultado por odio o por cobardía. En definitiva, para que en este Parlamento se vuelva a escuchar después de tanto tiempo una frase: ¡Viva España!”, ha gritado. Acto seguido, Ortega Smith se ha puesto en pie y ha aplaudido, solo, durante unos segundos, tras lo cual ha tenido un cruce de palabras con el senador nacionalista Uribe-Etxeberria, que durante años fue parlamentario vasco.
elDiario.es/Euskadi
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