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José Val del Omar, pionero del cine documental español

El Museo Extremeño Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) de Badajoz ha inaugurado una exposición dedicada al pionero del cine documental español José Val del Omar (Granada, 1904-Madrid, 1982). La muestra 'Valdelomar, la mecamística del cine' nos presenta a un hombre de mentalidad profundamente tecnológica que encontró en el cine el arte total capaz de servir de base para el resto de disciplinas artísticas.

El título alude al concepto que José Val del Omar tenía sobre su propia obra: la de un místico laico que compartía esta condición con su voluntad de artista tecnológico avanzado. Sonidos e imágenes como inspiradores de la palabra y la construcción de collages como resultado de la búsqueda de imágenes nuevas constituyeron siempre el material de una investigación a la que se entregó de manera incansable.

El Meiac es el primero de los tres museos (los otros son el Centro Gallego de Arte Contemporáneo y La Laboral) a los que va a viajar esta exposición que ha constituido un importante éxito de producción del Museo de Arte Reina Sofia de Madrid, institución donde los herederos de José Val del Omar decidieron depositar hace cinco años el legado del artista. Este museo había contribuido casi desde su apertura a difundir de forma pormenorizada la obra muy poco conocida en España de un Val del Omar que, sin embargo, recibió diversos premios de carácter técnico en el Festival de Cannes de 1961, lugar adonde llegó llevando él mismo las latas de película en su propio coche y sin el aval oficial de nuestro país.

Patrocinio de la Fundación La Caixa.

José Val del Omar fue un teórico del cine, un hombre de anticipaciones técnicas a las que la industria española del cine no fue capaz de responder en su momento y un buscador incansable de imágenes cinematográficas de género documental. El día de la inauguración de la exposición en Badajoz, se comentó en los corrillos que recorrían las salas en las que el Meiac ha distribuido los materiales de la muestra lo que hubiera disfrutado Val del Omar de haber conocido las posibilidades que ofrece la actual tecnología digital.

En su haber hay que apuntar hallazgos como el descubrimiento del “desbordamiento panorámico de la imagen”, cuya aplicación práctica no ha llegado hasta nosotros o la adaptación a las proyecciones de la “diafonía”, una versión personalizada del sonido estereofónico.

El cineasta vivió toda su vida en una especie de exilio interior tras el final de la guerra civil española. Realizaba innovaciones continuas en los aparatos de imagen y sonido que utilizaban en la filmación cinematográfica pero sus descubrimientos apenas tenían repercusión pública. En los años 70 se sintió muy recompensado cuando descubrió en las teorías de Marshall McLuhan apoyo para los postulados que él mismo había defendido sobre el poder de los medios basados en la imagen. Muchas de sus investigaciones las desarrolló en los sótanos del Instituto de Cinematografía de Madrid.

Misiones pedagógicas

Val del Omar había formado parte de las Misiones Pedagógicas de la Segunda República en las que no sólo era el encargado de realizar proyecciones por los pueblos sino que grabó numerosas imágenes de aquella España republicana, imágenes que se ha conseguido recuperar de manera fragmentaria. En aquella etapa hizo también más de 9.000 fotos y fue una de las personas que participó en la evacuación de los fondos del Museo del Prado para hurtarlos de los bombardeos del ejército sublevado.

El gran tríptico de su obra está formado por las películas 'Aguaspejo granadino' (1953-1955); 'Fuego en Castilla. TactilVisión del páramo del espanto' (1958-1960)' y 'Acariño galaico (De barro)', un film que dejó inacabado y que fue completada tras su muerte, siguiendo sus notas, por el artista Javier Codesal.

Si la transparencia de las aguas y los paisajes de Granada son el hilo conductor de la primera película, la segunda fue rodada en la Semana Santa castellana y el Museo de Escultura de Valladolid y en su banda sonora lleva el repiqueteo de dedos y uñas del bailarín Vicente Escudero.

El aire iba a ser el eje del tercer documental rodado en Galicia pero, una vez sobre el terreno, el realizador decidió dejarse guiar por las formas que el barro alcanzaba en aquella tierra. Javier Codesal incorporó a esta cinta sonidos del golpe de estado de Tejero en el Congreso de los Diputados que el propio Val del Omar había grabado de la radio.

El laboratorio

No le gustaba el cine comercial pero se confesó impactado por el filme '2001, una odisea del espacio', de Stanley Kubrick y pasó sus últimos años, hasta que un accidente de coche le costó la vida, recluido en su laboratorio de imágenes al que llamaba PLAT (Picto Lumínica Audio Tactil). En el Meiac se han instalado los miles de cachivaches electrónicos sobre los que investigaba y que fueron de su propiedad. En medio de los cables y focos destacan una pandereta de gran tamaño, los bustos de dos maniquíes y una cabeza de un filósofo griego sobre un anaquel. Todo dominado por 'La Truca', la mesa donde realizaba sus trabajos y montajes.

También se ha reproducido la habitación donde dormía tras la muerte de su esposa, una estrecha celda del ancho de una pequeña cama donde solo había un teléfono y una radio pegados a la pared, algunas perchas y un cuadro semicircular de una madonna con niño.

Cristina Cámara es la comisaria de esta exposición que ha contado también con la participación de Piluca Baquero, familia del cineasta y coordinadora del archivo 'María José Val del Omar-Gonzalo Sáez de Buruaga', donde se conserva la obra de este pionero del cine español.