Aunque cada una se perdería en un extremo del país, Inés en un pueblecito con mar en el Mediterráneo y Adriana en la Ribeira Sacra, las dos tienen mucho en común. Dos mujeres al frente de dos grandes grupos empresariales españoles.
Inés es desde el año 2004 presidenta del grupo farmaceútico Juste, una empresa de capital familiar a punto de cumplir cien años. Además, es desde noviembre de 2018, vicepresidenta de la patronal CEOE.
Por su parte, Adriana es desde 2020 presidenta ejecutiva de la firma de moda Adolfo Domínguez. Ya, en 2016, fue nombrada consejera de la empresa, y en julio de 2017, el consejo delegó en ella todos los poderes ejecutivos primero como directora general y desde julio de 2019 como consejera delegada.
Hablamos con ellas, con Inés Juste y Adriana Domínguez, sobre la pandemia, el liderazgo femenino y el futuro. Con ganas de recuperar la normalidad y verse las caras, Inés Juste y Adriana Domínguez participarán el próximo 7 de octubre, en Badajoz, en el I Congreso Regional de Empresa Familiar.
- ¿Por qué estáis donde estáis en este momento?
Adriana Domínguez: Las familias empresarias tenemos una ética y una moralidad diferente. Unos valores que se transmiten de padres a hijos. La capacidad de riesgo, la resiliencia y el afrontar tu responsabilidad, bajo mi percepción abundan más en las empresas familiares que en la media de la sociedad.
Inés Juste: Soy miembro de la cuarta generación de una empresa familiar y sucedí a mi padre hace más de una década, bastante antes de lo previsto. Me tocó liderar un proceso de cambio, profundo a nivel de negocio y también de personas. Ahora estamos en desarrollo e implantación de la nueva estrategia, rodeados de un equipo sólido.
- ¿Cómo fue ese proceso de sucesión a nivel profesional y personal?
I.J.: La vida me enfrentó a la sucesión antes de lo previsto. A nivel profesional supuso un reto estratégico muy importante y absolutamente necesario, de cambio sustancial de modelo de negocio y renovación de equipo. A nivel personal, con un grandísimo aprendizaje en muchos sentidos.
A.D.: En una transición el timing es fundamental. Las sucesiones se producen en el momento en que una generación quiere soltar y otra quiere llegar. Es necesario que la generación mayor vea a los sucesores con la capacidad de asumir el reto, que la nueva generación tenga ganas de hacerlo y, sobre todo, que se les deje hacer. En mi caso, la llegada fue progresiva después de muchos años involucrada en el proyecto y de haber vivido experiencias fuera de la compañía.
- ¿Visteis claros los cambios que necesitaba el grupo?
I.J.: Los iba viendo sucesivamente…Me ayudó enormemente salir de mi empresa, rodearme de muchos empresarios, de diferentes sectores, y fiarme de mi intuición.
A.D.: Algunos sí, pero parte de asumir el puesto de presidenta ejecutiva es proyectar hacia el futuro y eso se aprende haciendo. Es un proceso creativo, en el que a mí me ha ayudado mucho el contar con un comité de pensamiento paralelo a la gestión.
- Y hablando de cambios, ¿qué pasó en marzo de 2020? ¿Cómo se afronta una pandemia y qué ha supuesto?
I.J.: Considero que reaccionamos a la pandemia de una manera excepcional y antes que muchas otras empresas. Sabíamos que lo que venía era algo importante, aunque desconocíamos las consecuencias. Lo primero, como siempre, fue poner en primer lugar a nuestros empleados, cuidando de su salud a nivel integral.
Afortunadamente, a nivel de negocio y al ser sector esencial, la crisis no nos afectó, pero supuso un reto grande adecuar todas las medidas de protección a la nueva realidad, tanto en términos de seguridad y salud como de negocio.
A.D.: Antes de la Covid, ya estábamos gestionando una situación complicada en la que habíamos llegado ya al break-even con dos ejercicios encadenando resultado operativo positivo. Llegó la pandemia, pero nuestro cambio ya estaba consolidado y sabíamos que era una situación que podíamos superar. En una empresa con 46 años en el mercado existen curvas. No es razonable pensar que a uno no le van a tocar.
I.J.: Los equipos sacaron lo mejor de sí mismos y demostraron un inmenso compromiso para con la empresa. Lo digo con orgullo, porque es en esas situaciones donde se ve el comportamiento de cada uno. Salió de ellos la idea de producir, de una manera altruista y para donar, gel hidroalcohólico, lo que supuso un gesto más de nuestra empresa en ayudar a la comunidad cuando más lo necesitaba. Todo el mundo en la empresa, empezando por el consejo de administración, se puso a trabajar en aras a superar la pandemia. Asimismo, nos aferramos más que nunca, a nuestros valores, que siempre nos acompañan.
Ni Inés ni Adriana soñaban de pequeñas con ser lo que son ahora. Mientras Adriana pensaba en ser payaso, Inés se imaginaba en una papelería, con librería, “con muchos bolígrafos, lápices y gomas de colores”.
A las dos les gusta disfrutar de sus familias, de sus hijos, de la lectura y el cine. Inés mantiene un lema en su vida, “El único mandato es el amor”, nos dice, y Adriana nos cita a Carl Gustav Jung “El privilegio de una vida es convertirte en quien realmente eres”.
- Habladme del liderazgo femenino, ¿qué puede suponer para el futuro de las empresas familiares?
I.J.: El papel de la mujer en la empresa familiar ha evolucionado muchísimo en los últimos años, sobre todo en las mujeres de mi generación, donde hemos hecho un cambio de rol muy fuerte, de lo familiar hacia lo ejecutivo. Profesionalmente, las mujeres tienen mucho que decir en la empresa familiar y, por mi experiencia, no tenemos que perder nuestra esencia de liderazgo femenino. Invito a que desarrollemos ese liderazgo y seamos auténticas. Lideremos a nuestros equipos en base a nuestras competencias.
A.D.: En nuestro caso ya existían muchas dinámicas de liderazgo femenino. Como empresa ya se apostaba por la conciliación con un horario intensivo y las mujeres formamos el 89% de la plantilla. Hemos puesto en marcha nuevas iniciativas para seguir apostando por ser una empresa más humana: flexibilizamos nuestro horario y la posibilidad de teletrabajar, nos enfocamos hacia resultados y ofrecemos coaching a directivos y responsables para transformar sus dinámicas de trabajo.
- ¿Es tan diferente al liderazgo masculino?
I.J.: Siempre se ha considerado que el liderazgo femenino es más comunitario, social, participativo y con la capacidad de ejercer una influencia positiva sobre los miembros del equipo, mientras que el de los hombres siempre ha sido el de líderes orientados a objetivos. Creo que nuestras competencias son diferentes a las de los hombres, pero absolutamente complementarias, por eso debe haber diversidad en las empresas y cada uno nutrirse de lo que le falta.
A.D.: Las nuevas formas de liderazgo tienen similitudes con lo que se entiende normalmente como liderazgo femenino. Personalmente apuesto por la comunicación, especialmente por la comunicación interna y la escucha activa a los equipos. Solo así es posible impulsar cambios culturales como el que necesitaba nuestra compañía.
- ¿Cuáles son esos obstáculos con los que se sigue encontrando la mujer para ejercer ese liderazgo empresarial?
A.D.: El primero es la oportunidad y quien la tenga que otorgar. Si lo hace alguien que quiere replicar exactamente lo que ya existe, es un problema. La diversidad, de género o de cualquier tipo, enriquece porque amplia la mirada para solucionar problemas y evita los puntos ciegos.
I.J.: Afortunadamente el número de mujeres en puestos de responsabilidad va aumentando, y ya supone una representación de un 31,2% de los consejos de administración de las empresas del IBEX-35 (informe “Las mujeres en los consejos de las empresas cotizadas”, elaborado por Atrevia y el IESE 2021). La presencia de la mujer al frente de las comisiones de los Consejos avanza de forma notable en algunos campos de gran trascendencia como auditoría y control, nombramientos y retribuciones, sostenibilidad y buen gobierno. En otros aspectos, sin embargo, la presencia femenina es menor. Se trata de los sectores encargados de cuestiones vinculadas con industria e innovación, tecnología y seguridad, donde aún existe una cultura de género en los puestos directivos.
Una realidad que tiene que ver con distintos factores culturales y con las propias oportunidades de desarrollo que las empresas ofrecieron en el pasado. Es importante resaltar que el talento no tiene género. Las compañías que no promuevan de manera activa entornos que permitan que el talento femenino se desarrolle, corren el riesgo de que las mujeres más cualificadas se vayan a otras compañías donde desarrollarse plenamente.
- Imagino que hablando de liderazgo femenino, no será la primera vez que coincidan Adriana Domínguez e Inés Juste, Inés ¿cómo definirías a Adriana?
I.J.: Adriana es una mujer valiente, con una curiosidad desbordante y con un anhelo constante de mejorar, tanto en su vida profesional como en la personal. Está posicionando su compañía en otra dimensión, sacando a relucir sus valores de sostenibilidad y de hacer las cosas bien hechas. Para mí es un ejemplo y una fuente de aprendizaje.
- Adriana, ¿cómo definirías a Inés?
A.D.: A Inés la encuentro una persona muy tenaz, trabajadora y con una gran sensación de la responsabilidad que supone estar al frente de una empresa que está a punto de cumplir 100 años. Lleva encima de sus hombros un gran legado.
- La celebración de eventos y congresos como este de la Empresa Familiar, el próximo 7 de octubre, es un ejercicio de demostración de “vuelta a la normalidad”, ¿hay ganas?
I.J.: Hay muchas ganas de retornar a la normalidad, que poco a poco y con mucha precaución volvemos a tener. La vacunación está funcionando y con ello esperamos que la recuperación se vaya agilizando. Es fundamental recuperar la actividad tanto económica como social.
A.D.: Sí, hay ganas, sobre todo en el sentido de lo público. En Adolfo Domínguez hemos decidido vivir la pandemia volviendo a trabajar desde que hemos podido. Abrimos la opción del teletrabajo, pero muchas personas no han querido. Una parte importante de la moda es presencial. Hemos decidido que la Covid no podía ser solo una circunstancia negativa, si no que tenía que tener sus oportunidades, como acelerar el proceso de transformación y digitalización. Aprovechamos el tiempo para formar a nuestros profesionales y sumarlos a los nuevos procesos.
- Últimamente, hemos aprendido a convivir con la incertidumbre, y hablando de futuro¿dónde os gustaría ver a Grupo Juste y Adolfo Domínguez en un futuro?
I.J.: Nos gustaría seguir desarrollando un proyecto empresarial sostenible, que aportara valor a la sociedad y a nuestros empleados y con un claro propósito de visión a largo plazo. Comprometidos con nuestros valores y nuestros estándares medioambientales, de gobernanza y sociales. Focalizados en nichos de mercado, donde prime la calidad por encima de todo y sigamos aportando innovación.
A.D.: Para nosotros, la ropa es una segunda piel. Me gustaría ver que nuestros clientes eligen a Adolfo Domínguez como escudo ante la vida para presentarse en público, personas que creen en el poder de la belleza, personas que creen en un modelo de consumo de menos, pero mejor.